By Stefano Gennarini, J.D.
NUEVA YORK, 14 de
marzo (C-FAM)
Veinte años después
de que los Clinton no consiguieron que los países declararan el derecho al
aborto, la sra. Clinton dijo a un exclusivo público en la ONU que la humanidad no puede
avanzar sin derechos reproductivos.
«No se puede avanzar
en igualdad de género o en un desarrollo humano más amplio sin proteger la
salud o los derechos reproductivos de las mujeres», declaró. Clinton se
mantiene firme en que la salud reproductiva incluye el aborto.
La líder indiscutida
en la carrera por la nominación presidencial demócrata en 2016 fue el plato
fuerte del Día Internacional de la
Mujer en la sede de la
ONU el pasado viernes, y arrancó el estruendoso aplauso de un
público adinerado al denunciar cómo la igualdad de la mujer sigue siendo «el
gran asunto inconcluso del siglo XXI».
Los derechos
reproductivos son el punto de partida para una agenda de desarrollo exitosa,
según la ex Secretaria de Estado, que llamó a esta una «verdad fundamental».
Muchos países no comparten esa verdad.
La conferencia de la ONU más reciente sobre
desarrollo, celebrada en 2012 mientras Clinton era Secretaria de Estado, no
mencionó los derechos reproductivos, en cambio, hizo hincapié en el desarrollo
socioeconómico.
La polémica sobre el
término ya afecta las negociaciones para la agenda de desarrollo post 2015,
nuevo plan mundial en reemplazo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que
vencen en 2015.
El aborto aun divide
a los partidos políticos incluso en países progresistas. La Unión Europea no
está unida en la cuestión de los derechos reproductivos y el aborto.
La semana pasada,
Noruega, Irlanda, el Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos y Australia
amonestaron a representantes de Kenia y de Hungría por no incluir los derechos
reproductivos en un informe de seguimiento de las discusiones de la ONU sobre las metas de
desarrollo sostenible. De 193 países, 51 mencionaban los derechos reproductivos
durante los debates, según ellos.
El informe está
pensado como base para futuras discusiones. Menciona la salud sexual y
reproductiva y omite el término «derechos reproductivos».
Las políticas de
derechos reproductivos han canalizado miles de millones de dólares hacia
agrupaciones que practican o promueven el aborto.
Pocos países
esperaban este resultado cuando los derechos reproductivos fueron mencionados
en una conferencia de la ONU
sobre desarrollo en 1994. Se atribuye a Hillary Clinton el haber desempeñado un
papel tras bambalinas al conseguir que esa conferencia avalara los derechos
reproductivos como paradigma para el desarrollo, aunque no obtuvo el derecho al
aborto.
Los críticos del
abordaje del desarrollo centrado en los derechos reproductivos cuestionan las
prioridades de quienes lo defienden.
La mayoría de los países
en desarrollo coincide en que las mujeres y los hombres tienen derecho a
casarse libremente y fundar una familia, y a hacer uso de la planificación
familiar, pero permanecen indiferentes ante los pedidos de liberación y
autonomía sexual, que a menudo se describen como síntomas de decadencia
occidental y que conllevan múltiples riesgos para la salud.
Las agrupaciones que
se ocupan de mejorar la salud materna (uno de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio en los que se han hecho menos avances) se quejan de que los países
donantes subvencionan generosamente los proyectos de derechos reproductivos
mientras queda rezagada la preservación de la vida de las mujeres en el parto.
Las medidas vitales
para mejorar la salud materna, como la atención obstétrica de emergencia y la
atención del parto por personal cualificado, reciben escasa atención de los
defensores de los derechos reproductivos, a quienes preocupa más una amplia
agenda en pos de la autonomía y la liberación sexual.
Pese a los logros de
Hillary Clinton como esposa de un político poderoso y en su propia carrera,
sigue siendo una figura que polariza. Mientras se intensifica su campaña en las
sombras por la nominación presidencial demócrata de 2016, puede estar poniendo
la mirada en una oportunidad más para convertir el aborto en derecho humano.
Tanto en 1994 como ahora sigue siendo un reto.