Ahora un gobierno pretende
decidir quien puede tener un hijo y quien no.
Por
Carlos Alvarez Cozzi
Los
temas de bioderecho son protagonistas un día y otro también de las noticias
internacionales. Pero desgraciadamente poco lo advertimos. Sólo los que tenemos
formada una conciencia bioética y biojurídica. Y si no miren esta noticia. La
agencia Zenit informa en noviembre de 2016 que “El ayuntamiento de
Rotterdam, (Holanda), ha propuesto implementar
una ley por la cual, las madres que sean diagnosticadas clínicamente
“incompetentes” para criar hijos, deberán
emplear un método para evitar la concepción, como el uso de un DIU o someterse
a un tratamiento de píldoras anticonceptivas. El responsable de
bienestar de la juventud, Hugo de Jonge, ha hecho un llamamiento para que
los jueces tengan la potestad de expedir órdenes judiciales para obligar a las
madres que por problemas de adicción o psicológicos hayan demostrado
incapacidad para la crianza, a utilizar un método de anticoncepción. De Jonge
ha defendido que esta medida tiene por objetivo “proteger a los niños que
nacerían en familias en las que a todos se les revuelve el estómago al pensar
que van a tener un hijo”. “No nacer es otra forma de protección infantil”,
ha concluido.
El
programa del Ayuntamiento, continúa la Agencia,
ha sido asignado a 400 mujeres y para llevarlo a cabo, precisarán de
entre 10 y 20 órdenes judiciales de contracepción al día. Por el momento, el
Consejo Holandés ha puesto en marcha un programa de anticoncepción
voluntaria destinado a 160 mujeres en situación de riesgo para
afrontar la maternidad. La mayoría de los partidos políticos han
rechazado esta medida, entre ellos los democristianos y el actual partido
gobernante de los Países Bajos, VVD. “El gobierno no puede decidir quién puede
o no puede tener un hijo. La puerta a este tipo de medidas debería estar
cerrada”, ha declarado la formación de centroderecha.
Esta increible medida atenta
gravemente contra la libertad de las personas, e incluso presenta dificultades
técnicas objetivas en cuanto a la necesidad de determinar qué mujeres o no son
incompetentes para tener hijos y qué procedimiento se arbitran para ello.
El tema recurrente: el Estado
pretende decidir quien es apto y quien no para tal o cual actividad. Ahora nada
menos, para tener o no tener un hijo, lo cual es una violación de los derechos
humanos de las personas, una intromisión en su vida privada y han habido casos
de errores paradigmáticos como el famoso de cuando a la madre de Krol Wojtyla,
luego Juan Pablo II, el médico le había advertido serios problemas que tendría
el niño para sobrevivir o el también conocido del barítono italiano Andra
Boccelli.
El Estado tiene una función
subsidiaria, no principal en estos temas, lo que parece olvidar con frecuencia,
como si la población necesitara permanentemente de la decisión de un burócrata
de turno para hacer o no tal o cual cosa.
Porque con esta peregrina
tesis de los holandeses, mañana alguien podría prohibir a una mujer tener un
hijo ya no porque es enferma o supuestamente “no apta” sino simplemente porque
es negra, de alguna etnia determinada, india, o simplemente pobre. El fantasma
de la eugenesia nazi aún está presente en Europa y en el mundo.
Entonces, nos preguntamos,
hasta donde se quiere llegar? La negativa del derecho humano y natural que esto
supone hay que denunciarla en alta voz. No se debería dejar pasar por alto y en
tanto los derechos humanos y el Derecho Internacional de los mismos,
trascienden los asuntos internos de un Estado, esta situación debería ser
considerada por el Consejo de Europa y hasta por el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos de Estrasburgo. Al fin de cuenta, para ello ha sido creado.