Ha dejado de ser
aduana, para pasar a ser casa abierta
José Manuel Vidal
Periodistadigital.com, 01 de diciembre de 2014
Es ya una marca
consolidada y de prestigio. De la mano de Carlos Romero, presidente de la ACdP , y de Rafael Ortega, su
director, el Congreso 'Católicos y Vida Pública', que viene organizando desde
hace años la ACdP ,
se asienta y gira al centro, de donde nunca debió haber salido. Porque ésa es
la vocación de los Propagandistas: formar líderes políticos y sociales que,
desde el centro ideológico, puedan servir de puente y aglutinar voluntades por
ambos lados.
En la época de
Coronel de Palma y de Alfredo Dagnino, los dos anteriores presidentes de la ACdP , la Asociación quiso
convertirse en la aglutinadora de todas las milicias conservadoras eclesiales,
a costa de dejar en manos de movimientos y asociaciones jirones de su propio
carisma. La ACdP
dejó de ser centrista y centrada, para convertirse en el banderín de enganche
de movimientos y asociaciones muy conservadoras, algunas de ellas rayanas con
el sector ultra.
Desde que llegó a la
presidencia de los Propagandistas, en 2011, Carlos Romero quiso reconducir a la ACdP y volver a situarla en
la estela de su fundador, el Padre Ayala, y de su máxima figura, el cardenal
Herrera Oria. Y para eso, tuvo que soltar lastre y dejar de ser el imán de todo
el conservadurismo eclesiástico.
Han pasado tres años,
Romero acaba de ser reelegido al frente de la Asociación , y de su
mano la ACdP ha
vuelto donde solía. Y, como es lógico, al mismo centro ha virado uno de los
buques insignias de la institución, el Congreso Católicos y Vida Pública.
Un Congreso que,
desde que lo dirige Rafael Ortega, también se ha centrado y, sobre todo, ha
sintonizado con el Papa Francisco. Tanto en la elección de los ponentes, como
en el temario y en las diversas presentaciones.
La imagen que
transmite el nuevo Congreso Católicos y Vida pública ya no es la del búnker
católico, condensación de todas las esencias tradicionalistas. Aggiornado,
puesto al día, ha dejado de mirarse al ombligo patrio clerical. Ha dejado de
ser y sentirse autorreferencial y fortaleza asediada por los enemigos. Ha
dejado de ser aduana, para pasar a ser casa abierta, hogar de la misericordia y
hospital de campaña. En el más puro estilo de Francisco.
Y un viraje así, que
parece el lógico y el esperado en una institución eclesial, no resulta, a
veces, nada fácil. Los que, antes, lo consideraban como algo suyo, protestan y
lanzan anatemas y excomuniones. Les han quitado su caramelo. Han dejado de
usufructuar una plataforma y un escaparate público consolidado de presencia
católica en la sociedad y en la cultura. Han perdido la exclusiva de la
orientación y del desarrollo del evento...Y no se lo perdonan ni a Carlos
Romero ni a Rafael Ortega. Signo evidente de que el Congreso va por buen
camino.
Y, a mi juicio, tiene
que centrarse todavía más y conectar a fondo con el catolicismo social y con la Doctrina Social de
la Iglesia ,
una de las características distintivas de la ACdP desde su fundación. Volviendo a los
orígenes, tanto la
Asociación como el Congreso proporcionarán un inestimable
apoyo al Papa Francisco y ayudarán a poner, de una vez por todas, el reloj de la Iglesia española a la hora
de Roma. Enhorabuena a Carlos Romero y a Rafael Ortega por lo hecho y ánimo
para seguir apostando por la primavera, sin miedo a los guardianes del invierno.-