una opción terapéutica en
discusión
Fabiola Czubaj
La Nación, 24
DE NOVIEMBRE DE 2016
Los seis mililitros de aceite de cannabis que Augusto
toma por día espaciaron las crisis epilépticas que sufría seguido. Hasta hace
cuatro meses, ninguna terapia en el país lo había logrado. Tiene 31 años y vive
con epilepsia desde los 10. Poco después de los 20, esa alteración de la
actividad eléctrica de las neuronas se volvió resistente a los anticonvulsivantes.
Las crisis empezaron una detrás de otra. Cuando eso
ocurre, se pueden sufrir más de 100 convulsiones por día. Desde que su médico
le indicó el denominado aceite de Charlotte, sin suspender el tratamiento
convencional, las crisis se retrasaron entre uno y dos meses.
En lo que va del año, la Administración Nacional de
Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat) autorizó 280 solicitudes de
pacientes para ingresar en el país el aceite de cannabis. Utilizan una vía de
excepción, el uso compasivo, para acceder a terapias que por algún motivo no
están disponibles localmente. Ayer, Diputados le dio media sanción al proyecto
de ley que autoriza su uso medicinal (ver aparte).
Augusto es uno de los pacientes que recurren al uso
compasivo para comprar en el exterior el aceite que se produce con cannabidiol
(CBD), el componente activo de la planta de marihuana que sería efectivo para
controlar las crisis epilépticas. Uno de los reclamos de los padres de
pacientes que siguieron de cerca el trabajo legislativo en comisiones era el
costo. Cada botella de 100 ml cuesta unos 250 dólares.
Con una dosis diaria como la que usa Augusto, por
ejemplo, se necesitan dos frascos por mes. "Es muy bueno, pero no es
mágico", dijo su madre, Leonor. Ella insistió en la necesidad de que el
Estado "controle que se use la planta adecuada, que está modificada para
tener un alto contenido de CBD y bajo contenido de tetrahidrocannabidiol (THC),
que es la que provoca distorsión temporoespacial. No puede ser artesanal".
La Anmat elaboró a mitad de año un "informe
ultrarrápido" de los usos terapéuticos de la marihuana. Revisó los
estudios científicos publicados sobre el dolor, la epilepsia, la epilepsia
resistente al tratamiento, la espasticidad en la esclerosis múltiple, las
náuseas y los vómitos por la quimioterapia, la estimulación del apetito en
pacientes con VIH y cáncer y el síndrome de Tourette. Se expidió sobre la
eficacia y la seguridad de los cannabinoides. "Muchos de los estudios
incluidos son de baja calidad, período de observación corto y escaso número de
pacientes", aclaró.
Para el control del dolor, los beneficios son
"leves a moderados" respecto del placebo, mientras que en la
espasticidad resistente a los tratamientos disponibles "podría tener un
rol importante". Para el control de los tics en las personas con Tourette,
aún no hay conclusiones. Pero los cannabinoides son cuatro veces más efectivos
que el placebo contra las náuseas y los vómitos por la quimioterapia. En la
estimulación del apetito, "el acetato de megestrol" es "superior".
Su uso en la epilepsia refractaria reduce un 50% o más la frecuencia de las
convulsiones.
"No están indicados como una terapia de primera
línea ni imprescindible en estos casos, sino cuando otros tratamientos no dan
resultado y en casos particulares -señaló Gustavo De Simone, director de la
Asociación Civil Pallium Latinoamérica y coordinador del Programa de Cuidados
Paliativos porteño-. Siempre es bueno contar con un arsenal de posibilidades.
Se apunta a mejorar la sensación de bienestar y la calidad de vida."
El epileptólogo Gabriel Martino, vicepresidente de la
Sociedad Argentina de Neurología Infantil, aclaró que el 10% del total de las
epilepsias son resistentes a la medicación anticonvulsiva. "La ley
propuesta es un paso adelante, al registrar a los pacientes, permitir un
seguimiento médico y una prescripción controlada por el Ministerio de Salud y
el acceso gratuito a la población afectada", dijo. Aclaró que el CBD
demostró efectividad, al reducir las crisis, en pacientes con síndrome de Dravet,
una forma de epilepsia con una evolución "habitualmente muy
agresiva". En otras formas, según indicó, la efectividad está aún en
estudio.
El director del Instituto de Neurología Buenos Aires,
Alejandro Andersson, les indica el aceite a pacientes con epilepsia
refractaria. "No es mágico ni la panacea -dijo-. Los pacientes en
tratamiento mejoraron, pero no controlaron un 100% sus crisis. Tampoco les pude
sacar los otros anticonvulsivantes. Es una opción más para el tratamiento. Lo
importante es que los productos que puedan usar cuenten con estudios que los
respalden."