Pablo J. Ginés / ReL
(ArgentinosAlerta.org
/ Rel)
Lo que ha pasado y
está pasando en Uruguay con el aborto es un campo de pruebas para toda
Hispanoamérica. Uruguay es clave: es el primer país hispanoamericano en
legalizar el aborto (el pasado mes de diciembre). También puede ser el primero
en retirarlo por un referéndum popular.
Uruguay es modelo
también por las mentiras y técnicas de los abortistas, que tienen a la cabeza
al antiguo líder abortista Leonel Brozzo, hoy subsecretario de Salud Pública
(su email es subsecretario@msp.gub.uy). Son mentiras y técnicas de manual,
siguiendo al pie de la letra las que se usaron antes en EEUU, en España y en
Europa.
"Falsificábamos
las estadísticas"
La primera de esas
instrucciones, como explicó ya en 1982 en una conferencia en el Colegio de
Médicos de Madrid el médico ex-abortista Bernard Nathanson, es la
"falsificación de estadísticas y encuestas que decíamos haber hecho".
Es decir, las cifras absurdamente infladas, dar la sensación de que
prácticamente todas las mujeres abortan a escondidas, y de que grandes
cantidades de ellas mueren desangradas.
Cuando la realidad
demuestra que las cifras abortistas son falsas, que han mentido descaradamente,
los abortistas se encogen de hombros, como si no pasase nada: "hubo
errores de estimación", dicen.
Caso ejemplar: el
doctor Briozzo
En 2003, el
ginecólogo y apóstol del aborto en Uruguay, Leonel Briozzo, acudió a una comisión
del Senado a hablar de 150.000 abortos clandestinos anuales en el país.
Era una cifra
absurda, imposible. Uruguay es un país pequeño, moderno, y con buenas
estadísticas. Como señaló el doctor Omar França-Tarragó, profesor de Bioética,
en Uruguay hay 707.000 mujeres en edad fértil (datos de 2007), de las que
70.000 son estériles, 53.000 han dado a luz ese año, unas 100.000 no tienen
relaciones sexuales, unas 250.000 usan establemente el preservativo, hay
100.000 dius implantados en el país y se consumen 200.000 ciclos de
anticonceptivos cada mes.
¿Cuántas mujeres
quedan, pues, como candidatas a un posible aborto? Unas 27.000 mujeres,
concluye el doctor França Tarragó. ¿Cómo pensar entonces que se produzcan
150.000 abortos al año?
Rebajando el engaño
La mentira era tan
exagerada e insultante que el lobby abortista la rebajó y en 2004 el diputado
pro-aborto Rafael Sanseviero ya hablaba de 33.000 abortos clandestinos, otra
cifra absurda y exagerada, pero no tanto.
Otros estudios
citados por lobbies como Agendadelasmujeres.com.ar hablaban en 2006 de 52.000
abortos clandestinos. Y el lobby abortista Iniciativas Sanitarias en 2010 en
Pagina12.com.ar insistía en los 33.000.
La cifra mágica de
los 33.000 abortos anuales (¿más de uno por mujer y año?) gustó a Leonel
Briozzo, que ha medrado y hoy es subsecretario de Salud Pública con el gobierno
del ex-guerrillero tupamaro Enrique Mújica.
Las cifras reales desmontan el timo
En diciembre de 2012
se legalizó el aborto en Uruguay y llegó la vida real, igual que había pasado
en todos los otros países abortistas, y como en ellos las cifras de abortos
reales no eran las de los lobbies ni las de Leonel Briozzo. En el primer mes,
200 abortos. En los otros cuatro meses de aborto legal, "entre 300 y
400", según admitía el mismo Leonel Briozzo.
"Usted nos ha
mentido, nos hablaba de 33.000 una vez y de 150.000 otra, y ahora resulta que
no llegarían ni a 5.000 al año", señaló la opinión pública.
Muy molesto, el
apóstol del aborto uruguayo, ahora desde su despacho de la Administración
estatal respondió (en una detallada entrevista en Brecha.com.uy): "Esos
datos –que tomó toda la prensa con una avidez que no deja de asombrarme– fueron
dichos por mí en una entrevista radial. Es lo que estimamos que está
ocurriendo, pero no es una cifra oficial, porque no la tenemos y tampoco la
vamos a dar mes a mes porque esto no es un reality".
Y añade criticando a
los que piden datos reales: "la avidez por conocer números es agitar fuera
de lo sanitario".
