DON BOSCO

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"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

ABORTO Y VIOLACIÓN



Javier Vigo Leguizamón

Para procesar a una persona por la presunta comisión del delito de violación, la ley exige contar con elementos de convicción suficientes. No basta la mera sospecha; se requiere que obren en la causa elementos objetivos y subjetivos que permitan estimar como probable la comisión del delito. La condena final solo llegará si existe la certeza de que se ha cometido.

De aprobarse en el Senado el proyecto de ley que consagra el derecho al aborto, para condenar a muerte a un niño en gestación, aún a horas del parto, bastará una mera declaración jurada de su madre, efectuada, no ante el juez, sino ante el médico tratante, alegando que el embarazo es producto de una violación. Si para procesar se requiere contar con elementos de convicción suficientes, ¿cómo podría autorizarse la condena a muerte del más indefenso de los seres humanos sin investigación judicial alguna?

El derecho a la vida de un niño por nacer no puede colocarse en un rango inferior a la presunción de inocencia. No estamos ante un trámite administrativo que se cumple mediante la presentación de un mero formulario; nos hallamos ante la vida de un ser que merece tanto respeto como la de su madre. En un país que debería esforzarse en rescatar el sagrado valor de todas las vidas, el proyecto de ley subvierte el orden de prioridades y los valores en juego. Ordena primero llevar adelante el aborto, después, siempre y cuando medie denuncia penal, se investigará si existió o no una violación. 
Tratándose de un delito de instancia privada basta que la mujer no formule la denuncia penal para que el presunto violador quede impune, pese a haberse matado a un inocente. Al no exigir la previa radicación de la denuncia el texto facilita la posibilidad de que los integrantes de la pareja simulen una violación para llevar adelante el aborto.

¿Han pensado los senadores que de aprobar el proyecto estarían consagrando los deseos del más rancio liberalismo norteamericano? Entrevistada Hillary Clinton durante la campaña de las últimas elecciones presidenciales, sostuvo que los bebés en el vientre no tienen derechos constitucionales. Una mujer debería tener el derecho de abortar incluso horas antes del nacimiento, afirmó. Meses antes, la multinacional del aborto Planned Parenthood, acusada de traficar con tejidos y órganos de bebés abortados en sus instalaciones, había hecho público su apoyo a la candidatura de Clinton.

¿Es casual el llamativo silencio del proyecto respecto del destino a dar a los restos del ser humano abortado?

Carta de lector, La Nación, 4-8-18