E.U. da giro a su
política antidrogas
Por JUAN FELIPE
SIERRA SUÁREZ | Publicado el 20 de abril de 2012
Haciendo eco de su
estrategia antimilitar para combatir el narcotráfico, el presidente Barack
Obama tomó la decisión esta semana de cambiar la política antidrogas de su
Gobierno, después de estar en la Cumbre de Cartagena, donde fue enfático en
decir que no a la despenalización de la droga.
Sin embargo, un par
de días después de llegar a su país, optó por una decisión diplomática, sin
extremos. No continuará la política guerrerista, como único camino, que además
tiene hacinadas las cárceles con consumidores y productores, pero tampoco los
iba a alcahuetear despenalizando el negocio de la droga y su consumo.
En ese sentido, su
nueva política se identifica con la del expresidente de Colombia, Álvaro Uribe
, quien aseveró días antes de la VI Cumbre de las Américas, que "pensar en
legalizar las drogas es un planteamiento que trae más tragedias que
beneficios", en contraposición al gobierno Santos que no es claro cuando
un día habla de legalizar y al siguiente de mantener una ofensiva intensa, en
contravía de la legalización.
Decisión intermedia
Pero la nueva
política estadounidense busca ahora reducir el consumo en Estados Unidos y
seguir combatiendo los carteles de narcotráfico en Centro y Suramérica, según
lo manifestó Gil Kerlikowske , director de la Política Nacional para el Control
de las Drogas de E.U.
Él, también conocido
como zar antidrogas norteamericano, dijo que en 2011 se incautaron 193 toneladas
métricas de cocaína provenientes de América del Sur, durante su transporte a
E.U., cifra que es importante pero que busca aumentar con esta nueva política
de lucha.
Frente a ésta, Robert
Naiman , politólogo y analista estadounidense, en diálogo con este diario, dijo
que "la implementación de esta política no será fácil porque es un trabajo
de muy largo plazo, de educar al consumidor para reducir su consumo, de
invertir grandes cantidades de dinero en este esquema y que demandará más
recursos, porque con el anterior, se han gastado cerca de un billón de
dólares", pero que logró muy poco.
Añadió que es una
apuesta muy diferente porque deja de luchar agresivamente, casi que suprimiendo
los pactos con los países productores para darles armas y equipos.
Asimismo, Guillermo
Holzmann , director del Área Estrategia, Seguridad y Defensa de la Universidad
de Chile, manifestó que "en América no estamos preparados para este
cambio, porque el tema del consumo de drogas se considera una falencia social o
incluso, una enfermedad, por lo que la lógica tiene que ver con un Estado
orientado a la sanción antes que al elemento preventivo".
Pero mientras empieza
a regir este nuevo esquema antidrogas, los analistas consultados coinciden en
el problema de la falta de institucionalidad, la cual no se ha cohesionado para
la lucha y mucho menos lo hará para la prevención.
De acuerdo con el
informe del Gobierno de E.U., durante la presentación de la estrategia, ya
incrementaron el financiamiento a programas de prevención y tratamiento durante
los últimos 3 años, "hemos gastado más de 31.000 millones de dólares en
programas de educación a nivel federal sobre las drogas y su tratamiento, en
comparación con 27.000 millones en programas domésticos de aplicación de la ley".
Opinión centroamericana
Cabe reseñar que la
política antinarcóticos estadounidense para 2012 tiene coherencia con la
postura del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina , quien instó esta
semana desde Puerto Vallarta, México, durante el Foro Económico Mundial, que
los líderes sociales y autoridades deberían involucrarse en un debate que
permita buscar un punto medio entre la liberalización y el prohibicionismo.
"No vamos a
seguir con una eterna persecución ni pasar a una liberalización que podría
permitir de la noche a la mañana que en cualquier lugar se pueda expender
droga, pero en medio de eso hay muchas otras alternativas", dijo Pérez
Molina.
De esta manera, el
Gobierno Obama logró acomodar una postura que causa espina donde quiera que se
discuta, como se dice popularmente, "aguijón y caricia" para ganar
esta batalla que ha demostrado su fracaso con la intervención militar
únicamente.
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