Resulta extraño que
en un país pequeño y moderno como Uruguay, donde todos los partos tienen lugar
en hospitales y con supervisión médica, Briozzo no tenga ahora datos oficiales
de los abortos legales y considere "fuera de lo sanitario" querer
saber qué pasa en los hospitales. Contrasta con la facilidad con la que Briozzo
daba datos cuando asesoraba al Senado. Lo que está claro es que no son más de
5.000 al año, no los 130.000 que él decía hace apenas 10 años.
La varita mágica
legalizadora
¿Cómo lo explica
Briozzo? Dice lo que pone en el manual del activista abortista: cuando te
pregunten por qué las cifras reales no se parecen a las que anunciabas antes,
di que de forma mágica, al legalizar el aborto, éstos se reducen. Así que,
remitiéndose a un estudio de The Lancet, que confunde países sin sanidad con
países avanzados Briozzo proclama: "Hay una relación estadísticamente
significativa: el aborto desciende cuando es legal".
Por supuesto, es
falso, y tiene que ver con cambios en la demografía, el envejecimiento de la
población, mayor anticoncepción y, sobre todo, con el truco más viejo: te
inventas que antes de la legalización había muchos abortos y así puedes decir
que "ahora hay menos".
En Uruguay señalan
España
El problema es que ya
hay muchos datos acumulados para desmontar ese truco, y por eso el diputado
Abdala, que promueve un referendum para abolir en aborto legal en Uruguay
recuerda: "En Estados Unidos, donde el aborto es legal desde hace 40 años,
se pasó de practicar 500.000 interrupciones del embarazo por año a 1 millón. En
España, desde el año 2001 hasta el año 2011 aumentó el número de abortos a una
tasa de 11% anual".
Hace bien en señalar
el caso español, bien documentado y que nosotros analizamos ya aquí.
Incluso si tomamos
sólo los últimos 10 años, cuando se ha extendido la píldora del día después,
con 700.000 píldoras anuales repartidas gratis, con anticoncepción generalizada
en España... en 2011 se practicaron 118.000 abortos, casi el doble que en el
año 2000, último año sin píldora poscoital. Y, más aún, entre las más jóvenes
el aborto creció más: del 7,5 por mil al 13,6 por mil. Pero desde luego, muy
lejos de los fantasiosos 300.000 abortos clandestinos que decían los abortistas
españoles en 1974.
Las mentiras de El
País, hoy como ayer
Aún hoy, en mayo de
2013, en España el diario pro-aborto El País sigue hablando sin sonrojo (ver
aquí, 4 de mayo de 2013, por ejemplo) de esos 300.000 abortos anuales y de
3.000 españolas que, insisten todavía sin prueba alguna, morían por aborto ilegal
cada año, aunque sus cadáveres no han aparecido nunca.
Este fue el primer
número de El País Semanal, en 1976; hablaba de 300.000 abortos clandestinos,
pero cuando se legalizó se vio que eran 17.000. Hablaba de 3.000 muertas
anuales (pero que no dejan cadáver), cifra fantasiosa que en mayo de 2013 aún
repite.
Las cifras de los
300.000 abortos eran, por supuesto, un invento (hay quien lo remite a un
ectoplasmático informe de la fiscalía del Tribunal Supremo de 1974). La
realidad es que al legalizarse el aborto en 1987 hubo 17.700 casos; en 1988,
26.000; en 1989, 30.500; en 1990, 37.000.
En nuestros días,
como hemos dicho, unos 118.000, seis veces más que en los años ochenta.
El aborto legal no
redujo el aborto en España, ni siquiera con píldoras del día después gratis y
de libre disposición: en el siglo XXI se ha doblado.
Este fue el primer
número de El País Semanal, en 1976; hablaba de 300.000 abortos clandestinos,
pero cuando se legalizó se vio que eran 17.000. Hablaba de 3.000 muertas
anuales (pero que no dejan cadáver), cifra fantasiosa que en mayo de 2013 aún
repite.
Los cadáveres
inexistentes
El otro engaño
clásico de los abortistas es el de las mujeres muertas por aborto. ya hemos
visto que El País en España sigue hablando de 3.000 fantasmagóricas españolas
que morían cada año por ello (es decir, serían 30.000 mujeres en los años 70),
aunque sin dejar cadáver ni rastro alguno.
Los abortistas de
Uruguay son más modestos: el lobby abortista FUS en 1985 hablaba de 100
uruguayas muertas por aborto clandestino cada año, y Leonel Briozzo repetía ese
bulo con toda facilidad en 2003 al Senado, cuando la "avidez por los
números" le parecía cosa buena.
