Periodista Digital, 28.04.17
Si quieres la paz, lucha por la justicia. (Pablo VI)
Esta cita de Pablo VI condensa la lección histórica
peor aplicada por el ser humano. Su incapacidad de prevenir el conflicto por su
indiferencia ante la injusticia. Condenado por ello a pastar con las
ideologías.
La búsqueda de la Paz a través de la Justicia es una
exigencia de nuestra Fe. Dios no es indiferente a la realidad de los seres
humanos, se compromete con ella a través nuestro. Somos encarnación social de
Cristo a través de su Espíritu Santo
.
La Doctrina social de la Iglesia es el tesoro más
olvidado y menospreciado en nuestra Iglesia. Salvando las honrosas excepciones
de Juan Manuel de Prada, que me la descubrió, y de selectos especialistas en
esta materia que tienen por desgracia un limitado eco mediático, también en los
medios de comunicación de la Iglesia; en este país, en esta Iglesia, ignoramos
supinamente que existe una ciencia, un método de análisis, y una forma de
enjuiciamiento de la realidad que son cristianos: la Doctrina social de la
Iglesia.
Los cristianos poseemos un extraordinario medio para
posicionarnos con actos y juicios ante la realidad y por ello ante cualquiera
con criterios convincentes.
No nos sometemos a la simpleza de concebir el mundo
desde las ideologías. Somos analistas evangélicos de la realidad. Observadores
sociales del cumplimiento de las exigencias naturales e inalienables del ser
humano: el respeto debido a su naturaleza y a su dignidad.
Estoy realizando un Curso de Doctrina social de la
Iglesia organizado por la Vicaria III de Madrid en la Parroquia de Nuestra
Señora de Moratalaz. Y me entusiasma.
La DSI no me atraía sencillamente porque encontraba
sus contenidos demasiado ambiguos y faltos de concreción para dar solución real
a los problemas del Hombre. Hasta que me he ido dando cuenta que más que un
contenido, proporciona una forma de contemplar la realidad desde la que el
cristiano construye su pensamiento social y concreta con original actitud su
compromiso, que es su servicio integral a la humanización de la realidad.
La DSI proporciona sólidos argumentos con los que
posicionarse convincentemente ante quienes no experimentan a Dios, y frente a
quienes buscan la imposición de sus intereses y posiciones pisoteando a los
demás y causando injusticias, originando con ello la división y el conflicto
entre los hombres.
La DSI nos proporciona una bella, coherente e
inacabada armadura para luchar por el Reino de Dios en esta tierra. La Doctrina
Social de la Iglesia es una catequesis socio-política, un método de análisis
cristiano de la realidad, y una valiosa guía para fundamentar nuestras
posiciones públicas conformes con el Evangelio.
Estoy aprendiendo muchas cosas. Estoy descubriendo
muchas posibilidades y también muchas carencias en los mensajes sociales que lanzamos
al mundo los cristianos.
Es fácil que los cristianos caigamos en la tentación
de recurrir a las ideologías para analizar y responder a la realidad. Es un
tremendo error. Por ello ha habido cristianos que se han tirado al monte por un
lado y por el otro, que confundieron el compromiso radical con el extremismo
irracional. La causa social de la Iglesia es la de los pobres, la de los que
nada pintan, la de los desconsolados y desgraciados. A ellos somos enviados
para su protección y defensa, pero también a ellos somos enviados para nuestra
conversión.
Es fácil llegar a ser arrollados por un ausente
ambiente de discernimiento que nos hace presas de nuestras emociones, y por
tanto también de nuestros prejuicios.
La DSI nos ayuda a pensar y actuar en cristiano con
relación a nuestro mundo. No nos hace ni marxistas ni conservadores, nos hace
algo extraordinariamente revolucionario para nuestro tiempo, nos hace
servidores comprometidos con la causa del Hombre, profetas del Humanismo
integral, que es por humano, también cristiano.
Jesucristo es sacrificado por los hombres por la causa
noble del Hombre. Que éste viva en Paz porque viva en Justicia reconciliado con
su naturaleza, su realidad y su trascendencia.
Con
la DSI estoy entendiendo que mi lugar en el mundo al que pertenezco, éste y no
el de más allá, es un servicio a su humanización en el nombre de Jesucristo.
La
jerarquía católica no explota ni extiende su conocimiento. Será juzgada por
ello. Es imperdonable la falta de protagonismo de la DSI en sus medios de
comunicación. Será responsable de
cerrar una puerta y una opción constructiva a los hombres de hoy por su falta
de audacia, complejos y cobardía, pues los abandona al pasto de las ideologías.
Reivindico a través de la DSI la condición militante
de los cristianos para el Reinado social de Jesucristo.
Para lo cual, nosotros, tanto como esos valientes
cristianos de los siglos XIX y XX comprometidos con los problemas sociales de
su época en situaciones no muy distintas, arriesgaron su posición, prestigio, y
demás haberes, que estimaron en poco ante la bella causa de la protección y
compromiso con los bienaventurados de Cristo. La verdadera causa impulsora de
la Historia y motor del desarrollo de los seres humanos.
La Doctrina social de la Iglesia es el idioma político
y eclesial de los rebeldes a una clandestinidad secular impuesta por otros, y
aceptada por no pocos de nosotros.
La
Doctrina social de la Iglesia es la rica doctrina de la pobre presencia de los
católicos en la vida pública.