NOTIVIDA, Año XV, Nº 964, 21 de marzo de 2015
En su habitual columna en el programa Claves para un
Mundo Mejor, Mons. Héctor Aguer reflexionó sobre un artículo periodístico
referido a “una nueva forma de familia que desata polémica”.
Son los “padres que no son pareja”, dos personas que
tienen “ganas” de tener un hijo y se asocian para conseguirlo. Pueden ser
amigos o desconocidos, consensuar ser padres personalmente o a través de una red
social, ser homosexuales o heterosexuales; e independientemente de todo ello,
acordar si van a mantener relaciones sexuales o a echar mano de la fecundación
artificial para “sacarse las ganas” de tener un hijo.
El prelado platense confesó que al leer la nota
pensaba: “El niño no importa” y tras criticarla exclamó: “¡Pobre el chico! ¡Y
dicen que eso es una nueva forma de familia!”
Nos exhortó
finalmente a defender a la familia (del modo que esté al alcance de cada
uno) frente a esta “nueva aberración”.
A continuación el texto completo de la alocución
televisiva de Mons. Aguer:
“Mis amigos hoy quiero comentarles algo, compartir con
ustedes algo muy desagradable que me sorprendió. Les confieso que ya, a esta
altura de la vida y después de tantos años de obispo hay pocas cosas que me
sorprenden; pero esto me dejó alelado. ¿Y qué es? Es una página de un diario en
la que se comenta una nueva manera de ser papá o mamá. El título dice: “Ser
padres sin ser pareja: una nueva forma de familia que desata polémica”.
“Esto quiere decir que ahora para tener un hijo no
hace falta más tener una pareja, ya sea casándose, conviviendo, nada de eso.
Parecería que eso es una cosa antigua. Ahora uno puede comunicarse con otra
persona ya sea del mismo sexo o sea de otro con el cual puede compartir y darse
“el gusto” de tener un hijo. Como diríamos en porteño “darse el berretín” de
tener un hijo. El proyecto no implica ningún compromiso permanente entre las
partes, sino que es una especie de contrato, ponerse de acuerdo. Hoy día la
gente se amiga por Facebook y dicen que hay como tres mil seguidores de un
espacio de Internet en el que se promueve esto. Es un actor conocido el que
promueve esta aberración: hijos que no son fruto del amor, ni de la unión
permanente de sus padres. ¿Qué será de ellos?”.
“Me llama la atención que en toda esta página de lo
que se habla es “del gusto”, “de las ganas” de un hombre o de una mujer, o de
una pareja homosexual de tener un hijo en común. ¿Saben lo que pensaba al
leerlo? que el niño no importa. No se habla del niño sino de ellos dos. Más aún
se habla, como decía antes, de una nueva forma de familia que es no ser familia
(Obvio es que en el caso de dos homosexuales o lesbianas habrá que comprar
gametos del sexo opuesto para hacer posible la fecundación)”.
“En el artículo periodístico se presenta la autoridad
de una psicóloga, una persona muy conocida, que dice que “la
institucionalización de los papeles de padre y madre, la paternidad y la
maternidad, la familia tal como la conocemos, ha nacido como un fenómeno
cultural en la época burguesa, en la sociedad burguesa”. Hay algo de marxismo
que huele a viejo en todo esto: sería la sociedad burguesa la que inventó la
familia. Imagino que se referirá a la sociedad del Siglo XIX o XX con lo cual querría
decir que entre los no burgueses no hay hijos, cuando son los pobres los más
generosos en tener hijos, y cuidan a sus hijos y ojalá tuvieran los medios para
cuidarlos y educarlos mejor. Estos tipos lo que dicen es que eso no importa
absolutamente nada”.
“Es falso lo que dice esa psicóloga, porque la familia
existe desde tiempo inmemorial en todas las culturas. Me he tomado el trabajo
de revisar eso en una historia de las culturas y siempre, aún en las culturas
más primitivas, se cumplía que el rol de ser padres o de ser madres no sólo
importaba a “la pareja” sino a una familia más extendida que se llamaba “la
casa” que no era sólo el edificio sino que era el linaje con los abuelos, los
bisabuelos, los tíos, y todos los que hubiera”.
“En la primera página de La Biblia se dice que “Dios
creó al hombre a su imagen, varón y mujer los creó” y dicen que “por eso el
hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una
sola carne”. Este pasaje primero de La Biblia que pertenece como dicen los
intérpretes a un estrato de la escritura bíblica que se remonta al Siglo VI
A.C.: ya hablaba de esto, de que dejará el hombre a su padre y a su madre y se
unirá a su mujer y los dos serán uno, y para siempre. Podríamos decir hoy por
la perspectiva de género que la mujer dejará a sus padres y se unirá con su
esposo para tener hijos, para constituir una familia. Esto es para entrar el
uno en “la casa” del otro. Cada uno en la gran familia del otro”.
“En lo que les he leído no ocurre esto porque el
acuerdo no implica que ellos tengan afecto el uno por el otro sino que se
conocen a través de Internet y dicen: “vamos a ponernos de acuerdo y tener un
hijo”. Agregan que tal vez se puede convivir un poco pero en definitiva el niño
no importa. Se trata de un contrato, de algo provisorio”.
“Todo el mundo sabe, y la Psicología del Siglo XX lo
ha subrayado especialmente, que el niño o la niña para un desarrollo armonioso
necesita del papel del padre y del papel de la madre, de los dos. Incluso hay
anomalías en la formación de la personalidad cuando falta el padre o la madre,
cuando el chiquito pierde alguno de sus padres y no lo llega a conocer. Ahí hay
un agujero que queda y que se podrá colmar poco a poco con el tiempo”
“¿Cómo es posible que se llame familia a este contrato
entre un tipo que vive acá y otro que vive en Australia, a lo mejor, y que se
encuentran en un lugar común, tienen el hijo; y ¿en qué medida es el hijo? En
síntesis, el niño no importa sino que importa que este individualista feroz o
esa individualista insoportable se den el gusto, cumplan el berretín de tener
un hijo. ¿Yo no sé para qué sirve? ¡Pobre el chico! ¡Y dicen que eso es una
nueva forma de familia!”.
“Además en el artículo se dice “que existe una
polémica”, pero en él no hay ninguna polémica. Todo es a favor de esta
posición. Se los digo para que ustedes estén atentos, estén alertas.
Seguramente no van a escribir un artículo en un diario, y es probable que no se
lo publiquen, pero pueden enviar una carta a algún diario y decir lo que
piensan enterados de este disparate contra el orden natural y el sentido común.
Hagan campaña contra esta nueva aberración”.