La realidad, como
señala el doctor Omar França-Tarragó, está en las estadísticas oficiales de
Uruguay. En 2004, por ejemplo, ¿de qué morían las uruguayas en edad fértil,
mujeres jóvenes, de 10 a 44 años Está bien medido:
42 se suicidaron
29 por sida
23 asesinadas
7 por causas
obstétricas
1 por aborto
provocado
De 1 (dato real) a
100 (dato inventado que usan los abortistas) hay una evidente manipulación.
Los abortistas suelen
responder que las mujeres que se desangran por abortos ilegales chapuceros
entran en los hospitales y se registran como muertas por septicemia, por
infección, camuflando el aborto, pero en toda Uruguay, a lo largo de los años
90, por ejemplo, apenas había anualmente entre 7 y 10 mujeres en edad fértil
(hasta 44 años) que muriesen por septisemia en el país. Muertes tristes, como
todas, pero poco camuflaje es ese. Lo mismo podría decirse de las cifras de
Argentina, México y otros países. De nuevo, se ve la mentira evidente de las
cifras abortistas.
Los países sin
aborto, los más sanos
De hecho, los datos
de la Organización Mundial de la Salud muestran que los países que prohíben el
aborto tienen menos mortandad materna que los países abortistas, como se
demuestra en esta tabla
Tasa de Mortalidad
Materna por 100.000 nacidos vivos (datos OMS 2011)
Uruguay (cuando había
aborto restringido) 27 muertes maternas cada 100.000 nacidos vivos
Estados Unidos
(aborto a petición) 24
China (aborto a
petición e impuesto) 38
Rusia (aborto a
petición) 39
Cuba (aborto a
petición, buena sanidad) 53
Inglaterra (aborto a
petición)12
Canadá (aborto a
petición) 12
Rumania (aborto a
petición) 27
Irlanda (no permite
el aborto) tan sólo 3
Polonia (no permite
aborto) tan sólo 6
Tabaré Vázquez, socialista, pero médico
El mantra del doctor
Briozzo y otros abortistas de que el aborto legal mejora la salud de las
mujeres está más que refutado desde hace muchas décadas. Por eso, un ilustre
médico y político uruguayo, Tabaré Vázquez, presidente del país de 2005 a 2010,
socialista pero contrario al aborto, que lo vetó en 2008 con su veto
presidencial, decía esta misma semana:
"También en
medicina es válido el principio ético según el cual el fin no justifica los
medios. En esa perspectiva, provocar abortos para evitar abortos es tan
contradictorio como combatir la muerte ocasionando la muerte o eliminar la
enfermedad matando al paciente, lo cual nada tiene que ver –aclaremos por si
acaso- con los cuidados paliativos o la muerte sin sufrimiento como componentes
formales y éticos del derecho a la salud"
sostuvo al presentar
el libro "Veto al Aborto. Estudios interdisciplinarios sobre las 15 tesis
del Presidente Tabaré Vázquez". Tabaré Vázquez fue claro en 2008 al
insistir en que la ciencia médica demuestra que la vida de cada individuo
humano empieza en la concepción.
Movilización del
pueblo por la vida
Uruguay ha sido el
primer país hispanoamericano (si exceptuamos el caso de México DF) en implantar
el aborto libre. Puede ser también el primero en retirarlo por movilización
popular, dando un buen ejemplo, realmente histórico, a todo el mundo.
Uruguay: avanza el
trámite hacia el referéndum contra el aborto
Más de 52.000 firmas
(la primera, la del ex-presidente socialista Tabaré Vázquez) presentadas este
mes han logrado abrir el proceso que conduce al referendum para abolir la ley
abortista. El 23 de junio los uruguayos serán llamados a las urnas para
expresarse sobre el tema: si 654.000 personas (el 25% del padrón electoral) se
pronuncian contra la ley, el Parlamento deberá abordar el tema. (En España,
donde nunca hay referendos para nada y todo se decide por exiguas mayorías de
partido, esto suena casi libertario). Los obispos uruguayos han llamado a la
movilización de los católicos, pero en este país, el menos religioso de
Latinoamérica, son muchos también los no-católicos que ven la mentira del
aborto.
¿Y qué dice de esto
Leonel Briozzo, el "científico" que usaba cifras absurdas para
implantar el aborto en su país? "No se puede jugar con el plebiscito, no
estoy de acuerdo con el plebiscito", protesta el hombre que no quiere dar
cifras reales del aborto legal porque, dice, "esto no es un reality".
Él prefiere la
ficción. O el horror.