La Iglesia beatificó al primer mártir de la mafia italiana
El padre Pino Puglisi fue ejecutado en 1993 por su activismo contra la Cosa Nostra
ROMA.- Unas 80.000 personas llegadas de toda Italia asistieron ayer a la esperada beatificación del sacerdote Pino Puglisi, asesinado hace 20 años por su prédica y activismo contra la mafia siciliana, en el primer reconocimiento de la Iglesia Católica con tales honores a una víctima de la Cosa Nostra.
La ceremonia coronó un proceso que comenzó cuando el antecesor del papa Francisco, Benedicto XVI, durante una audiencia con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos, decretó en junio de 2012 la beatificación de Puglisi por el martirio "en odio a la fe".
Tanto la jerarquía católica como el pueblo llano de Sicilia, que trabó estrechas relaciones con él, coincidieron en el merecimiento indiscutido de la distinción a Puglisi, por su lucha a capa y espada contra el crimen que campea a sus anchas en la isla mediterránea.
"La beatificación de don Puglisi es el regalo de Dios más esperado por toda Sicilia. Al cumplirse 20 años de su asesinato, don Puglisi sigue hablando. Habla aún más fuerte", dijo el ex cardenal emérito de Palermo, Salvatore De Giorgi, que representó al papa Francisco en la ceremonia a la que asistieron 40 obispos y 750 sacerdotes.
Puglisi, párroco de la iglesia palermitana de San Gaetano, fue asesinado de un disparo en la nuca en el día de su cumpleaños. Era la primera vez que la mafia asesinaba a un sacerdote que denunciaba sus métodos, y según los investigadores el crimen era un "mensaje" a la Iglesia para que detuviese la ofensiva contra esa organización.
El sacerdote fue ejecutado por orden de los hermanos Giuseppe y Filippo Graviano, jefes de la zona de la Cosa Nostra en la que se encontraba la parroquia de Puglisi, según confesó el hombre que le dio muerte, Salvatore Grigoli.
La Cosa Nostra lo amenazó varias veces, y el 15 de septiembre de 1993, a las 20.45, cuando Puglisi se disponía a entrar a su casa, Grigoli y otro sicario llamado Gaspare Spatuzza se le acercaron, fingiendo que le querían robar, y le dispararon a quemarropa a la cabeza, en una ejecución de típico estilo mafioso.
Los matones fueron arrestados y comenzaron a colaborar con la Justicia, después de quedar conmocionados, según dijeron, porque el sacerdote al verlos les sonrío diciendo: "Los estaba esperado".
VIDA EJEMPLAR
Durante la ceremonia de ayer, se leyó un mensaje del presidente de Italia, Giorgio Napolitano, en el que valoró "su profunda generosidad y altísimo valor", y recordó "el horror suscitado en todo el país cuando se supo de su bárbaro asesinato".
"Don Puglisi continúa representando un ejemplo para todos aquellos que no quieren inclinarse a las prevaricaciones de la criminalidad mafiosa", agregó Napolitano.
Sin embargo, Gaetano Puglisi, hermano de la víctima, se distanció de la cortesía póstuma de las dirigencias religiosa y política hacia Pino, y sostuvo que hubiera preferido verlo con vida en lugar de beatificado. "Ahora lo beatifican. Cuando necesitaba ayuda, no había nadie", afirmó.
Los hechos y los testimonios de los últimos días coinciden en señalar que, 20 años después de su asesinato, el ejemplo de Puglisi se expande entre los sacerdotes y enardece a los capos mafia, ratificando que el intento de silenciar su mensaje son muerte y miedo no dio resultado. El centro comunitario que creó en Palermo, donde trabajaba con jóvenes para alejarlos del crimen organizado, sigue siendo objeto de ataques de la mafia. Y el mes pasado, fue quemada el área donde será construida una iglesia en su honor.
Agencias EFE, AFP y DPA.