Graciela Guadalupe
La Nación, 06 DE NOVIEMBRE DE 2016
"En lugar de limitar la lista de medicamentos gratuitos para lxs jubiladxs, deberíamos hacer TODOS gratuitos para ellxs."
(Tuit de María José Lubertino.)
Una directora de carrera de posgrado envió un mail a sus alumnos encabezándolo con un: "Apreciad@s tod@s". La encargada de una maestría se dirigió a los postulantes escribiéndoles: "Estimadxs. Lxs invitamos a que vean la información". "Distinguid@s coleg@s", escribió un juez. Y una maestra de jardín de infantes arrancó con un "Mamis y papis, tutores y tutoras, encargados y encargadas" para terminar con un escuetísimo: "La reunión es a las 17".
Dicen que es para no discriminar por género que quitan el género. Lo usan muchísimo los políticos a modo de latiguillo. Recordemos a Cristina con el "todos y todas" o a Maduro, con su "soldados y soldadas".
Sobre el tema, la Real Academia Española ha sido clara: no hay ningún motivo para usar estos desdoblamientos "artificiosos", que van "en contra del principio de la economía del lenguaje" y que se fundan decididamente en razones extralingüísticas. Por ejemplo, un político llamando la atención del auditorio, o cualquier persona que quiera dejar constancia de que, en el mundo, no hay nadie más inclusiva que ella.
"Los hispanoparlantes no necesitan modificar el uso de su idioma para huir del sexismo", sostuvo la RAE, casi al borde de un ataque de nervios de sus miembros, a los que también podríamos llamar "miembras", sin que se entere la academia.
Además, ¿por qué la arroba o la "x" y no una vocal como la "u"?
Imaginemos el comienzo de la lectura de un discurso presidencial ante el Congreso: "Señorus ministrus, magistradus, diplomáticus, legisladorus, compañerus y correligionarius". Y tod@s ntent@s con la bravura del latinismo cocoliche.
No faltará quien prefiera, como el hijo político de Hugo Chávez, extender el "soldados y soldadas" a choferes y choferas, dentistas y dentistos y pobres y pobras. Hay que decir que aún esos lexicólogos frustrados se verían en serios problemas a la hora de congraciarse con su platea llamándola por apodos, ya que muchos femeninos significan cosas bien distintas. Por ejemplo "Panchos y Panchas (una especie de zapatos), Pepes y Pepas (unas galletitas) o, peor aún "Cachos y Cachas..."
Y va otro ejercicio. De yapa para el lectur curiosu. Un kirchnerista dice: "Nosotr@s somos ajen@s a la corrupción (supongamos que sea cierto). Y un macrista jura: "En el equipo económico, somos todxs para un@ y un@ para todxs". Ponele.