Señor, en estos días
tan sensibles para nuestro país, nosotros queremos sentir con tu Pueblo el
hondo calor de la vida que hay en nuestros barrios. Queremos sentir con la
Iglesia ese calor de hogar que nos hace familia y descansar nuestra vida en
Ella que es Madre y nunca nos abandona.
Sabemos que la fuerza
espiritual de los pobres nos convoca una y otra vez, invitándonos más que nunca
a trabajar juntos sabiendo que toda vida humana es sagrada. Y vale todo en todo
tiempo y lugar.
Señor Dios, tu eres
Nuestro y nosotros somos tuyos. Sabemos que la ley de tu Amor brilla en los
rincones más oscuros de la villa, en las familias más pobres de la ciudad.
Sobre todo cuando viven ese sentido de solidaridad y fiesta con la vida.
Señor, gracias porque
tu Rostro sonríe con ternura y esperanza cuando las chicas de nuestros barrios
deciden ser madre, aún en medio de un mundo que no garantiza una vida digna.
Sabemos que sos la fuente de la vida y la das como un regalo precioso en cada
niño que llega a este mundo. Queremos recibir agradecidos el don de la vida.
Señor, nosotros
seguiremos soñando con Vos, nosotros seguiremos intentando a tu lado que cada
embarazo llegue a buen término, que cada niña y niño pueda llorar su sueño al
salir del vientre de su madre: simplemente haber nacido.
Señor, nosotros seremos
fieles a las abuelas, madres y chicas de nuestros barrios que enarbolando en
sus cuerpos la apasionante bandera de la vida, quieran tener sus hijos,
criarlos, cuidarlos y amarlos con toda plenitud.
En Vos Señor seguiremos
creyendo y esperando junto a tu Pueblo viviendo el Evangelio y extendiendo tu
Reino. Nos da confianza tu Presencia entre nosotros y mucho más Tu Madre, que
nos anima y nos alienta a estar siempre abiertos a la Vida. A decir Sí con toda
la fuerza de nuestro corazón.