By Rebecca Oas, Ph.D.
3 de octubre 2014 (C-Fam)
Es un ritual
conocido. La respuesta de los medios a las últimas proyecciones demográficas de
la ONU se divide
entre un eventual interés y pánico, con una abundante guarnición de
recomendaciones políticas.
Para los alarmistas,
la posibilidad de que el crecimiento de la población pueda estabilizarse
después del año 2100 en vez de antes constituye un llamado a la acción. En una
conferencia de prensa, el funcionario de la ONU Thomas Gass dijo
que el mundo debe garantizar la «centralidad de los asuntos demográficos en la
agenda de desarrollo post 2015». En términos de políticas, esto significa
intensificar la promoción de la anticoncepción, particularmente en los países
en desarrollo y muy especialmente en África.
Las nuevas
proyecciones demográficas, publicadas en la revista Science, emplean métodos
estadísticos modernos que incorporan datos históricos para reducir el grado de
incertidumbre en las predicciones.
Este enfoque tiene
críticas. El demógrafo Nicholas Eberstadt señala que ningún modelo estadístico
puede eludir el hecho que «[l]a fertilidad mundial es una cuestión de voluntad
humana» e indica que los expertos tienen dificultades para explicar los
patrones de fertilidad históricos, y, mucho más, anticipar los futuros.
Eberstadt tiene mucha
más seguridad al predecir que los activistas demográficos maltusianos sacarán
partido de este informe para volver a despertar inquietudes sobre los niveles
de población mundial (temores que habían disminuido conforme se desaceleró el
crecimiento demográfico mundial y los catastróficos sucesos demográficos antes
pronosticados no se materializaron).
En una sección
titulada de manera contundente “Don’t Panic” («No temas»), The Economist
enumera artículos que muestran gran inquietud ante las nuevas cifras. Luego
precisa que las proyecciones básicamente repiten lo que fue dicho antes en
reiteradas ocasiones, solo que con mejores matemáticas.
«La población se está
estabilizando y a la larga se estabilizará en cualquiera de estos supuestos,
sea antes o después de 2100», comentó el renombrado experto en población David
Lam.
En la ONU , los debates sobre población
inevitablemente se transforman de predicciones en aspiraciones, con el supuesto
implícito de que el crecimiento demográfico es algo que debe evitarse. En
respuesta a Eberstadt, el coautor del estudio y director de la División de Población de la ONU John Wilmoth llegó a
la conclusión de que: «Alcanzar esta menor trayectoria [demográfica] requerirá
políticas apropiadas, a saber, mejor acceso a la anticoncepción y educación en
países con fertilidad alta».
El supuesto de
Wilmoth de que el acceso a los anticonceptivos es una pieza clave faltante en
áreas con fertilidad alta como el África subsahariana es común, pero no cuenta
con el respaldo de la información: menos del 2% de las mujeres casadas
encuestadas en esa región mencionó la falta de acceso como motivo para no usar
anticonceptivos.
El artículo publicado
en Science define la «necesidad insatisfecha de anticonceptivos» como «la
diferencia entre la demanda de anticonceptivos y su uso». Esta definición es
promovida por John Bongaarts, del Consejo de Población, quien escribe: «se
supone que las mujeres casadas que son fecundas y no desean quedar embarazadas
pronto tienen necesidad de métodos anticonceptivos», a la vez que señala que
«algunas de esas mujeres practican la anticoncepción y otras no». En realidad,
los datos de las encuestas muestran repetidas veces que más mujeres mencionan
la oposición personal a la anticoncepción en vez de la falta de acceso al
explicar la causa de su «necesidad insatisfecha».
«La División de Población ha
tenido históricamente una reputación de imparcialidad», sostuvo Susan
Yoshihara, Directora de Investigación de C-Fam y coeditora del libro Population
Decline and the Remaking of Great Power Politics (La disminución demográfica y
la transformación de la política de los
grandes poderes). «Los dos últimos directores, no obstante, no han sido tímidos
al promover sus opiniones personales sobre políticas, concretamente, que las
familias más pequeñas son mejores».
El continente
africano sigue siendo desconcertante para los demógrafos que presupusieron
equivocadamente que una mejor educación para la mujer y el incremento en el
acceso a los anticonceptivos haría caer las tazas de nacimientos.
Reuniones recientes
en la ONU han
promovido la idea de que la reducción del tamaño de las familias en África
provocaría un «dividendo demográfico». El Director del Fondo de Población de
las Naciones Unidas, Babatunde Osotimehin, admitió que las familias numerosas
son parte de la cultura africana, a la vez que añadió: «la cultura es dinámica...
lo que yo hago ahora no es lo que hizo mi padre».
Al instar que se haga
más hincapié en la planificación familiar, el padre nigeriano de cinco hijos
dijo que es esencial «enfrentar el hecho de que [el desarrollo] será imposible
si las mujeres tienen seis, siete, ocho hijos».
Traducido por Luciana
María Palazzo de Castellano