El Decreto que
instituyó al 25 de marzo de cada año como “Día del Niño por Nacer” (Decreto
1406, 7/12/1998) le encomendó, además, a tres funcionarios del gobierno
nacional la organización del primer evento destinado a la difusión y
celebración de esa fecha.
Ese festejo
inolvidable tuvo lugar hace exactamente 15 años, el 25 de marzo de 1999, en el
teatro Coliseo de la ciudad de Buenos Aires y congregó a miembros del Gobierno,
funcionarios de otras naciones, altos dignatarios de la Iglesia Católica
y representantes ortodoxos, anglicanos, evangélicos, judíos y musulmanes.
El acto comenzó poco
después de las 19 horas, con el teatro colmado de asistentes y la apertura
estuvo a cargo del Dr. Juan Laprovitta, por entonces Secretario de Culto de la Nación y del Arzobispo de
Buenos Aires, Mons. Jorge Bergoglio -hoy el Papa Francisco- que agradeció la
presencia de los representantes vaticanos y les pidió que recen por su
Arquidiócesis.
Expusieron después Mons.
Francisco Gil Hellin, Secretario del Pontificio Consejo para la Familia , Mons. Renato
Martino, Observador permanente de la Santa Sede ante la ONU y el Cardenal Bernard Law, arzobispo de
Boston. Concluidas las ponencias el presidente Menem exhortó a sus pares de
Latinoamérica a decretar también en sus países el "Día del Niño por
Nacer". El acto lo cerró Facundo Saravia cantando un tema escrito
especialmente para la ocasión. Estuvieron presentes numerosos prelados,
sacerdotes, religiosos y miembros de organizaciones
provida.
Extracto de los
discursos de los representantes de la Santa Sede
Mons. Francisco Gil
Hellin, leyó un mensaje del presidente de su dicasterio, cardenal Alfonso López
Trujillo -que en ese momento estaba en Polonia- y enfatizó después que la Argentina protegía con
el Decreto a las familias de su país de “los ataques del terrorismo
demográfico” que promueve campañas de disociación entre el sexo y la
transmisión de la vida humana. “Los hijos y su derecho a nacer son un bien
primario y un derecho fundamental que la sociedad debe proteger. Ciertamente el
deber prioritario es de los padres que los engendraron, pero es también, sin
duda, un deber de quienes ejercen en la Nación la suprema autoridad. Si en una nación no
son protegidos los ciudadanos en el período de mayor necesidad, ¿cuál es el
sentido de la autoridad al servicio del bien común?”
El arzobispo de
Boston (EEUU), cardenal Bernard Law, fustigó las políticas abortistas del
presidente Clinton –en particular el aborto por nacimiento parcial- y denunció
que “millones y millones de dólares son gastados anualmente por gobiernos y
fundaciones filantrópicas apoyando programas que no sólo presentan el aborto
como aceptable, sino también como expresión de libertad”. “Qué perversión de
significado, resaltó, es defender el aborto en nombre de una ‘libertad de
opción’ o de unos ‘derechos reproductivos’.”
El Observador
permanente de la Santa Sede
ante las Naciones Unidas, monseñor Renato Martino, repasó las grandes
conferencias internacionales de Naciones Unidas. Destacó que en la Conferencia de El
Cairo sobre Población y Desarrollo de 1994, “los líderes del mundo discutieron
los problemas derivados de un crecimiento demasiado rápido de la población
cuando, de hecho, el crecimiento de la población se había tornado más lento en
los años recientes. El aborto y la anticoncepción se convirtieron en el
principal tema de la
Conferencia , mientras las necesidades de los pobres y las
esperanzas de soluciones a los problemas económicos fueron casi olvidadas”. Y
que durante la Conferencia
de Pekín, en 1995, “fueron tratadas cuestiones relacionadas con la mujer. Pese
a que la salud y la dignidad de la mujer fueron dos de los temas de discusión, la Conferencia se tornó
en un foro en el cual la dignidad de la mujer fue, de hecho, erosionada por
aquellos que proclamaban defenderla”.
Felizmente a quince
años de aquella histórica celebración los festejos por el Día del Niño por
Nacer se han multiplicado en el país y en el mundo.
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NOTIVIDA, Año XIV, Nº
921, 25 de marzo de 2014