Aica, 22 Oct 2014
La vida humana no es
descartable
Ante el tratamiento
en la Cámara
de Diputados de un proyecto de ley sobre "técnicas de reproducción humana
asistida" (art. 1), la Comisión Ejecutiva siente el deber de dar a
conocer su opinión y llamar a la reflexión sobre los valores subyacentes en
este debate. Comprendemos los problemas que rodean a las situaciones de
infertilidad y esterilidad y queremos expresar nuestra cercanía a quienes están
sufriendo por ello. Alentamos la búsqueda de soluciones que procuren remediar
sus causas y un acompañamiento interdisciplinario de las personas con tal
padecimiento. Sin embargo, como hemos dicho en otras oportunidades, no todo lo
técnicamente posible es éticamente aceptable.
El proyecto
mencionado, aunque declama buscar "la protección del embrión no
implantado" (art. 1), propone la legalización del "descarte" de
embriones (arts. 12, 19 y 20), la discriminación entre embriones (art. 14), la
destrucción obligatoria y utilización de embriones para investigación (arts. 12
y 14), entre otras manipulaciones a la vida concebida. También genera problemas
jurídicos en los que se puede ver afectado el derecho a la identidad de los
niños concebidos por estas técnicas.
En tal sentido, el
Estado no se puede retirar de su función de proteger la vida. Tampoco puede
ceder un campo tan crucial como el de la procreación humana a intereses
biotecnológicos que terminan convirtiendo al ser humano en un objeto. El
abordaje de este tema debe ser integral, incluyendo una prioritaria promoción
del instituto de la adopción. Ante la sacralidad de cada vida humana, que es
única e irrepetible, estamos llamados a actuar con la máxima justicia y respeto
por la dignidad de la persona.
En su exhortación
"Evangelii Gaudium" el papa Francisco llama la atención sobre la
"cultura del descarte" que se verifica en distintos órdenes de la
vida social y que "considera al ser humano en sí mismo como un bien de
consumo, que se puede usar y luego tirar" (EG 53).
El sentido de esta
reflexión es buscar lo mejor para nuestra Patria y el bien de todas las
personas. Ponemos esta declaración a los pies de nuestra Madre de Luján, para que
nos ayude a cuidar la vida humana.
Comisión Ejecutiva de
la Conferencia
Episcopal Argentina
22 de octubre de
2014, Memoria de San Juan Pablo II.+