DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

Drogas




La necesidad de políticas públicas integrales

Gabriela Richard Losano.

¿Puede una “política de drogas” constituirse en una estrategia de abordaje eficaz para el problema de las adicciones? La respuesta es no.
Una política así planteada, que enfoque las drogas pero no el deseo que mueve a las personas a consumirlas, o el contexto que las constituye en objeto de deseo y promueve su aceptación social, no pasará de ser una política reduccionista y fragmentaria.
El modo de denominar un tema simbólicamente delimita el campo de acción y condiciona los resultados. Cuando se propone hacer algo en los términos citados, es posible prever sus limitaciones.

Como alternativa, los nuevos paradigmas proponen usar otros de mayor alcance, tales como “adicciones” y “procesos adictivos en general” (incluidas así las adicciones sin sustancias) y con ellos enfocar la dinámica de este fenómeno en su complejidad (no sólo la droga o la fase de drogadependencia), priorizando el derecho humano a la salud.
Esto es necesario para garantizar la igualdad de oportunidades respecto del derecho a acceder a los recursos para la toma de decisiones autónoma y responsable de cada ciudadano, en especial las relativas a cuestiones que puedan afectarlo a él y a su entorno.

Reducir la demanda.
Consumir sustancias psicoactivas no es saludable en ningún caso. Tampoco es saludable lo que enfoques cortoplacistas denominan consumo “no problemático”, por no encuadrarse en el tradicional perfil de toxicomanía.
Finalmente, si de uso terapéutico se tratara, en el caso de que se demostrara de modo científico las ventajas de consumir alguna sustancia no comercializada ya como medicamento, este implicaría la existencia de una patología a tratar y quienes consumieran a tal fin serían enfermos que requieren tratamiento y no la población en su conjunto.
Entre tanto, mientras aún se discute acerca de si se continúa o no la guerra contra las drogas, las políticas integrales para afrontar el problema de las adicciones, que incluyan contexto y sujeto en su enfoque, siguen sin estar disponibles.

Trabajar para reducir la oferta exige atender su par complementario: trabajar para reducir la demanda.
Es decir, reducir la predisposición a desarrollar ciertas prácticas; en este caso, las de consumir drogas.
Ampliar el debate. La discusión, planteada linealmente en términos de todo o nada, impide considerar matices y contribuye a desplazar el foco de análisis de las cuestiones de fondo, relativas a la salud y al desarrollo social, hacia el orden de lo jurídico.
Para superar esta simplificación, es preciso ampliar el alcance de la discusión.

Ello permitirá incluir desde la consideración de dispositivos sanitarios y educativos, aplicables a la prevención y la asistencia, hasta la de mecanismos de promoción de la cultura del trabajo y estudio de orígenes de fondos destinados financiar a instituciones públicas y privadas (incluidos medios de comunicación masiva tales como sitios de Internet, Facebook y la revista THC , destinados a la promoción y venta de marihuana), pasando por el análisis de conceptos tales como “sociedad de consumo” y “buen vivir” y su impacto en procesos de construcción de identidad en la familia y la escuela, entre muchos otros.
Hacer un recorte de la complejidad en torno del acto de permitir o prohibir es una expresión más del pensamiento mágico, según el cual el mundo cambia sólo cambiando una ley.

Esto hasta podría indicar una transferencia de responsabilidades desde diversos actores sociales hacia jueces y organismos de control. Si así fuera, es probable que más tarde, cuando no se obtuvieran los resultados esperados (que sin duda no van a alcanzarse si no se realiza un abordaje integral), estos operaran como chivos expiatorios de la ineficacia de tales políticas.
A su vez, ampliar el alcance de la discusión en la dimensión temporal implica observar no sólo los hechos actuales que se pretenden regular, sino también aquellos que tales pautas regulatorias promoverán de modo directo o indirecto en el futuro.
Múltiples aportes. La necesidad de innovación en materia de políticas públicas para afrontar el problema de las adicciones requiere aportes del ámbito legislativo, sólo como correlato de un movimiento conjunto de diversas instituciones, con la iniciativa de los sistemas sanitario y educativo, y que incluya la previsión responsable de los efectos que cualquier cambio pudiera aparejar y garantice la presencia de los dispositivos necesarios para contenerlos.

Hasta el momento, subsiste la duda acerca de en qué medida la despenalización de la tenencia de cocaína, marihuana, heroína, éxtasis y otras drogas para consumo personal puede contribuir a mejorar la calidad de vida y el nivel sanitario de la población en su conjunto.
En definitiva, cada cambio propuesto en el orden ejecutivo, legislativo o judicial, debería realizarse de manera coordinada, conforme a una meta trazada según el modelo de país que se desea alcanzar.
Pensar el país que somos y que nos proponemos llegar a ser exige pensarnos a nosotros mismos, aprender de aciertos y errores. Es difícil hacerlo en el actual contexto, pero peor sería ni siquiera intentarlo.
Control social. En cualquier caso, conviene tener en cuenta lo que plantea Enrique Saforcada, destacado sanitarista argentino: “Las drogas (legales e ilegales) son un instrumento de control social en tanto impiden que la gente piense y actúe críticamente”.

En este mundo globalizado, donde la lógica de mercado suele instalarse por encima de las lógicas promovidas por los estados, habrá que incluir la pregunta acerca de los intereses que podrían estar operando detrás de estas herramientas de control social, a veces solapadas bajo el formato de lo recreativo, terapéutico o socializador, y si estos intereses facilitan u obturan el proceso de construcción del país donde poder vivir con pleno ejercicio de los derechos humanos.
Las mejores políticas públicas integrales son las que tienen en cuenta el bien común y el largo plazo en su perspectiva. Son las que necesita la Argentina. Sin ellas, cada vez habrá más casos de personas con adicciones, con todos los costos sociales y sanitarios que ello implica.


Directora de la Fundación ProSalud, codirectora de curso de posgrado  en Salud Pública, Redes Sociales y Adicciones de la UNC

La Voz del Interior, 1-7-12