Por Carlos Alvarez Cozzi (·)
No por reiterado deja de preocupar. La
OMS vuelve a arremeter contra los institutos del Derecho de Familia tales como
la patria potestad que los padres tienen sobre sus hijos menores o la tutela
que los tutores tienen sobre sus pupilos.
Institutos existentes en todo el
Derecho Comparado y cuya finalidad es proteger a los incapaces, procurar su
formación física y espiritual y convertirlos en ciudadanos cuando éstos cumplen
la mayoría de edad o dejan de estar incapacitados cuando siendo mayores de edad
superan alguna causal de incapacidad que los colocó dentro de la tutela por
ausencia de padres que lo representaran.
Así puede apreciarse en el siguiente
link (http://www.who.int/reproductivehealth/publications/sexual_health/sexuality-related-communication/en/),
del que se desprende claramente que se pretenden desconocer los derechos de los
padres y tutores como responsables también de la formación afectiva de sus
hijos o pupilos.
C-Fam, informó recientemente que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una directriz que plantea
que los adolescentes deberían obtener
información sexual de personas que no son profesionales sin el
consentimiento de los padres ni las protecciones de una estructura típica
de asesoramiento. La directriz aparece cuando los ministros de Salud de
todo el mundo se reúnen en Ginebra esta semana para tomar decisiones sobre
políticas de salud mundial para el año entrante.
El documento orientativo de la OMS,
relata C-Fam, pide el «uso oportunista de las capacidades de asesoramiento» de
proveedores de asistencia sanitaria de todos los niveles, incluso aquellos que no son asesores profesionales. Estas «breves
comunicaciones relacionadas con la sexualidad» (o BSC, por sus siglas en
inglés) tendrían lugar al inicio de la labor del trabajador de la salud, sin
haber establecido una relación formal de asesoramiento basada en la confianza
con el paciente, y sin que se espere un seguimiento posterior.
Para ello, la OMS se fía de
trabajadores sanitarios que tienen relación mínima con los adolescentes como
mejores jueces de lo que más les beneficia que sus propios padres.
La directriz de la OMS, continúa
informando C-Fam, hace dos recomendaciones: que las BSC deberían facilitarse
tanto a adultos como a adolescentes y que los proveedores de asistencia
sanitaria de todos los niveles deberían ser capacitados para ofrecerlas. La OMS
categoriza estas recomendaciones como «fuertes», pese a evidencia de calidad
que respalda que ambas son menores.
A lo largo de la directriz, la OMS se
encarga de referirse al beneficiario de estas comunicaciones como «cliente», en
vez de «paciente», para evitar dar la impresión de una «jerarquía en la cual el
proveedor de asistencia sanitaria sabe más», pero no queda claro si o cómo se
supone que transmitan esto a la persona que busca atención, quien, no obstante,
puede sentirse intimidada. Lo que
preocupa en particular es que la metodología BSC se propone para el uso con
adolescentes (a quienes la OMS define como personas de entre diez y diecinueve
años de edad) en circunstancias confidenciales y sin el consentimiento de los
padres.
La OMS se refiere al enfoque BSC como
intervención «necesaria» para los adolescentes, aunque «no debería elegirse en
vez de otras intervenciones efectivas como la educación sexual integral en las
escuelas».
Aunque la OMS ocupa un lugar de gran
influencia en cuestiones de salud pública y ha hecho grandes avances en la
reducción e incluso erradicación de algunas de las enfermedades más peligrosas
del mundo, su permanente presión en asuntos de moralidad sexual amenaza con
deteriorar su reputación y confianza en el seno de gobiernos más conservadores.
En particular, su directriz técnica y política de 2012 sobre el aborto instó a
que la calidad de atención médica fuera disminuida para maximizar la
disponibilidad del aborto.
Como en sesiones previas, la Asamblea
Mundial de la Salud de 2015 (órgano de gobierno de la OMS) sigue debatiendo
sobre estándares y prácticas sanitarios que son polémicos en muchos países,
algunos de los cuales fueron rechazados explícitamente por gobiernos del mundo.
La «educación sexual integral» es un término que se debate en particular de
forma vehemente, y el hecho de que algunos estados miembros lo hayan objetado
fue uno de los principales motivos por los cuales en la reciente sesión de la
Comisión de Población y Desarrollo se pudo llegar a un resultado acordado.
Entretanto, concluye el informe de
C-Fam, la Secretaría General de la OMS, sistema de apoyo burocrático de ese
órgano de gobierno, ha publicado múltiples recomendaciones, incluso una sobre
salud adolescente que tiene como uno de sus cinco principios rectores la idea
de que los jóvenes de tan solo diez años deberían tener un «debut sexual
seguro, cuando estén listos y lo deseen».
Los
organismos internacionales ni los nacionales pueden violar el derecho de los
padres y tutores a ser quienes impartan o determinen quien dará la educación en
la afectividad a sus hijos y pupilos respectivamente. Los Estados tienen
siempre un papel subsidiario en dichos temas. Así claramente lo establece la
Constitución de la República de Uruguay en sus arts. 40 y siguientes, así como
en los códigos Civil y en el de la Niñez y Adolescencia. Debe denunciarse esto
en forma clara porque la violación de los institutos de protección de menores,
creados en beneficio de los mismos, no pueden ser avasallados por los mismos
Estados que sus Derechos prevén dichos institutos ni tampoco por los organismos
internacionales creados y sostenidos por la comunidad internacional de Estados.
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(·)
Jusprivatista nacional e internacional experto en Bioderecho