por Claudio Izaguirre
Presidente Asociación Antidrogas de la República
Argentina
A 2017 años del nacimiento de Jesucristo la gente ha
dejado de leer, la fotografía en redes sociales está obligada a resumir una
historia y los epígrafes dejan a la imaginación la conclusión de cada evento.
Con esta nueva forma de comunicación uno duda en
continuar con esta costumbre de investigar y escribir, de informar y mostrar,
de ayudara concientizar.
Sobre el uso de marihuana vemos fotos y comentarios
breves en las redes sociales que presentan estados de alegría y felicidad, de
paz y libertad, de confianza comunicacional y de interacción placentera, pero
nunca de las consecuencias letales del consumo de la hierba.
La revista The Lancet Psychiatry nos recuerda que la
Universidad de Nueva Gales del Sur de Australia, en una investigación realizada
sobre 3.725 jóvenes muestra que los consumidores de marihuana tiene un 60%
menos de posibilidades de finalizar sus estudios.
El profesor Richard Mattick, a cargo de la
investigación, también concluye que estos jóvenes tienen siete veces más
riesgos de suicidarse. La investigación se realizó juntando datos sobre la
frecuencia de uso de cannabis entre 3.725 estudiantes de Australia y Nueva
Zelanda de entre 13 y 30 años y comparando, a lo largo de los años, sus
capacidades cognitivas, éxito escolar, uso de otras drogas, dependencia y
estado emocional.
A partir de este simple párrafo entendemos cual es el
motivo del grave problema de deserción escolar que sufre Argentina y desde
donde aparece el suicidio como una opción en los adolescentes de nuestro país.
Uno de los primeros daños que infringe la marihuana,
es la destrucción de la memoria reciente, haciendo mas profundas estas averías
en los cerebros en crecimiento. Al joven dentro del sistema escolar y
consumidor de cannabis, se le hace imposible recordar lo que su profesor ha
dicho hace 15 minutos, cuando toma un libro del que debe extraer información
que encontrará en 4 páginas previamente señaladas por el profesor, sufrirá la
decepción de no recordar que leyó en la página uno cuando está promediando la
tercera, abandonando inmediatamente la lectura, porque al no recordar, deducen
al libro como mal escrito o inentendible.
El consumidor de marihuana puede recordar el olor del
perfume de su madre, pero le es imposible retener que fue lo que se explicó en
clase hoy.
Es este fracaso cognitivo el que va socavando la vida
emocional del afectado y lejos de tomar conciencia que el uso de marihuana lo
está afectando, tiene en su imaginario como culpables de sus desdichas a
profesores y familiares.
Esta actitud emocional deja como posibilidad la
autoexpulsión del sistema escolar, en el convencimiento que saliendo de este espacio
de fracasos sistemáticos sobrevendrán los éxitos.
Por otra parte, desde los estados se propone dejar
libre la marihuana a sabiendas que ésta sustancia convertirá en esclavos a los
usuarios y cautivos de los deseos de quienes los manejan.
Este mismo estudio llevado adelante por el profesor
Richard Mattick, en Australia y Nueva Zelanda acentuando entre jóvenes de entre
13 y 17 años, muestra que aumenta en 7 veces el deseo de suicidio.
El suicidio es una respuesta que el consumidor de
marihuana encuentra como salida a todos sus fracasos, debido a que la sustancia
produce una baja tolerancia a las frustraciones las que se convierten en
intolerables y emocionalmente insostenibles para el afectado. Debe tenerse
presente que el cannabis tiene como característica una potencia depresora, que
enmarca los pensamientos en encuadres negativos de cada situación.
Si sumamos en un adolescente sus fracasos escolares,
mas sus decepciones afectivas más los límites y exigencias de sus progenitores,
encontraremos a un depresivo que prefiere el consumo de drogas en la esquina de
su casa a solucionar los problemas que ha ocasionado su consumo.
Si Argentina desea contar con jóvenes que permanezcan
en el ámbito escolar la respuesta radica en el combate al consumo de drogas
desde la prevención y la asistencia, bajar la exigencia escolar solo aumenta en
problema, la deserción y el deseo de suicidio.