El 27 de noviembre se
realizó una interpelación en la Comisión de Asuntos Internacionales del
parlamento uruguayo, donde asistieron el canciller Luis Almagro; el presidente
de la delegación uruguaya ante la Comisión Administradora del Río Uruguay
(Caru), el capitán de navío (R) Gastón Silberman; entre otros funcionarios.
Allí, Silberman reconoció que la pastera Botnia (Actualmente Orion-UPM)
contamina “en casos aislados y en forma alternada”.
Al responder por qué
no se ha podido divulgar los informes de los monitoreos, Silberman reconoció
que “ha habido diferencias en la interpretación de distintos elementos que han
ido cambiando con el tiempo. Quiero aclarar que cuando se hace un ingreso a la
planta de UPM, es a los alrededores, no al funcionamiento dentro de la planta”.
“Las muestras que se
toman se dividen en dos partes. Una, va para el Comité Científico y, la otra,
para la Dinama. Lo mismo ocurre en el río Gualeguaychú. Es decir que en nuestro
país, Dinama realiza los mismos análisis de las mismas muestras. Uruguay tiene
los resultados de su propia Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama)”.
“Con respecto a los
monitoreos, en las notas reversales estaban establecidos tres planes
específicos. El primero se está llevando adelante ahora en UPM y en la
desembocadura del río Gualeguaychú; el segundo se hará en cuanto a la calidad
de aguas a lo largo de los quinientos kilómetros de aguas comunes
jurisdiccionales del río Uruguay, desde Nueva Palmira, Punta Gorda, hasta el
Río Cuareim; el tercero será un monitoreo puntual de una y otra ribera de los
centros poblados de los establecimientos agropecuarios y de las plantas
industriales”, contextualizó y sostuvo que “el primer plan de trabajo es el que
ahora se está llevando adelante. El segundo plan está elaborado, pero todavía
está a estudio y no está aprobado. El tercero será más distante en el tiempo y
todavía no se ha elaborado”.
“La pregunta concreta
es la situación actual con respecto a por qué no se ha podido hacer un informe
procedente de la Comisión Administradora del Río Uruguay y de su órgano
subsidiario, el Comité Científico. Ha habido diferentes causas. La primera fue
una diferencia en la temperatura de los efluentes de la planta Orión UPM y en
su interpretación.
Silberman reconoció
que Botnia presentó “una solicitud de modificación de temperatura de vertido de
los efluentes”. Y describió que “luego de efectuados todos los estudios
correspondientes por parte de la Dirección de Medio Ambiente (Dinama), se emite
la Resolución Nº 370 del 29 de abril de 2011, donde establece que la
temperatura máxima de los efluentes podría llegar hasta 37 grados.”
Silberman ahonda y
sostiene que “por la Resolución Nº 370, se autoriza a que los efluentes de la
planta Orion puedan tener una temperatura de hasta 37 grados. Hasta ahora, la
realidad es que la temperatura de los efluentes nunca superó los 32 grados; por
lo general ha sido de 31 grados y décimas. ¿Qué ocurrió? Ese cambio fue
notificado por la delegación uruguaya a la delegación argentina, para que a su
vez lo trasladara a su Cancillería, a su Estado, pero ésta no accedió”.
“Lógicamente, como la CARU es un organismo
binacional, para que como tal se pueda expedir, debe tener la aprobación de las
dos delegaciones. En este caso, la delegación argentina no aceptó la
modificación introducida. Por lo tanto, no se le pudo dar al Comité Científico
el cambio de temperatura admitido”, reconoció.
“Ese fue el elemento
que durante muchos meses no permitió que la Caru pudiera sacar sus conclusiones
de las muestras remitidas a laboratorios canadienses -cuyos resultados los
recibe la Caru, las delegaciones y los presidentes de las delegaciones. No se
pudieron difundir los resultados ni llegar a una conclusión porque, según el
Comité Científico, para los delegados argentinos la temperatura de los
efluentes era de 30 grados y para los delegados uruguayos, la temperatura
máxima de los mismos era de 37 grados”.
Acto seguido,
Silberman reconoció que “existe la convicción de que no hay contaminación que
supere los parámetros establecidos, aunque de vez en cuando, algún parámetro es
sobrepasado”.
“Uno de los últimos
planteos argentinos fue hacer de público conocimiento los resultados de la
planta Orion, de UPM. Argentina planteaba publicar, por un lado, los resultados
de UPM y, además, que los resultados fueran publicados en pantallas públicas,
en las plazas o en lugares de mucha concurrencia, tanto en Gualeguaychú como en
Fray Bentos”.
“También pretendía
introducir -lo cual no estaba previsto en las Notas Reversales ni en los
protocolos- algo que se hace científicamente, pero no para la gente común:
exhibir cálculos másicos. Por ejemplo, planteaban que hay un parámetro que se
excedió: fósforo, nitrógeno. Este es un excedente similar a los efluentes de una
ciudad de 238 mil habitantes”.
Por eso Silberman les
aclaró a los parlamentarios que esa propuesta “no fue aceptada por Uruguay”. Y
sostuvo esa negativa porque “más allá de lo que estaba establecido en las Notas
Reversales (de los cancilleres) y en los protocolos (científicos), había una
intención de influir psicológicamente en la población. Si bien en el ámbito
científico son elementos que se tienen en cuenta y se intercambian”.
“Podemos aseverar que
no hay contaminación con mayúsculas por encima de los parámetros, salvo en
casos aislados y en forma alternada”, reiteró el presidente de la delegación
uruguaya ante la Caru.
Fuente: EL ARGENTINO,
Gualeguaychú, 10-12-12