Aica, 30 Nov 2016
El cardenal Willem Jacobus Eijk, arzobispo de Utrecht, Holanda, afirmó que “parecería que es necesaria” una carta encíclica u otro documento magisterial para frenar el avance de la ideología de género entre los creyentes. La reiterada condena de los pontífices a la teoría no fue suficiente para contrarrestar su marcada promoción en los países occidentales que condujo a la confusión de los fieles, explicó.
Lo dijo en una declaración a Catholic News Service momentos antes de su exposición en el monasterio de Blackfriars en Oxford, Inglaterra.
“Tal vez un documento exclusivamente sobre este problema podría ser una necesidad urgente”, afirmó. La ideología de género “se está extendiendo más y más en todas partes del mundo occidental y tenemos que advertir a la gente”. El purpurado alertó que incluso los padres de familia católicos pueden llegar a ceder en este tema, debido a que “no escuchan otra cosa”.
Citando textos de los últimos Papas en rechazo de esta teoría que sostiene que las diferencias entre los sexos son producto de condicionamientos culturales en lugar de corresponder con la identidad biológica, el Cardenal holandés afirmó que no existe duda sobre la doctrina de la Iglesia al respecto, pero sí el peligro de que las sociedades impongan una vivencia contraria.
“Desde el punto de vista de la teología moral, está claro: usted no puede cambiar su sexo”, recordó. Pero también alertó que, “como la eutanasia y el suicidio asistido”, la precaución inicial de los creyentes fue sustituida con la apariencia de normalidad por la práctica de los procedimientos.
El Cardenal Eijk, al tiempo que recomendó actuar para frenar las tendencias favorables a la ideología de género, advirtió que esta posición acarreará consecuencias: “Estamos viviendo en una sociedad bastante intolerante. Las personas hablan de la tolerancia y dicen que el individuo es libre de pensar lo que quiera, pero en la práctica la gente tiene que aceptar una cierta visión del hombre, la visión dualista del hombre y del cuerpo como algo que puede ser moldeado”.
Sobre el futuro de la Iglesia en medio de corrientes contrarias, el purpurado anticipó que quienes permanezcan fieles constituirán “una Iglesia pequeña, una pequeña fracción de la población al menos en Holanda, pero los cristianos que queden tendrán una vida de oración, una relación personal con Cristo y serán claros sobre la fe y dispuestos a dar testimonio de ella”, relató. “Será una Iglesia diminuta, pero una Iglesia convencida, y tendrá que sufrir”.+