Francisco
recibió a Hebe de Bonafini en Santa Marta
30/05/2016
Carlos
Álvarez Cozzi
Esta
dirigente de Madres de Plaza de Mayo de Argentina decía: “la basura va junta,
Macri y Bergoglio. Son de la misma raza y de la misma ralea. Son la vuelta de
la dictadura”.
Toda
persona tiene derecho a cambiar, si es con sinceridad. Lo que nos cuesta entender a los rioplatenses
sobre todo, es como se puede estar deseando recibir a esta señora, que defecó
hace años en la Catedral de Buenos Aires, cuando Bergoglio era el cardenal
arzobispo de Buenos Aires, o sea a una sacrílega, con una sonrisa incluso, y
uno poco antes hacerlo sin mostrarle los dientes al jefe de Estado del mismo
país, Mauricio Macri o negarse a recibir a la gran dirigente social argentina
Margarita Barrientos, de la obra “Los Piletones”?. O cuando visitó Cuba,
negarse a recibir a las Damas de Blanco?
Claro
que Jesús se acercaba a todos, a todos los bien intencionados.
Lo que
no nos parece bien, como católicos, es que el Sucesor de Pedro para reunirse
con esta anciana, incluso haya aceptado las condiciones que ella puso!?
Ante
las fotos del encuentro divulgadas se me viene a la mente la frase del Señor
cuando dijo a Judas: “con un beso entregas al Hijo del Hombre?
Por qué
el Papa recibió a Bonafini
Alberto Buela (*)
A Celina Lértora, maestra de filosofía, que me
preguntó
Ayer
el Papa recibió a Bonafini y todo el mundo hablando loas de semejante
entrevista: Es una prenda de unión entre
los argentinos; se cicatriza la grieta de la sociedad; pidió perdón por mandar
a defecar en la Iglesia; denunció la maldades de Macri y las bondades de
Cristina; qué bien Francisco, que supo poner la otra mejilla, etc., etc. Pero
lo cierto es que los católicos de a pié, el pueblo cristiano llano, sin
veleidades intelectuales vivió la entrevista con: “Y, que el Papa haga lo que quiera”. Con cierta desazón, si se
quiere, un tanto molesto.
Es
verdad, el Papa Francisco puede hacer lo que quiera, y parece que de hecho lo
hace. Además nosotros no somos quienes para decirle qué tiene que hacer, aunque
los periodistas sí le dicen qué hacer.
En
Argentina, los analfabetos locuaces como Mauro Golfarb (llamado Viale) y su
hijo Jonatan, Alfredo Lewkowicz (llamado Leuco) y su hijo Diego; Sergio Rubin, y
tantísimos otros que no son cristianos, le dicen a diario qué tiene que hacer y
en qué tiene que transformar a la Iglesia. Mientras tanto el mundo cristiano
acepta callado todo cuanto dice y hace el Papa argentino. Y si alguna voz
surge, ella viene del conservadorismo católico, que no corta ni pincha en nada
dentro de nuestra sociedad.
Los que no se quedan callados son todos
aquellos que se cuelgan de la sotana blanca para hacer política partidaria,
diciendo, por ejemplo: el Papa es
peronista o el peronismo se funda en
la doctrina de la Iglesia. Con lo cual comenten dos errores: ni el Papa en
tanto tal puede ser peronista ni el peronismo se funda en la Iglesia sino que
tiene autonomía ideológica.
Pero,
vayamos al grano, porqué el Papa recibió Bonafini. La razón que desde la
filosofía encontramos es la siguiente:
Las
virtudes cardinales, esto es las mayores y sobre las que giran todo el resto,
que varían según las escuelas y los tiempos, y que fueron establecidas por
Platón son la prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Pueden ser definidas
como hábitos, esto es, repetición de actos buenos que como términos medios
distan de sus extremos. El exceso de prudencia es la cautela excesiva o
inmovilismo y su defecto la precipitación. En la fortaleza o valentía el exceso
es la temeridad y el defecto la cobardía. En la templanza el exceso es la
insensibilidad y el defecto el desenfreno.
Pero
¿qué pasa con la justicia?. Es un lugar común afirmar que la justicia no tiene
exceso pues ¿se puede encontrar a alguien demasiado justo o más que justo?. Sin
embargo el juez con la equidad y el santo con la misericordia van más allá de
la justicia dando más de lo que corresponde, a pesar que muchas veces esos
actos conllevan injusticia.
Ahora
bien, si nos acercamos a la justicia desde la conducta justa vemos que ella es
el término medio entre padecer injusticia o cometer injusticia, entonces
podemos afirmar que la justicia es término medio de sí misma, mientras que la
injusticia lo es de los extremos. Así es injusto padecer como cometer
injusticia, una por exceso y otra por defecto.
Esta
es la teoría que nos permite explicar
racionalmente por qué el Papa Francisco recibió a Bonafini, porque él está
guiado por la misericordia que va más allá de la justicia y, a veces como en
este caso, produce hechos injustos como es recibir a alguien anticatólico, que
para colmo ofendió expresa y materialmente a la Iglesia, que es asamblea, y con
ello a todos los cristianos.
Este
es un claro ejemplo como un acto de misericordia puede ser también injusto. Y
es por ello que no puede existir, como se pretende hoy, una teología de la
misericordia (como no puede haber una teoría de la justicia fundada en la
equidad), pues no se puede hacer ciencia sobre lo particular, habida cuenta que
la misericordia es un acto que se resuelve en sí mismo y en cada caso. Y la
equidad es la facultad del juez de ir más allá del derecho para atender a la
necesidades privadas de tal o cual
condenado.