Rebecca Oas, Ph.D and Lisa Correnti
12 de Agosto
2016 (C-Fam)
Un estudio reciente sugiere que la Organización
Mundial de la Salud, la Fundación Gates, USAID y otros grandes donantes
minimizaron, conscientemente, el aumento de riesgo del VIH por el uso de
anticonceptivos que se distribuyen a mujeres en países en desarrollo. La
creciente evidencia ha obligado al establecimiento de salud mundial a admitir a
regañadientes su preocupación.
Tanto grupos feministas como conservadores han
advertido de la relación entre el VIH y el anticonceptivo inyectable Depo
Provera (DMPA). Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el
establecimiento de salud sexual y reproductiva rechazaron reiteradamente su
preocupación, especialmente en el período previo a su empuje para captar
donantes en una masiva conferencia de planificación familiar que se llevó a
cabo en Londres en el 2012.
“Ignorar el conjunto de pruebas que se les presentó
previo a la ampliación fue perjudicial para los africanos, y gravemente
negligente”, dijo Kwame Fosu, uno de los primeros defensores de los derechos
humanos en informar sobre los peligrosos efectos secundarios. Fosu afirmó que
envió numerosas correspondencias de los efectos secundarios documentados a
todas las partes responsables, las cuales incluían la pérdida de densidad ósea
irreversible, y el doble riesgo de cáncer de mama.
Poco antes del lanzamiento masivo de la iniciativa
global de planificación familiar, FP2020, en julio 2012, dirigida por la
Fundación Gates, la OMS publicó una declaración que, esencialmente, indicaba
que el anticonceptivo Depo Provera era seguro.
De acuerdo con Fosu, Chelsea Polis, investigadora de Guttmacher
y autora principal del nuevo análisis, trabajó para la división de ayuda
exterior de EE.UU. cuando se produjo un informe “aguado” que influyó en la
posición de la OMS sobre la seguridad de Depo Provera. Esto ocurrió a pesar de
las dos décadas de evidencia que mostraban el riesgo de VIH-Depo Provera.
Tras el despliegue de FP2020 se anunció una asociación
especial con la compañía farmacéutica Pfizer la cual duplicó la producción de
Depo Provera, incluyendo una nueva versión auto-inyectable de la droga llamada
Sayana Press.
Este esfuerzo colaborativo incluyó a USAID, gobiernos
europeos, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), y a la
Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF) –quien actualmente
recibe miles de millones por la administración de la inyección.
El comunicado de prensa del Instituto Guttmacher,
anunciando el nuevo estudio de revisión, evitó cuidadosamente el alarmismo
sobre el enlace de VIH-DMPA y aparentó ser una revisión general de la
asociación entre los métodos anticonceptivos hormonales y el VIH.
El informe reporta “una reiterada falta de aumento en
el riesgo” para usuarios de otros anticonceptivos aparte del Depo Provera y
“subraya [las] diferencias entre métodos”, mientras admite “evidencia nueva y
cada vez más preocupante sobre DMPA.”
Fosu expresó su frustración sobre como la política
continúa entorpeciendo los intereses de las mujeres pobres.
“Debemos estar menos preocupados por el control de
daños y más centrados en la creciente amenaza para la salud pública mundial que
Depo-Provera ha causado, debido a que actualmente millones de mujeres lo
utilizan”, dijo a Friday Fax. “Un cambio completo de la política es necesario
para todos los involucrados”.
La Fundación Gates y el gobierno de EE.UU. son los dos
principales proveedores de fondos de la OMS y tendrán una gran influencia en
las decisiones políticas en el futuro.
Incluso si la OMS cambia su orientación, el comunicado
de prensa sugiere que ya está trabajando duro para limitar los efectos. En
particular, el nuevo informe pone de relieve que no se evidencia un vínculo
similar con el método anticonceptivo inyectable NET-EN, el cual no contiene
DMPA, u otros métodos no inyectables. Sin embargo, al igual que el DMPA, el
Enantato de Noretisterona (NET-EN) es un anticonceptivo hormonal de progestina
sintética, por lo tanto, aumenta significativamente el riesgo de cáncer de
mama.
Polis dijo anteriormente que el uso continuado de Depo
Provera sería “un beneficio para la salud pública”, a menos que el riesgo de
transmisión del VIH sea más del doble.