Por Carlos Alvarez
Cozzi
Contra todos los pronósticos, contra el deseo de los
supuestos “progresistas” y personas “políticamente correctas”, contra el deseo
del feminismo radical de género, el mundo se despertó este martes 9 de
noviembre más que con el triunfo electoral del magnate estadounidense Donald
Trump, en realidad para los provida, con la derrota de la esposa de Clinton.
Una victoria
resonante que le corresponderá a los politólogos y sociólogos explicar pero que
no es el fin de esta nota.
Me quiero referir,
aún con el calor del resultado, desde la óptica provida, a lo que significa la
derrota del Partido Demócrata y de su candidata.
Y significa nada
menos que si Trump cumple con su promesa electoral, deberá aliminar los infames
abortorios de Estados Unidos. Deberá revisar la legislación que atenta contra
los derechos del estatuto jurídico del embrión humano. Deberá prohibir a la
multinacional de la muerte con sede en su país, Planned Parenthood, traficante
de tejidos de bebés desaparecidos forzadamente-abortados, cómplice en la
violación de mujeres, sí mujeres, las mismas que Clinton decía representar.
Y esto no es poca
cosa, porque el derecho a la vida es el primero de los derechos, en cualquier
democracia y Estado de Derecho. Porque el derecho interno no puede primar sobre
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos que protege el estatuto
jurídico del embrión humano y le reconoce el derecho a nacer.
Así que, con
indisimulable satisfacción saludamos a la democracia de Estados Unidos y sobre
todo a los esforzados provida, la mayoría de ellos de la minoría de Estados
Unidos: mujeres, negros y latinos. No hay progresismo más grande que defender
la vida naciente!!!
Salud América y el
deseo que Trump cumpla con sus promesas, ya que de lo contrario sería no igual,
sino peor que los políticos que con razón, critica. La causa de la vida no
admite más demoras!