POR ISMAEL BERMUDEZ
¿Las estadísticas del
INDEC ocultan casi 9 millones de pobres y que hay más pobres que un año atrás?
Es lo que se desprende de la última Encuesta del Observatorio Social de la
Universidad Católica Argentina (UCA). Según el estudio, a fines de 2012 la
pobreza golpeaba al 26,9% de la población. Proyectado a todo el país arroja
casi 11 millones de pobres.
En cambio, según los
datos del INDEC de la segunda mitad de 2012, adelantados días atrás por la
Presidenta Cristina Kirchner, la pobreza se redujo al 5,4% de las personas. Eso
equivale a 2,2 millones de pobres.
La diferencia, en más
o menos, es enorme: las cifras de la UCA quintuplican las del INDEC.
Pero hay más.
Mientras para la UCA
el año pasado creció la pobreza, para el INDEC se redujo.
Con relación a 2011,
para la UCA la pobreza pasó del 21,9 al 26,9%.
Son 2 millones de
pobres más.
Para el INDEC
disminuyó del 6,5 al 5,4% (unos 400.000 pobres menos).
Con la indigencia
pasó algo parecido porque para el INDEC la indigencia golpearía al 1,5% de la
población –unos 600.000 indigentes– y para la UCA es del 5,5% (2,2 millones). Y
mientras para el INDEC, en un año, se redujo del 1,7 al 1,5%, para la UCA subió
del 5,4 al 5,5%.
Las diferencias no
son, por cierto, menores y en relación, nada más ni nada menos, que con
indicadores socioeconómicos clave.
Así de estas cifras
se desprenden diagnósticos más que divergentes sobre la realidad social.
Las cifras difieren
no por razones metodológicas. Tanto el INDEC como la UCA calculan la indigencia
y la pobreza comparando los ingresos de las personas y las familias con
relación a los valores de las canastas alimentaria y total. ¿Entonces donde
está el problema?
En el cálculo de los
precios de los alimentos y demás bienes que componen las canastas.
Es más que sabido que
desde hace 6 años los índices de precios del INDEC están cuestionados a nivel
nacional e internacional porque están “manipulados” y no reflejarían los
valores que pagan los consumidores.
Para el INDEC, a
fines de 2012, con ingresos de $ 714 o más una familia tipo (matrimonio y 2
chicos) dejaba de ser indigente . Son los “famosos” $ 6 por día por persona
para acceder a las 4 comidas.
Para la UCA, con los
precios promedio de las estadísticas provinciales y centros académicos, la
misma canasta de alimentos costaba más del doble: $ 1.449. En consecuencia,
todas las familias que para el INDEC no eran indigentes porque ganaban más de
714 pesos, para la UCA sí lo eran si percibían ingresos inferiores a $ 1.449.
Lo mismo pasa con la pobreza. Para el INDEC, una familia tipo no era pobre si
disponía de 1.588 pesos mensuales. Para la UCA, bien valorizada, la canasta de
pobreza ascendía a $ 3.226 por mes, más del doble.
En la vasta franja de
pobres no indigentes hay jubilados y pensiones pero también un gran sector que
trabaja. La última Encuesta Permanente de Hogares del INDEC de fines de 2012
admite que la mitad de las personas que trabaja – 8 millones– gana menos de $
3.500 mensuales, en tanto hay 1.114.000 desocupados que no tienen ningún
ingreso. En el conurbano y en provincias del Norte la pirámide de ingresos es
más dramática ya que la mitad de la gente percibe menos de $ 2.500 por mes.
Buena parte de esa
gente está al frente de su hogar o familia.
Según el informe de
la UCA, “a pesar de los enormes esfuerzos en materia de gasto social,
incluyendo los programas de transferencia de ingresos -20% de los hogares
reciben algún programa social-, la marginalidad estructural continúa presente
en nuestro sistema social y esto se refleja tanto en la existencia de un núcleo
duro que permanece en la indigencia, como a través del incremento evidenciado
en las tasas de hogares y de población en situación de pobreza”.
Clarín, 31-3-13