Desplazaron al Jefe del Grupo Aéreo.
La Casa Militar -encargada de la custodia presidencial- pasó a ser el destino más temido y menos elegido por los uniformados en la era kirchnerista. El reciente episodio que costó la cabeza al jefe de la Agrupación Aérea, vicecomodoro Walter Brun, confirmó el destino maligno que se atribuye a quienes caen en esa estructura de la Secretaría General de la presidencia que dirige Oscar Parrilli.
Parrilli echó al aviador Brun y lo reemplazó su segundo, otro vicecomodoro, que cruza los dedos para que la suerte lo acompañe hasta fin de año, época en que rotan los puestos.
El desplazado Brun liberó su oficina en silencio, retornó al edificio Cóndor y aún no se le asignaron nuevas tareas. El alejamiento es resultado de haber apoyado al piloto de un Fokker F27 quien decidió no descender en el aeródromo de Venado Tuerto por razones climáticas, actitud que a viva voz había desaprobado la ministra de Industria Débora Giorgi, integrante del pasaje oficial junto a una comitiva que incluía al secretario Guillermo Moreno. Todos viajaban al acto que encabezó Cristina de Kirchner el 4 de octubre último en esa ciudad santafesina con motivo de presentar el Plan Estratégico Industrial 2020, parte de la campaña electoral. El calvario de Brun, responsable operativo de la flota presidencial, comenzó cuando el F-27 retornó al aeroparque metropolitano tras el aterrizaje frustrado en Venado Tuerto por condiciones climáticas fuera de tolerancia para tomar la pista en VFR (acrónimo de Visual Flight Rules). En estas condiciones el piloto dirige su aeronave al aterrizaje manteniendo en todo momento contacto visual con el terreno, cosa que el primer teniente Silvio Puente no pudo hacer porque el techo de las nubes estaba por debajo de los 400 pies. La bronca contenida de Diego Machado, secretario privado de Giorgi, porque su jefa quedó al margen del acto presidencial se descargó en forcejeos y palabras subidas de tono (milicos de mierda) contra el jefe de la Agrupación Aérea, vicecomodoro Brun, quien pugnaba por zafar y en la maniobra hasta se le rasgó la camisa del uniforme. En el hall de espera de la plataforma militar, la ministra de Industria cuestionó la actitud del comandante del Fokker F-27, “usted es muy joven y no tiene experiencia, para mí había condiciones y podríamos haber descendido”, dijo Giorgi. “Esto no va a quedar así”, sentenció la ministra. ¿Haría lo mismo Giorgi con un comandante de Aerolíneas Argentinas que es la empresa en la que por convenio deben viajar los funcionarios públicos? El jefe de la Fuerza Aérea, Normando Costantino elevó un acta al ministro de Defensa, Arturo Puricelli con todo lo acaecido en el vuelo y se agregaron los datos meteorológicos con un extracto de las normas que rigen el vuelo en condiciones visuales. No se objetaron las decisiones del comandante de la aeronave pero la sangre llegó al río en la Secretaría General de la presidencia. Enterado de los escarceos pugilísticos protagonizados por Machado, Parrilli se comunicó por teléfono con el jefe Costantino y le anticipó que echaría a Brun luego de las elecciones. Así se cumplió, ni siquiera los méritos de haber sido primero de promoción, abanderado en la Escuela de Aviación Militar y ayudante secretario del propio Costantino entre 2007 y 2008 salvaron a Brun de la guillotina política.
Reformas
El organigrama de la Casa Militar fue modificado durante la administración Kirchner. Se le bajó el perfil jerárquico asignando uniformados de jerarquías intermedias,-antes era una posición cubierta por generales, almirantes y brigadieres-, y se recortaron áreas y funciones. En la actualidad el jefe es el teniente coronel Agustín Rodríguez, especialista en inteligencia, quien reporta dentro del Ejército al segundo jefe del arma y titular de Inteligencia, general de división, Cesar Milani. Rodríguez llegó a mediados de febrero de este año tras la dimisión del coronel Alejandro Graham quien se fue por choques con Parrilli. El final se precipitó por dos hechos: un misterioso daño en el ala derecha del Fokker F-28 matrícula T-02, Graham hizo la denuncia judicial por presunto sabotaje, pero el caso se cerró en un mes, luego afrontó el escándalo por el robo de viáticos presidenciales a un empleado de la Casa Militar.
Darío Rosatti
Informador Público, 19-11-11