Es lo que surge de este comentario editorial que reproducimos parcialmente. Si vivo bien, y disfruto de la existencia, lo aprovecho; si me surgen dificultades, me quito la vida: que es un derecho, no una obligación (sic).
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La decisión de
Brittany
Conmueven las fotos
que subió desde allí y Clarín publicó ayer. El cáncer le ha deformado la cara
pero no se observa la enfermedad que la destruye. Brittany era de una belleza
resplandeciente. Ahora, enferma, se ve en ella amor, serenidad y sonrisas: luce
más bella todavía.
Las redes
convirtieron su tragedia personal en una tragedia compartida. Desde Facebook le
piden que desista, que continúe viviendo aún sabiendo que vivirá muy poco y de
mala manera.
La mayoría hace
hincapié en la voluntad divina y en que busque apoyo en Dios. Creen que el
cuerpo no pertenece a su portador sino a Dios, que nos dio la vida. “No quiero
morirme pero me estoy muriendo”, dice Brittany. La vida es un derecho, no una
obligación. No existe nada más propio
que nuestro propio cuerpo y es nuestra la decisión de anticipar la muerte
cuando vivir parece más duro que morir.
Clarín, Del editor al
lector, 30-10-14
Ricardo Roa