Por Wendy Wright
Tal vez hayan sido nada más y nada menos que un millón de personas las que marcharon en París y en embajadas francesas de todo el mundo en contra de un proyecto de ley que legalizaría el matrimonio entre personas del mismo sexo en Francia. Una de las sorpresas de la campaña a favor del matrimonio tradicional en ese país es que los homosexuales se unieron a los líderes y activistas profamilia en la iniciativa.
«El derecho de los niños prevalece sobre el derecho a los hijos» fue el eslogan de manifestantes como Jean Marc, alcalde francés que también es homosexual.
Aunque Francia es conocida por si actitud laissez faire hacia el sexo, los líderes provida rápidamente organizaron una gran cantidad de gente. Cuando el presidente Hollande anunció su intención de legalizar el matrimonio homosexual el pasado noviembre, una manifestación en contra de la propuesta reunió a cien mil personas. Y luego, lo que comenzó como un debate sobre los derechos de los homosexuales se convirtió en uno sobre el derecho del niño a tener una madre y un padre, y se disparó la cifra de opositores, que llegó a incluir aliados insólitos.
Xavier Bongibault, ateo homosexual, es un destacado exponente en contra del proyecto. «En Francia, el matrimonio no está diseñado para proteger el amor entre dos personas. El matrimonio francés está específicamente diseñado para proporcionar familias a los niños», dijo en una entrevista. «El estudio más serio realizado hasta ahora... demuestra de forma muy clara que un niño tiene problemas cuando es criado por padres homosexuales».
Jean Marc, que vive con un hombre desde hace veinte años, sostiene: «El movimiento LGBT que habla en los medios... Ellos no me representan. Como sociedad, no deberíamos estar fomentando esto. No es biológicamente natural».
Indignado por el proyecto de ley, Jean-Dominique Bunel, especialista en derecho humanitario de 66 años de edad que efectuó tareas de socorro en áreas devastadas por la guerra, dijo a Le Figaro que fue «criado por dos mujeres» y que padeció «la falta de un padre, de una presencia diaria, de una personalidad y de un ejemplo adecuadamente masculino, de algún contrapeso para la relación entre mi madre y su amante. Fui conciente de esto desde muy temprano. Viví esa ausencia de un padre, la experimenté, como una amputación».
«En cuanto supe que el gobierno iba a oficializar el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, quedé desconcertado», explicó. Sería «institucionalizar una situación que me marcó de forma considerable. En eso hay una injusticia que no puedo permitir de ninguna manera». Si las mujeres que lo criaron hubieran estado casadas, «hubiera saltado a la palestra y hubiera presentado un reclamo ante el estado francés y ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por la violación de mi derecho a una mamá y a un papá».
Una alianza profamilia que incluye homosexuales ciertamente es diferente a las estadounidenses o posiblemente a la mayoría de las que existen en el mundo. Resulta poco claro por qué al menos algunos homosexuales franceses no solo estarían a favor del matrimonio entre un hombre y una mujer, sino que también harían campaña en contra del matrimonio homosexual. Podría ser porque Francia permite las uniones civiles para todas las parejas desde hace más de una década. Sea cual fuere el motivo, esta potente coalición podría detener el matrimonio homosexual en ese país
La Asamblea Nacional Francesa tratará el proyecto de ley el 29 de enero.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
NUEVA YORK, 18 de enero (C-FAM)