"Una sociedad con bajos impuestos
es más próspera"
Por Roberto Bosca
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LA NACION,
22-3-15
De visita en la Argentina, Robert Sirico es un
sacerdote católico norteamericano fundador del Acton Institute for the Study of
Religion and Liberty, donde confluyen la teología y la economía, dos universos
muy distintos que no sólo han aparecido tradicionalmente diferenciados o
distanciados, sino incluso opuestos. El think tank tiene como misión promover
una sociedad libre y virtuosa, caracterizada por la vigencia de los derechos
personales y la economía de mercado, en armonía con la fe católica, un guiso
que parece indigerible a los ojos de muchos.
El nombre del instituto recuerda al gran historiador
inglés lord John Acton (1834-1902) y su misión consiste en poner en diálogo a
la religión y a la economía para clarificar la relación entre la fe y la
libertad por medio de seminarios e investigaciones. Edita publicaciones como
Religion & Libertysobre religión, política, filosofía, economía, literatura
y cultura, y el Journal of Markets & Morality, una revista académica
dedicada a examinar ideas con un enfoque interdisciplinario que incluye todas
esas áreas a menudo disociadas por prejuicios mutuos.
En esta tarea el instituto se propone algo peculiar:
animar a los actores del mundo económico a considerar que la fe religiosa no es
algo ajeno a los negocios, como si éstos fueran absolutamente autónomos de un
marco ético, pero al mismo tiempo (y esto es lo más jugoso) procura brindar una
visión más amplia de ese mismo cuadro en el escenario religioso. A menudo se ha
satanizado el valor instrumental del dinero como un mal en sí mismo.
- ¿Por qué decidió dedicarse al estudio de la economía
y su relación con la ética y la religión?
-A fines de los setenta, mientras vivía en California,
me encontraba alejado de la fe e involucrado en una serie de movimientos de
izquierda que impulsaban el cambio social. Alguien me dio algunos libros para
leer sobre economía, cosa que hice. Esto disparó una reacción en cadena que no
sólo supuso el replanteo de mi activismo socialista, sino también mi regreso a
la Iglesia Católica, ingresar al seminario y seguir el sacerdocio. Una vez
ordenado seguí escribiendo y hablando sobre estos asuntos y fundé un instituto
(el Acton Institute) que reúne a investigadores y escritores de distintos
credos para debatir sobre este tipo de ideas.
- El instituto es conocido como un think tank
conservador.
-Intentamos evitar las etiquetas políticas porque nos
interesan más las ideas que la política partidista. Diría que lo que en verdad
quería en mis días de activista era lograr una sociedad que fuera justa e
inclusiva para aquellos que viven en los márgenes. En mi caso, el cambio no es
de objetivo, sino en los medios para acercarnos al fin señalado.
-¿Le gusta que lo definan como un "católico
liberal"?
-Creo en un tipo de libertad que supone hacer lo que
uno debe hacer. En asuntos de economía, creo que la historia demuestra que
cuando una sociedad adopta bajos impuestos y una regulación sencilla se
convierte en una sociedad más próspera. Pero esta sociedad siempre va a
necesitar un sentido moral de su fin porque a medida que las instituciones
políticas de una nación se debilitan, es importante que las instituciones
morales (y voluntarias) se hagan más fuertes. Sólo siguiendo este camino puedo
imaginar la formación de una sociedad libre y virtuosa.
-Pero la libertad ha sido una palabra bastante mal
mirada en muchos ambientes religiosos.
-Es cierto que muchas personas religiosas sospechan de
muchos que dicen promover la libertad; pienso que esto depende del tipo de
libertad de la que estemos hablando. Lord Acton, de quien hemos tomado el
nombre para nuestro instituto lo expresó muy bien cuando dijo que "la
verdadera libertad no es una licencia para hacer cualquier cosa que a uno se le
ocurra, sino que se trata de la libertad para hacer lo que uno debe
hacer". Si la libertad no se encuentra guiada por la verdad entonces es
simplemente una potencialidad vacía. Es cierto que la libertad (como libre
albedrío) posee la opción potencial para el bien o el mal, pero sin libertad la
virtud no resulta posible. Además, aquellos que desean eliminar la libertad
suelen ser menos proclives a hacer cumplir la virtud. No se debe olvidar que
los políticos no han sido concebidos inmaculados.
-¿Cree que la Iglesia debe estar envuelta en la
política? ¿No sería esto clericalismo?
-El clericalismo se produce cuando el clero
erróneamente concibe su rol en la sociedad como algo esencialmente político.
Debo recordar que no soy miembro de ningún partido político y no albergo
ambiciones políticas. Creo que ésta fue la gran amenaza de la Teología de la
Liberación. Pero lo que hace que la Iglesia a veces aparezca como una
institución política es debido a que ella debe frecuentemente insistir en su
enseñanza moral frente a un Estado cada vez más expansivo que controla cada vez
más espacios de la sociedad, la economía y que incluso a veces intenta ocupar
el lugar de la Iglesia. Los heroicos obispos de Venezuela son un buen ejemplo.
En un reciente documento denunciaron el autoritarismo de los chavistas no
porque estuvieran a favor de otro partido político, sino porque las personas
están sufriendo la brutalidad económica, política y moral de manos del actual
régimen.
-¿Qué piensa del capitalismo?
-Creo que en general se trata de una palabra muy pobre
y limitada para describir una realidad humana mucho más rica como es la del
comercio, los intercambios, el valor y la búsqueda de una mejor y más eficiente
asignación de recursos que son escasos. San Juan Pablo II dijo que la palabra
preferida para describir la actividad humana libre en la esfera económica era
la economía privada, la economía de mercado o simplemente la economía libre.
Esto no es ni debe ser un tema ideológico, simplemente se trata de tener la
convicción de que la acción voluntaria es preferible a la acción humana, que es
fruto de la coerción.
-En cierto imaginario la riqueza es siempre una fuente
de corrupción y esta visión fue expresada por el marxismo y hasta por las
teologías liberacionistas de los años sesenta y setenta. ¿Cree usted que se
mantiene aún hoy esta creencia?
-San Agustín enseñó al respecto la historia en el
Evangelio, donde se narra la historia del hombre rico y Lázaro, que Lázaro no
fue llevado al seno de Abraham porque fuera pobre, sino porque fue humilde, y
el rico no fue enviado a las llamas del infierno porque fuera rico, sino por su
soberbia. No hay ninguna duda de que la salvación no se gana o se pierde sobre
la base de la situación económica de uno. Se trata de algo mucho más profundo,
por lo que no podemos simplemente demonizar al rico o canonizar fácilmente al
pobre.
-¿Cómo ve a la Argentina en comparación con su
anterior visita al país?
-Para todo el orbe la Argentina adquiere ahora un
renovado interés debido a la elección del papa Francisco. Más allá de esto,
siempre pensé que la Argentina es un país increíblemente sofisticado, que de
algún modo se ha visto perjudicado por líderes políticos autoritarios que han
impedido que esta increíblemente bien dotada nación pueda alcanzar su más alto
potencial..