En Argentina
se hace lugar al “cambio de sexo” de una niña de tan sólo 5 años de edad.
Por Carlos
Alvarez Cozzi
De internet
obtenemos este link:
“Princesa no,
caballero”: una niña de 5 años legalizó su cambio de género (https://www.lacontra.tv/una-nina-de-apenas-5-anos-se-ha-convertido-en-la-persona-trans-mas-joven-de-argentina)
Con esta
frase, una niña, cuyo nombre no ha sido revelado, adelantaba las supuestas
inquietudes que según sus padres sentía desde los dos años. Fue así como a la
inmadura edad de 5 años, acabó convirtiéndose en la “persona trans” más joven
de Argentina, consiguiendo incluso cambiar su nombre por el de “Tito”.
La pequeña
asistía junto a sus padres a charlas sobre identidad de género con
asesoramiento jurídico y psicológico.
Jorge Visca,
el psicólogo que la atendió, declaraba: “Tuve que dejar muchas cosas que había estudiado
de lado y empaparme de otras ideas y conocimientos. La historia de Tito fue
también para mí un antes y un después”.
Por su parte,
la abogada Claudia Vega opinó: “No tenemos por qué cuestionar estas
identidades. Ese sentir es el que el Estado debe acompañar”.
Realmente un espanto. Vivimos en una sociedad de ética líquida
donde cualquier mero deseo, aún de una pequeña niña, debe ser respetado como un
“derecho”. Pero además propiamente el cambio de sexo no existe porque los
cromosomas con los que se nace son imposibles de ser cambiados.
Es obvio además
que cualquier mero deseo no constituye un derecho humano.
Esto que está
sucediendo es producto del relativismo ético que busca instaurar una
reingeniería social antinatural como parte del ataque a la familia constituida
por mujer y varón, siguiendo los dictados del nuevo orden mundial. (https://www.es.catholic.net/op/articulos/55217/cat/605/la-familia-en-riesgo-ante-la-reingenieria-social-antinatural.html).
Lo
primero es tomar conciencia del tema. Lo segundo es denunciarlo fuertemente. El
problema es que hay organismos internacionales que financian todo esto.