EL ABORTO NO.
Por Carlos Alvarez
Cozzi
Mucho se está
hablando de la llamada “nueva agenda de derechos” dentro de los Estados y
también a nivel de algunos organismos internacionales.
Pero la verdad es que mientras que el derecho a la vida
humana tiene reconocimiento convencional a nivel de tratados de Naciones Unidas
y de OEA, además de protección constitucional en la mayoría de los Estados, no
existen normas de esa jerarquía que consagren ningún supuesto derecho de la
mujer ni de nadie a quitar la vida a un ser humano indefenso e inocente como es
el “nasciturus”.
Y esto hay que
afirmarlo bien claramente y de manera rotunda. Varios intentos internacionales
de forzar instrumentos o incluso declaraciones, que no son tratados, para
receptar las consabidas consignas de la ideología de género, han naufragado. En
Europa la posición clara de países como Polonia, Hungría y Rusia, entre otros,
ha sido puntal para la defensa de la vida y de la familia constituida por la
unión de mujer y varón.
En América, las
posiciones claras de Perú, Paraguay y Ecuador, a su vez, vienen resultando
fundamentales para que la agenda de género no se institucionalice con tratados
o declaraciones internacionales en la región.
Pero algunos afirman
que esto es una cuestión de tiempo. Por qué? Pues porque sencillamente la
presión viene para derribar estas resistencias por el lado de condicionar el
otorgamiento de préstamos internacionales a los gobiernos que no cedan en sus
posiciones.
Por eso, resulta
necesario difundir estos hechos, recordar cuáles son las normas internacionales
y nacionales que rigen en la materia y sobre todo insistir a tiempo y a
destiempo que el respeto por los derechos naturales no puede ser negociado por
ninguna causa, porque se trata de derechos absolutos en primer lugar y además
que las normas no otorgan sino simplemente reconocen su preexistencia al Estado
y al Derecho.
Sólo se podrá estar
alerta en estos temas si se tiene conciencia de la importancia y gravedad de
los mismos. Los intereses creados son tan fuertes para llevarse por delante
estos principios que sólo la posición firme de los Estados podrá hacer que los
intentos se sigan topando contra la muralla inexpugnable de su defensa.
En ese sentido hay que
destacar la encomiable labor a nivel de Naciones Unidas que viene cumpliendo
desde hace años C-FAM con Austin Ruse a su cabeza. Como observador ante las
Naciones Unidas, ha cumplido una labor de anuncio y denuncia que estamos
ciertos ha resultado muy incómoda para los intentos conocidos de la agenda que
comentamos.
Pero esa y otros
organizaciones de defensa de derechos humanos se enfrentan a diario con el
problema de la falta de recursos económicos porque éstos no suelen fluir hacia
causas nobles como las que comentamos.
Por ello lo del comienzo de esta nota. Resulta
fundamental recordar una y otra vez que mientras que abundan los instrumentos
para la defensa de los derechos a la vida y a la constitución familiar, no
existe un sólo tratado o norma convencional que consagre supuestos “derechos”
que no son tales, por más que los conocidos de siempre traten de engañar
afirmando lo contrario.