VIOLA EL CONSTITUCIONAL DERECHO A LA LIBERTAD RELIGIOSA
DE QUE GOZAN LOS CULTOS PARA ACTUAR CONFORME A SUS CREENCIAS.
Por Carlos
Álvarez Cozzi
Se veía venir
desde hace tiempo. Que los Estados legalicen las uniones homosexuales incluso
con estatuto de “matrimonio” es propio de la soberanía de las leyes estatales
de cada país pero que se cometa el dislate por parte de algunos países de
“obligar” a los ministros de confesiones religiosas, básicamente cristianas, a
que celebren también “matrimonios” entre homosexuales, es el colmo del
disparate.
Veamos lo que
está sucediendo, sobre este tema, en los Estados Unidos de América, según dan
cuenta algunos portales de Internet, en especial religionenlibertad:
Los jueces lo imponen a votantes y cargos electos.
El 13 de mayo de 2014, el Tribunal Federal de Apelación para el Noveno Circuito ha ordenado al Estado de Idaho que empiece a celebrar «matrimonios» entre personas del mismo sexo el 15 de octubre de este año, una de las tantas decisiones con las que los jueces pisotean en nombre de los derechos de los homosexuales tanto la voluntad de las autoridades estatales elegidas por los ciudadanos, como de los mismos votantes que ya se expresaron en sentido contrario mediante un referendum.
El 15 de octubre, en Idaho, los homosexuales han empezado a «casarse», en el ayuntamiento. Pero bastaba leer las publicaciones LGBT para saber que, vencida la batalla con el Estado, sus lobbies y sus abogados se preparaban para combatir la siguiente, esta vez contra las iglesias y las comunidades religiosas, para obligar a los sacerdotes y a los pastores a «casarlos».
Dos pastores pentecostales bajo acoso.
Dos días después de la fecha del 15 de octubre, el 17, dos homosexuales contactaron con los cónyuges Donald y Evelyn Knapp, pastores de
Que la ciudad es risueña no es una simple nota de color. Goza de una extraordinaria posición sobre un lago que ofrece numerosos rincones pintorescos y románticos; además, está rodeada por altas montañas cubiertas de nieve durante varios meses. Celebrada en muchas canciones, Coeur d’Alene es una meta amada por los turistas, pero sobre todo por un turista particular. Se va a Coeur d’Alene para casarse, y para hacerse fotografiar vestidos de boda con su fondo de increíbles panoramas.
Por este motivo, una causa relacionada con matrimonios en Coeur d’Alene tiene todos los papeles para convertirse en un caso nacional.
En lo que respecta a
Los Derechos de la práctica totalidad de
los Estados occidentales, reconocen la libertad de cultos de las confesiones
religiosas. Esto es que el Estado, en los países en el que los mismos no
sustentan como tal ninguna religión, es decir, observan la laicidad, garantiza
constitucionalmente la libertad religiosa, que incluye naturalmente el derecho
a no creer.
Ahora bien, con el pretenso argumento
que no se debe “discriminar” a los homosexuales, además de legislar
reconociendo el matrimonio entre personas del mismo sexo ante la ley civil, en
la esfera de su autonomía, ahora también se pretende avasallar a las
confesiones religiosas, reitero, básicamente cristianas, para que celebren este
tipo de uniones, lo que resulta inadmisible. Resulta inadmisible por la
sencilla razón que en primer lugar las confesiones religiosas son
independientes, responden a sus creencias y además han sido reconocidas por los
Estados, o bien en sus Constituciones o bien por medio de las leyes,
considerándolas asociaciones civiles desde el punto de vista del Derecho
Positivo.
Por tanto, es una absoluta contradicción, reconocer por un lado su
autonomía de la esfera estatal y por otro entrometerse en su liturgia y
prácticas religiosas, a fin de obligar a sus ministros a acceder a las
presiones del lobby LGTBI, que ya no le alcanza con que en algunos Estados se
pueda celebrar el “matrimonio” entre personas del mismo sexo sino que, aún
sabiendo que las confesiones cristianas no pueden aceptar tal práctica, por lo
que surge de los Evangelios, pretenden obtener y ya han obtenido, tal
inexistente “derecho”. Y este es un fenómeno típico de la dictadura del
relativismo: meros deseos se quieren consagrar como presuntos derechos.
Adviértase que desde aquí a querer
incriminar a los sacerdotes y pastores que se nieguen a tal práctica hay una
delgada línea. Y como venimos de ver ya está sucediendo en algunos países con
pastores evangélicos. En cuestión de un abrir y cerrar de ojos tendremos a
obispos, sacerdotes y diáconos católicos presos por negar lo que la Iglesia Católica jamás podrá
aceptar y ello porque se deriva de la Sagrada Escritura ,
la Tradición
y el Magisterio: el matrimonio es un sacramento que se celebra entre mujer y
varón.
Esperemos que la razón no sea
“desfigurada” por la ideología y se viole gravemente el derecho a la libertad
religiosa.