DON BOSCO

DON BOSCO
"BUENOS CRISTIANOS Y HONRADOS CIUDADANOS"

La ideología de género


Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata (Argentina)

En el Congreso de la Nación se están preparando varios proyectos que tendrían que confluir en una ley llamada de “identidad de género”. Me parece oportuno, entonces, para comprender esta situación hacer alguna referencia a los jalones históricos del tema”

Podríamos decir que la ideología de género comienza a manifestarse cuando Simone de Beauvoir, en el año 1949, en su libro “El Segundo Sexo”, se lanza con esta afirmación: “mujer no se nace, se hace”. A partir de allí, sobre todo en la década del ’50 y especialmente en la década del ’60, de un modo intenso en los países anglosajones, comienza a desarrollarse la perspectiva de género que va invadiendo las ciencias sociales”

Es famoso el caso del doctor John Money, (money como dinero), y sobre todo una intervención suya que pretendió dotar de fundamento científico a esta perspectiva. Mejor habría que llamarla ideología de género. Nacieron en Canadá, en 1965, dos mellizos varones con igual patrimonio genético, uno de los cuales tenía una pequeña dificultad en el miembro viril. Al chico se le hace una operación de circuncisión, torpemente ejecutada y le queman el pene. Entonces fue consultado el Dr. Money, que ya era famoso, quien propuso operarlo; le amputó los órganos viriles, prescribió un tratamiento hormonal e impuso a los padres educar a ese chico como una mujer. Lo vistieron de rosa, le dieron juguetes de mujer, como se estilaba entonces y demás.

Pero resulta que el chico crece, y va manifestado actitudes totalmente masculinas. Su vida es un verdadero conflicto consigo mismo. Lo que se quería probar es que en realidad el sexo o el género, (y aquí hay una especie de sustitución subrepticia del sexo por el género), es algo que depende exclusivamente de la educación, del influjo social y cultural, y que no es algo que tenga que ver con la naturaleza, con la biología de la persona”

Resulta que este muchacho, ya crecido y con ese conflicto a cuestas se entera de lo que le había ocurrido, que en realidad era un varón y, entonces, exige volver a ser lo que debía haber seguido siendo siempre, lo que era en realidad. Se sometió ahora voluntariamente a otra operación, se casó, pero no pudo superar el conflicto y acabó suicidándose.

Este es un caso testigo, basado en la perspectiva de género, en la que se afirma que lo que llaman género, y sobre todo los roles del varón y de la mujer, no tienen nada que ver con la biología y que la biología tiene que, en todo caso, acomodarse a los eventuales trastornos de personalidad o a una elección subjetiva.

El concepto mismo de género es una especie de talismán que va produciendo un trasbordo ideológico inadvertido. Lo que se pretende es cambiar el sentido común de la gente. Ya no hablar más de sexo sino de género, y el género como algo que se elije, que se va formando con la educación, pero que en definitiva es decidido por una especie de autopercepción.

Tal es así que el proyecto de ley que se está gestando en el Congreso impone que una persona, un varón, por ejemplo, que se autopercibe a sí mismo como mujer, con sólo esa declaración bastaría para que pueda ser anotado en el Registro de las Personas cambiándose el nombre y recibiendo un documento con el sexo que él ha elegido.

Esta es la cuestión que se nos plantea ahora, de tal manera que en virtud de un completo subjetivismo, esta especie de autopercepción va a llevar, a acomodar la biología, la realidad natural de una persona, a sus perturbaciones u ocurrencias.

Tengamos en cuenta esto: la perspectiva de género ha impregnado ampliamente las ciencias sociales y sobre todo ha llegado a los contenidos curriculares de la educación argentina. En realidad es una ideología, que no tiene bases científicas serias. Intenta negar la naturaleza humana y la realidad que encontramos consagrada en las primeras páginas de La Biblia: Dios creó al hombre a su imagen: varón y mujer los creó. La realidad humana se verifica en esta dualidad, en esta distinción varón-mujer, distintos y al mismo tiempo complementario porque el uno está hecho para la otra. Esa es la realidad natural y la persona no puede negar el sustrato biológico de su ser. Ser varón o ser mujer depende de la biología, de la afectividad, de la psicología y depende también del orden espiritual- Todo eso configura la personalidad de un varón y de una mujer.

No podemos establecer un corte entre la libertad o la elección y la realidad natural, Aquello que hemos recibido como un don, la educación tiene que contribuir a mejorarlo, en orden a afianzar la propia identidad personal.

Al paso que vamos, con ciertas iniciativas parlamentarias, los argentinos saldremos primeros en el campeonato del disparate.

(Reflexión televisiva semanal de Mons. Aguer, en el programa Claves para un Mundo Mejor, 19 de noviembre de 2011)