a todo vapor hacia el aborto,
frenón a la eutanasia
By Stefano Gennarini, J.D.
NUEVA YORK, 13 de abril (C-Fam)
“Los derechos sexuales y la salud reproductiva son
inherentes a la dignidad de mujeres y niñas,” así lo dijo el mes pasado Kate
Gilmore, segunda al mando en el Alto Comisionado de Derechos Humanos en una
reunión de expertos y burócratas de la ONU en Ginebra.
Gilmore congregó a una treintena de expertos
internacionales que conforman dos comités que dan seguimiento a tratados de
derechos humanos, con el objetivo de “confrontar” a la Asamblea General de la
ONU y para “desafiar” a los estados miembros que repetidamente se han rehusado
en reconocer un derecho internacional al aborto.
“No es tiempo de optimismo. No es tiempo de esperanza.
Es tiempo de heroísmo”, dijo Gilmore.
Provocando a los expertos, dijo que las limitantes que los estados
miembros han impuesto sobre las capacidades de los expertos y de sus recursos eran
un “esfuerzo pernicioso e intencional de contraponerse a su autoridad,
debilitando el alcance de sus responsabilidades y desmereciendo la autoridad a
través de la cual ustedes hablan.”
Los comentarios llegaron cuando Gilmore, la segunda
oficial de alto rango de derechos humanos de la ONU, dio por iniciadas las
primeras reuniones conjuntas de comités de la ONU que revisarían la
implementación del Tratado Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y
el Tratado Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales;
considerados ambos como tratados fundacionales de derechos humanos de la ONU.
Gilmore recordó a los expertos sobre el “supremo valor
de la persona humana” como el principio vital tras el proyecto de derechos
humanos.
Más adelante, durante la semana de pascua, el Comité
de Derechos Humanos, que es el que supervisa la implementación del tratado de
derechos civiles, continuó con su análisis de un apartado legal que proclama
tanto el derecho al aborto como el derecho a morir como inherentes al derecho a
la vida.
Según comentarios sobre el documento preliminar de
Amnistía Internacional y de grupos abortistas, los expertos concordaron en que
deben encontrar la manera de limitar el derecho de consciencia a objeciones de
profesionales en medicina y fortalecer el lenguaje para acceder al aborto.
Los miembros del comité no trajeron a colación ninguno
de los comentarios de los Estados Unidos, Polonia, Egipto, Japón, así como de
docenas de otros estados y de grupos pro-vida que insisten en que el aborto no
puede ser considerado, bajo ninguna circunstancia, como un derecho humano.
La discusión en torno a los párrafos acerca del aborto
y la eutanasia comenzaron con las alusiones de felicitación para el profesor de
leyes israelí, principal creador del documento; quien en octubre pasado se
burló de la oposición a un derecho internacional al aborto.
“Quisiera tener el gusto de que se aceptaran esos
párrafos lo más pronto posible.”, bromeó una vez más.” Y se pasó al tema de la
eutanasia con la misma frivolidad.
“Por suerte, el párrafo diez no tiene nada que ver con
ningún tema controversial, solamente suicido y eutanasia,” dijo.
Luego de discutir el del párrafo de manera somera, los
expertos se detuvieron en seco de decir que el tratado, en sus versiones
incipientes, incluía un “derecho a morir”. Dijeron que sería políticamente “más
seguro” no tomar esa ruta. Pero también dijeron que el tratado permitía la
eutanasia como un ejercicio de autonomía personal.
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales dice además que la mujer tiene derecho a salud sexual y
reproductiva, incluido el aborto, amparado por legislación internacional.
Insiste que este derecho humano de tratados de la ONU ha ido evolucionando, no
obstante ninguno de estos tratados que ellos monitorean mencionan siquiera
tales obligaciones.
El equipo de Gilmore monitorea/ prepara opiniones para
ambos comités.
Gilmore se convirtió en celebridad internacional
pro-aborto luego de tornar Amnistía Internacional de ser una organización neutra en el
tema de aborto a ser defensora del mismo como un derecho humano. Fue contratada
por la oficina de derechos humanos de la ONU en el año 2016 luego de varios
años en el Fondo de Población de la ONU.