Por Guillermo Cherashny para el Informador Público
El alerta verde enviado por la DEA a la Casa Rosada se centraría en la existencia de propiedades del parricida en Miami, que provendrían del lavado de dinero de la corrupción y del narcotráfico. Estas sospechas se ven ahora reforzadas por el descubrimiento de que Schoklender había montado también un aparato paramilitar para proteger sus actividades. El mismo estaba compuesto por más de 12 personas, incluidos los francotiradores que se ubicaron en las viviendas populares construidas por las madres cuando los okupas tomaron por asalto el Parque Indoamericano, en diciembre pasado. La Nación señala ayer que esos francotiradores habrían asesinado a dos personas y que la Policía Federal, inicialmente acusada por el hecho, no habría tenido relación alguna con el mismo y s{olo habría protagonizado maltratos que se vieron por televisión cuando algunos policías golpearon a los okupas. A partir de esto, se armó el gran cuento de la represión policial, que terminó con la creación del Ministerio de Seguridad. Ahora resultaría según las pericias que fueron los pistoleros de Schoklender los que habrían colocado balas como las usadas por la policía en la escena del crimen.
Los vuelos chaqueños
Las sospechas de la DEA se posan también sobre José Fernando Caparrós Gómez. Éste comenzó a los 18 años en la Compañía Financiera Corprend S.A. En los últimos años formó parte de los directorios de Valores Negociables S.A., Average S.A., Western Wheel Works S.A. y la Cooperativa Monetización S.A., una de las tantas empresas vinculadas a Sergio Schoklender y que comparte el domicilio con Meldorek, Rosales 855 (Ramos Mejía).
Fernández Caparrós sería el segundo dueño de Meldorek S.A. y tiene a su nombre el yate Sirius, modelo valuado en cerca de un millón de dólares. También habría dos sociedades anónimas registradas en Miami, que este empresario exitoso compartiría con Pablo Schoklender en la ciudad de Miami. Caparrós es además presidente del Club Ferrari. Y la Ferrari de Meldorek está valuada en 260.000 dólares.
La impunidad de la que gozaba el parricida le permitía moverse con comodidad desde el Chaco a la frontera con Paraguay, por donde se canaliza parte del tráfico de droga que se origina en Colombia bajo el control de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). Éstas vienen aumentando su presencia en el país vecino y también participaron de secuestros, como el de la hija del ex presidente Lisandro Cubas. De ahí los 77 viajes al Chaco con el Cessna Citation, que servían también para “apretar” a los obreros de las viviendas y centros de salud del programa Sueños Compartidos.
10-6-11