Un importante
discurso de Francisco, que está estrechamente relacionado con la doctrina
social de la Iglesia.
Osservatorio Internazionale Cardinale Van Thuân
793 Boletín | 05/03/2017
[Traducción automática de Internet]
Francisco ha tenido ocasión, en los últimos días, para
hablar sobre el tema de la integración social, dirigida en su mensaje enviado
el 24 de abril al Dr. Margaret Archer, presidente de la Academia Pontificia de
las Ciencias Sociales.
A veces pensamos que debido a la presencia de los
cristianos en el mundo social y política en la cara de los grandes desafíos de
hoy, el Papa recuerda el tiempo con palabras realistas, no es más que un
aumento de la caridad. Esto es fundamental, y de hecho la doctrina social de la
Iglesia es una expresión de la caridad y el amor de la Iglesia cristiana al
mundo con el ejemplo de Jesucristo.
- La Doctrina Social de la Iglesia, sin
embargo, es también un "conocimiento" en la tradición de
la Iglesia, sabe que expresa valoración y orientación y requiere la
mediación de conocimientos científicos y operativos para llegar a la realidad
de los problemas y soluciones.
Francisco, en su mensaje al Dr. Archer, se basa
en el conocimiento de la doctrina social de la Iglesia, la recuperación en
muchos aspectos y actualizar en otros. Es por tanto un conjunto autorizado de
reflexiones y orientaciones adecuadas a nuestro tiempo. referencias explícitas
notables que están implícitos encíclica Caritas in veritate de Benedict XVI.
Un primer punto tocado por Francisco es el de la
justicia, que no duda en llamar "virtud" ( "de las personas y
las instituciones", como escribe), cuando de hecho a menudo se asigna a
los mecanismos impersonales. La justicia es una virtud, es una manera de actuar
habitualmente según el puro. Llamándola "virtud", el Papa lleva en su
cama legítima, es decir, la moral, donde se encuentra su finalización a la
(común).
En referencia implícita a los conceptos expresados en
la Caritas in veritate, así como en el que citó GS, que la justicia no debe ser
colocado al final del proceso económico en la forma de distribución, pero tiene
que invertir en su totalidad y desde el principio, el Papa Francis dibuja una
diferencia poco común entre la solidaridad y la fraternidad cuyos antecedentes
están contenidos en la Caritas in veritate.
El código de
"solidaridad" es probable que oponerse al código de
"eficiencia", mientras que sólo el código de hermandad es capaz de
superar a los dos en algo realmente nuevo y beneficioso para la cohesión
social. Muy bonito las siguientes palabras del Papa: "La solidaridad es el
principio de la planificación social que permite la desigualdad se hacen
iguales, la fraternidad es la que permite que la misma sea diferentes personas."
La solidaridad, en otras palabras, tiene el propósito de hacer efectiva la
igualdad de todos los hombres en su dignidad; fraternidad, en cambio, parte de
esta su igualdad para abrirlos a dar de acuerdo a la diversidad de su vocación.
La primera va desde la diversidad igualdad, la segunda igualdad a la
diversidad, donde, por supuesto, la palabra diversidad tiene dos significados
diferentes. Como queriendo decir que la solidaridad una vez ejercido y aplicado
aún queda mucho por hacer tratando de vivir en fraternidad, que era, sin
embargo, ya que el motor oculto de la misma solidaridad. Este nuevo enfoque no
es incompatible con las enseñanzas de Juan Pablo II que se llamaba a la
solidaridad como la "voluntad de sentirse responsable de todo",
explícita y clara, sin embargo, que esta responsabilidad incluye no sólo
conseguir una sociedad más igualitaria, pero también más diferente, en el
sentido de una sociedad en la que todo el mundo - a ser entendida como una
persona y como sociedad natural y grupo social - puede ser él mismo en
respuesta a su vocación.
Este concepto de libertad como respuesta a la llamada
introduce Francisco en el segundo del Mensaje al Dr. Archer. Hay un concepto de
libertad que se entiende no como una respuesta a una vocación (es decir, como
la libertad "para"), sino como una libertad negativa (o libertad
"de"), es decir, sin impedimentos y límites, o libertad como positivo
(o la libertad " de ") pretende ser libre elección pura en su
absoluta discreción. Una forma degenerativa de la libertad desnuda de las
vocaciones es, según Francisco, el liberalismo individualista moderna, que no
estará obligado por ninguna fianza. Después de todo, aquí, como lo señaló el
Papa, que se confunde entre la "unión" y "unión".
La
limitación extrínseca es la limitación de la libertad, la unión es en cambio la
posibilidad concreta de su realización, dado que determina precisamente la
vocación, por lo que la verdadera libertad, la libertad "para". Se
encuentran en los de Francisco observaciones ecos de toda la visión cristiana
tradicional, filosófica y teológica, de la libertad, por lo que no es una
libertad vacía, y por lo tanto la esclavitud a "sí mismos y sus propios
deseos", pero la verdadera libertad, realizados hasta del bien y la
verdad. La vocación, de hecho, no es el resultado de
"auto-causalidad", como Francisco con una expresión inusual, pero es
un proyecto sobre nosotros que no hemos hecho nosotros mismos. Es por ello que
la libertad requiere bonos, y por lo tanto requiere la justicia y el bien
común, de la que se dejó el mensaje.
De manera concreta estos aspectos son visibles en el
lugar de trabajo. Se escribe Francisco, no sólo es un derecho, pero sobre todo
"una capacidad y una irreprimible necesidad de la persona." En otras
palabras, una vocación. Los derechos pueden ser suspendidos, escribe el Papa,
pero las necesidades inherentes con ser hombre no. Y es a partir de ahí, de la
naturaleza humana que fluye a su vocación, también que para trabajar. Visto de
esta manera, la obra tiene una dimensión moral primaria que debe ser
configurado su búsqueda de justicia.
La Asamblea Plenaria de la Academia se titula
"Hacia una sociedad inclusiva: nuevas vías para la integración social y
cultural." Las expresiones adoperate en el título podría dar la impresión
de una consideración predominantemente horizontal y sociológico del problema.
El Papa, en su mensaje, pone de manifiesto que la participación sin vocación no
produce una verdadera integración, pero la yuxtaposición o la suma aritmética
de los individuos aislados y libertarios. La integración requiere la
participación en la justicia, bien común y, sobre todo, hermandad, todas las
cosas que los hombres no se dan a sí mismos. Aunque el mensaje nunca se escribe
la palabra de Jesucristo, o Dios, la referencia trascendente es obvia.
Arzobispo Giampaolo Crepaldi
Obispo de Trieste y Presidente del cardenal Van Thuan