Aica, 21-12-15
Es sabido que el argumento que más se utiliza para justificar la legalización del aborto es la necesidad de evitar la muerte de miles de niños que, según afirman los partidarios del asesinato de nascituros, ocurren en las intervenciones clandestinas, pese a que las cifras aducidas siempre fueron refutadas.
Ahora acaba de ocurrir aquello que se quería evitar, no en un sitio clandestino sino en uno de los lugares en los que el Estado afirma que es seguro. Lo informa el boletín “Notivida” en su número 995 del 18 de diciembre, que dirige la licenciada Mónica del Río.
Una adolescente de 17 años, dice Notivida, murió en el Hospital de Esquel, tras ser derivada desde el centro asistencial de El Maitén donde había sido sometida a una “Interrupción Legal del Embarazo” (ILE).
“Interrupción legal del Embarazo” es el nombre que se encontró para no utilizar la palabra aborto que suena mal a los oídos del común de la gente, y para ocultar más todavía el crimen, se habla ahora de la ILE.
Los índices de mortalidad materna por aborto son -expresa Notivida- considerablemente más altos que los asociados con los nacimientos y la fiscalía investiga por qué practicaron una ILE con una gestación avanzada. Se secuestró la historia clínica e indagan a todos los profesionales intervinientes.
El 1 de diciembre le habían hecho una ILE en El Maitén y el 6 de diciembre la derivaron con un cuadro infeccioso al Hospital de Esquel donde falleció. El hecho tomó estado público al iniciarse las actuaciones judiciales.
Los padres de la menor, que tras su fallecimiento se enteraron de que le habían practicado un aborto, afirman que de haberlo sabido hubieran aceptado al nieto y resaltan con tristeza que ahora no tienen ni nieto, ni hija.+