Comunicado de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia
Episcopal Argentina con motivo del Día del Niño por Nacer
(25 de marzo de 2017) Aica
El 25 de marzo celebramos la Solemnidad de la
Anunciación del Señor. Nos unimos en esta celebración al Día del niño por
nacer, recordando la alegría del anuncio de que Dios se ha hecho hombre por
medio de una mujer que no tuvo miedo y que, con su fe y confianza, dijo “sí”.
María, la mujer libre que aceptó y valoró la vida, y
que con su sí cambió la historia de la humanidad poniendo la base de un nuevo
humanismo. “Las culturas cambian, pero los fundamentos esenciales de las
personas permanecen. La Ley de Dios y el sentido común nos han enseñado que la
vida es un gran bien que debemos preservar desde el momento que comienza” (CEA,
“Una cuestión de vida o muerte”, 23 de agosto de 2006)
Conocemos y acompañamos a las mujeres, a los padres y
a las familias que viven situaciones injustas, dolorosas y a veces dramáticas,
justo cuando está por llegar una nueva vida. Pero no sucumben a las presiones e
indicaciones de muerte que reciben de su alrededor, incluso de algunas
instancias de la sociedad civil. La solidaridad y la esperanza de la comunidad
cristiana se hacen presente por medio de personas e instituciones que, en
nombre de Dios, anuncian el gozo del Evangelio. El Papa Francisco nos recuerda
que: “La alegría cristiana no es una alegría que se construye al margen de la
realidad, ignorándola o haciendo como si no existiese. La alegría cristiana
nace de una llamada –la misma que tuvo san José– a tomar y cuidar la vida, que
nos interpela a custodiar la vida y ayudarla a nacer y crecer” (Francisco:
Carta a los obispos en la Fiesta de los Santos Inocentes, 2016).
En este día, queremos recordar lo que ya dijéramos
hace unos años: “No hay una vida que valga más y otras menos: la del niño y el
adulto, varón o mujer, trabajador o empresario, rico o pobre. Toda vida debe
ser cuidada y ayudada en su desarrollo desde la concepción hasta la muerte
natural, en todas sus etapas y dimensiones” (CEA, 107 Asamblea Plenaria. 8 de
mayo de 2014).
Debemos educar para aceptar y acoger toda vida humana sin
discriminación, especialmente las más vulnerables y excluidas.
Qué María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos ilumine
para festejar el don de la vida y nos ayude a desarrollar un mundo más pacífico
y justo, donde los niños puedan disfrutar de una vida plena y puedan construir
una Patria de hermanos, la Civilización del Amor.
Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal
Argentina
25 de marzo de 2017