POR GERMAN MASSERDOTTI
La Prensa, 16.06.2017
La Donum vitae
(Instrucción sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la
procreación) es un documento olvidado por molesto. Molesto al interior y al
exterior de la Iglesia Católica.
El 22 de febrero de 1987 el Cardenal Joseph Ratzinger,
entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, presentaba a
Juan Pablo II (1920-2005) el documento para la aprobación y publicación. Y así
sucedió. De su impacto da cuenta una nota del 21 de diciembre de 1988 que se
ocupa de la autoridad doctrinal de la Donum vitae. Esta nota, sin dudas,
también fue escrita por Ratzinger. El papa polaco sabía muy bien a quién había
nombrado "guardián de la ortodoxia" el 25 de noviembre de 1981. Se
trataba de un teólogo al que, por encima de las escuelas y opiniones, le
interesaba la custodia, la defensa y la transmisión del depósito de la fe en su
integridad.
El preámbulo de la Donum vitae es suficiente claro
sobre el problema planteado por diversas Conferencias Episcopales y numerosos
obispos, teólogos, médicos y hombres de ciencia: si las técnicas biomédicas que
permiten intervenir en la fase inicial de la vida del ser humano y aun en el
mismo proceso procreativo son conformes con los principios de la moral
católica. La instrucción se ocupará de responder "a la luz de la doctrina
precedente del Magisterio". El documento se ocupa de varias aplicaciones
de estas técnicas. En cualquiera de los casos analizados, a un problema
específico responderá del mismo modo: con precisión, sin "poesía".
La Donum vitae se ocupa de dejar bien en claro que la
fecundación artificial heteróloga -es decir, en la que uno de los donantes, al
menos, no se casó con el otro- es contraria a la unidad del matrimonio, a la
dignidad de los esposos, a la vocación propia de los padres y al derecho de los
hijos a ser concebidos y traídos al mundo en el matrimonio y por el matrimonio.
De esto se sigue "un juicio moral negativo de la
fecundación artificial heteróloga. Por tanto, es moralmente ilícita la
fecundación de una mujer casada con el esperma de un donador distinto de su
marido, así como la fecundación con el esperma del marido de un óvulo no
procedente de su esposa. Es moralmente injustificable, además, la fecundación
artificial de una mujer no casada, soltera o viuda, sea quien sea el
donador". Sin perder de vista que "el deseo de tener un hijo y el
amor entre los esposos que aspiran a vencer la esterilidad no superable de otra
manera, constituyen motivaciones comprensibles", sin embargo "las
intenciones subjetivamente buenas no hacen que la fecundación artificial
heteróloga sea conforme con las propiedades objetivas e inalienables del matrimonio,
ni que sea respetuosa de los derechos de los hijos y de los esposos".
Pero la Donum vitae no se detiene en sostener
solamente lo dicho arriba. Agrega que "la Iglesia es contraria desde el
punto de vista moral a la fecundación homóloga "in vitro"; ésta es en
sí misma ilícita y contraria a la dignidad de la procreación y de la unión
conyugal, aun cuando se pusieran todos los medios para evitar la muerte del
embrión humano". En este caso, "homóloga" significa que los
donantes están casados. Por cierto que "aunque no se pueda aprobar el modo
de lograr la concepción humana en la Fivet [fecundación in vitro y
transferencia al embriónÁ, todo niño que llega al mundo deberá en todo caso ser
acogido como un don viviente de la bondad divina y deberá ser educado con
amor".
Que un documento como la Donum vitae -y tantos otros-
resulten molestos fuera de la Iglesia Católica puede resultar explicable
incluso cuando, al fin de cuentas, la materia sobre la que trata tiene que ver
con el orden y la ley natural. Pero, ¿cómo entender este fenómeno de
contestación al interior de la comunidad eclesial?
INCOMPRENSION
La nota de 1988 dice que el Magisterio de la Iglesia
continúa "encontrando una tenaz resistencia en la difundida mentalidad
tecnicista y práctica, que no alcanza a entender por qué no es licito usar una
tecnología que ya ha conseguido producir varios cientos de seres humanos".
Y, a renglón seguido, agrega:
"El impacto producido por los éxitos obtenidos y
profusamente publicados ejerce de hecho un influjo deslumbrante, hasta el punto
de que muchos son incapaces de percibir la lógica deshumanizadora que contiene
la fabricación de un hijo. Y de este modo ocurre que, incluso entre los que
admiten que no todo lo que es técnicamente posible es automáticamente aceptable
desde un punto de vista moral, haya alguno que se pregunte cándidamente qué hay
de malo en el intento de obtener una concepción humana de modo distinto al de
la unión sexual entre el hombre y la mujer".
"Las vacilaciones y discordancias dentro del
campo católico -agrega la nota de 1988- han contribuido no poco a complicar
todavía más la cuestión. Sobre todo, es difícil valorar la gravedad de la
decisión de algunas clínicas universitarias católicas de continuar, en ciertos
casos, la práctica de la fecundación "in vitro" homóloga. Después de
la clara condena contenida en el documento de la Congregación para la Doctrina
de la Fe [Donum vitaeÁ, esta resolución, desde el momento que se ha hecho
pública se ha convertido en un desafío".
Esta repuesta contestataria sobre las afirmaciones del
Magisterio eclesial ya se había visto a propósito de la encíclica Humanae vitae
de Pablo VI (25 de julio de 1968), en la que se trata sobre la regulación de la
natalidad y en la que se señala, como alternativa al uso de anticonceptivos, la
práctica de la paternidad responsable. Nihil novum sub sole.
Lo cierto -y lamentable- es que algunos teólogos, ya
sea individualmente como agrupados, no reconocen la competencia específica del
Magisterio eclesial en cuestiones morales y, todavía más grave, no aceptan que
documentos como la Donum vitae, la Humanae vitae y tantos otros que hablan con
claridad tengan un carácter magisterial. Pero también es cierto que, en
cualquiera de los casos, "corren fuera del camino".
Para esclarecer y proporcionar una guía segura de las
conciencias, no queda sino recordar a documentos como la Donum vitae y
"hacerlos hablar" frente al silenciamiento que se impone en torno a
ellos.