Alfil, 4 agosto, 2016
Luego de que el presidente Mauricio Macri asegurara que no está cerrado a la posibilidad de que se legalice la marihuana para uso terapéutico, el senador nacional Alfredo Luenzo (Chubut Somos Todos) presentó un proyecto de ley.
La iniciativa propone que el Estado se haga cargo del cultivo de la planta y contempla la creación de un Instituto de Control del Cannabis (ICC); es decir, pone a cargo del Poder Ejecutivo la tarea de llevar adelante todos los pasos necesarios hasta llegar a la etapa de elaboración de productos medicinales.
Desde hace un tiempo, Argentina permite que ingrese desde Estado Unidos un aceite a base de cannabis que alivia los cuadros de pacientes que sufren de epilepsia reactiva.
En junio, el titular de la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnologías (Anmat), Carlos Chiale, le informó a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados que la agencia permitió el ingreso de un considerable volumen de esa medicación. Se trata de un concentrado con cannabidiol, el componente principal de la planta de marihuana.
Pese a que Macri dijo que antes de avanzar en la posible liberación se van a estudiar los resultados que obtuvieron Uruguay y otro países que legalizaron la substancia, adelantándose un tanto a los acontecimientos, el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFYB) opinó que los productos con marihuana aprobados para uso terapéutico “deben venderse exclusivamente en farmacias”.
Consultado por Alfil, el titular del Colegio de Farmacéuticos de Córdoba, Germán Daniele, fue más cauto que sus colegas y valoró que el debate al respecto debe ser “maduro y plural, sin fundamentalismo y respetando la opinión de todos”.
Además, destacó la importancia de abordar el tema integralmente, sin dejar de lado los argumentos científicos ni la realidad del país; en especial, en lo referido a la seguridad.
En ese sentido, destacó que en algunos barrios de Córdoba los farmacéuticos no pueden tener en stock ciertos medicamentos, por el riesgo de ser asaltados.
En caso de que un proyecto sobre uso medicinal fuera aprobado, el profesional planteó que hay dos aspectos a considerar, previos a la etapa de eventual comercialización, a saber: quien cultiva, fracciona, envasa y controla la calidad del producto y cómo será abordado lo atinente a la prescripción médica.
Una vez cumplidos esos pasos -que según opinó Daniele deben ser supervisados por el Estado- le tocaría el turno a las farmacias, que se sumarían a la cadena de control de los remedios que se generen con derivados del cannabis, como sucede con cualquier medicamento.
Daniele hizo hincapié en la importancia de pensar mecanismos idóneos para prevenir que haya un mercado paralelo de drogas legales, algo necesario para evitar que se conviertan en substancias de abuso, como sucede con algunos psicofármacos.
También subrayó que a la hora de hablar de la posibilidad de legalizar la marihuana con fines médicos es necesario que haya estudios clínicos serios al respecto. También resaltó que no sólo la producción es importante, sino también lo relacionado a la fase de comercialización, para evitar que una actividad legal pase a ser ilegal.
Los proyectos de ley que promueven la legalización del cannabis (algunos para todos los fines y otros con destino exclusivamente médico) señalan que el cannabidiol que contiene la planta provoca un efecto sedativo en personas afectadas por determinadas enfermedades, ya que inhibe la transmisión de señales nerviosas asociadas al dolor.
Según plasmó Luenzo en el último texto que llegó Parlamento, “cada vez toman más fuerza los testimonios y experiencias positivas en tratamientos paliativos de pacientes oncológicos o en enfermedades como VIH, epilepsia y anorexia, que mediante el uso de cannabis han mejorado su calidad de vida, reduciendo dolores y diferentes síntomas correspondientes a sus patologías”.
Lo cierto es que pese a la expectativa que generaron los dichos de Macri, aún si el Gobierno de Cambiemos se decidiera a presentar una iniciativa propia o apoyara otras propuestas, habrá que esperar un buen tiempo para que el debate se dé en el Congreso Nacional.