DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

UN FALLO QUE TERMINA SIENDO CONFUSO Y AMBIGUO


P. Rubén Revello


*Director del Instituto de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica Argentina.

Clarín, 8-7-15


El fallo de la Corte resulta de la aplicación de una ley contrahecha, donde se pretende quedar bien con todos y termina siendo un laberinto de difícil salida, alambicado, confuso y ambiguo. Esto resulta grave cuando lo que está en juego es la vida misma de las personas.
Como Icaro descubrió, del laberinto se sale solo por las alturas y esto es lo que debemos discutir si queremos salir del laberinto en el que nos metieron. Definamos qué entendemos por persona. Si “persona”, como algunos proponen, es aquel que puede ejercer la razón, estemos atentos, porque el paraguas de los derechos humanos se achica y deja sin protección legal a muchísimos que hoy consideramos pares... Aun nosotros podríamos quedar excluidos. Por otro lado: ¿quién decide si seguimos siendo personas o no? ¿Un juez, un médico, un sacerdote, una asamblea popular? ¿Quién concede el poder de la vida y de la muerte a otro hombre? No es la primera vez que la medicina o el derecho equivocan sus sentencias.

Entiendo los pesares de tener un familiar en estado terminal --pasé por esa situación--, pero no dejemos que la emoción opaque la objetividad que debemos conservar los seres humanos. Y si alguien no puede ejercer la razón, no sea éste un motivo para descartarlo. Al contrario, cubramos su fragilidad con mayor garantía del derecho fundamental que es el de la existencia.

Si, por el contrario, toda vida humana es digna por sí misma y, por lo tanto, es persona desde su concepción hasta su muerte natural (no intervenida ni provocada), todos estamos protegidos en nuestros derechos fundamentalísimos. Prefiero la manta más amplia que la más corta. Prefiero amparar de más y no desproteger.