CATOLICIDAD,
6-8-16
El Colegio Americano de Pediatras urge a los
educadores y legisladores a rechazar todas las políticas que condicionen a los
niños para aceptar como normal una vida de suplantación química o quirúrgica de
su sexo por el sexo opuesto. Son los hechos, y no la ideología, quienes
determinan la realidad.
1. La sexualidad humana es un rasgo biológico objetivo
binario: XY y XX son marcadores genéticos saludables, no los marcadores
genéticos de un trastorno. La norma del diseño humano es ser concebido como
hombre o como mujer. La sexualidad humana es binaria por definición, siendo su
finalidad obvia la reproducción y crecimiento de nuestra especie. Este
principio es evidente por sí mismo. Los extraordinariamente raros trastornos
del desarrollo sexual, entre ellos la feminización testicular [o síndrome de
insensibilidad de los andrógenos, n.n.] y la hiperplasia suprarrenal congénita,
son desviaciones de la norma sexual binaria, todas ellas médicamente
identificables y directamente admitidas como trastornos del diseño humano. Los
individuos con trastornos del desarrollo sexual no constituyen un tercer
sexo{1}.
2. Nadie nace con un género. Todos nacemos con un sexo
biológico. El género (la conciencia y sentimiento de uno mismo como hombre o
mujer) es un concepto sociológico y psicológico, no un concepto biológico
objetivo. Nadie nace con conciencia de sí mismo como hombre o mujer; esta
conciencia se desarrolla con el tiempo y, como todos los procesos de
desarrollo, puede desviarse a consecuencia de las percepciones subjetivas del
niño, de sus relaciones y de sus experiencias adversas desde la infancia.
Quienes se identifican como "sintiéndose del sexo opuesto" o como
"algo intermedio" no con forman un tercer sexo. Siguen siendo hombres
biológicos o mujeres biológicas{2},{3},{4}.
3. La creencia de una persona de que él o ella es algo
que no es, constituye, en el mejor de los casos, un signo de pensamiento
confuso. Cuando un niño biológicamente sano cree que es una niña, o una niña
biológicamente sana cree que es un niño, existe un problema psicológico
objetivo en la mente, no en el cuerpo, y debe ser tratado como tal.
Estos niños padecen disforia de género. La disforia de
género, antes denominada trastorno de identidad de género, es un trastorno
mental así reconocido en la más reciente edición del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-V){5}. Las teorías psicodinámicas y
de aprendizaje social sobre la disforia de género o trastorno de identidad de
género nunca han sido refutadas{2},{4},{5}.
4. La pubertad no es una enfermedad, y los
bloqueadores hormonales pueden ser peligrosos. Reversibles o no, los
bloqueadores hormonales inducen un estado de enfermedad -la ausencia de pubertad-
e inhiben el crecimiento y la fertilidad en un niño que antes era
biológicamente sano{6}.
5. Según el DSM-V, hasta un 98% de niños con género
confuso y hasta un 88% de niñas con género confuso aceptan finalmente su sexo
biológico tras pasar la pubertad de forma natural{5}.
6. Los niños que utilizan bloqueadores hormonales para
reasignación de sexo necesitarán hormonas cruzadas al final de la adolescencia.
Las hormonas cruzadas (testosterona y estrógenos) se asocian con riesgos para
la salud, entre ellos hipertensión, coágulos de sangre, derrame cerebral y
cáncer{7},{8},{9},{10}.
7. Las tasas de suicidio son veinte veces mayores
entre los adultos que utilizan hormonas cruzadas y sufren cirugía de
reasignación de sexo, incluso en Suecia, que se encuentra entre los países con
mayor respaldo LGBT{11}. ¿Qué persona compasiva y razonable condenaría a ese
destino a chicos jóvenes sabiendo que tras la pubertad hasta un 88% de las
chicas y un 98% de los chicos aceptarán la realidad y alcanzarán un estado de
salud física y mental?
8. Condicionar a los niños a creer que es normal estar
toda la vida sustituyendo química y quirúrgicamente su propio sexo por el
opuesto constituye un abuso infantil. Respaldar la discordancia de género como
algo normal a través de la educación pública y de las políticas legales
confundirá a hijos y padres, llevando a muchos niños a acudir a "clínicas
de género" donde les administren fármacos bloqueadores hormonales. Esto, a
su vez, virtualmente asegura que ellos "elegirán" recibir hormonas
cruzadas cancerígenas o de un modo u otro tóxicas, y probablemente considerarán
innecesariamente, cuando sean adultos jóvenes, la mutilación quirúrgica de sus
órganos sanos.
21 de Marzo de 2016.
Michelle A. Cretella, M.D.
Presidente del Colegio Americano de Pediatras
Quentin Van Meter, M.D.
Vice Presidente del Colegio Americano de Pediatras
Endocrinólogo Pediátrico
Paul McHugh, M.D.
Profesor distinguido por la Universidad del Servicio
de Psiquiatría de la Escuela de Medicina del Johns Hopkins y anterior jefe de
psiquiatría del Hospital Johns Hopkins
Referencias:
{1} Consortium on the Management of Disorders of Sex
Development, Clinical Guidelines for the Management of Disorders of Sex
Development in Childhood, Intersex Society of North America, 25-3-2006.
{2} Kenneth J. Zucker y Susan J. Bradley, “Gender
Identity and Psychosexual Disorders”, enFocus. The Journal of Lifelong Learning
in Psychiatry, vol. III, nº 4, otoño de 2005 (págs. 598-617).
{3} Neil W. Whitehead, “Is Transsexuality biologically
determined?”, en Triple Helix, otoño de 2000, págs. 6-8; véase también Neil W.
Whitehead, “Twin Studies of Transsexuals” (descubre discordancias).
{4} Sheila Jeffreys, Gender Hurts: A Feminist Analysis
of the Politics of Transgenderism, Routledge, Nueva York, 2014, págs.1-35.
{5} American Psychiatric Association, Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders, 5ª edición, Arlington (Virginia),
American Psychiatric Association, 2013 (págs. 451-459). Véase a partir de la
página 455 los índices de persistencia de la disforia de género. [La cita se
refiere a la edición norteamericana. Para la edición española, pincha aquí.]
{6} Wylie C. Hembree et al, "Endocrine treatment
of transsexual persons: an Endocrine Society clinical practice guideline",
en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism,2009 (94), 9, págs.
3132-3154.
{7} Michelle Forcier y Johanna Olson-Kennedy,
“Overview of the management of gender nonconformity in children and
adolescents”, en UpToDate, 4 de noviembre de 2015.
{8} Eva Moore, Amy Wisniewski y Adrian Dobs,
“Endocrine treatment of transsexual people: A review of treatment regimens,
outcomes, and adverse effects”, en The Journal of Clinical Endocrinology &
Metabolism, 2003; 88(9), págs. 3467-3473.
{9} FDA (Federal and Drug Administration),
comunicación sobre la seguridad de productos de la testosterona.
{10} Organización Mundial de la Salud, clasificación
de los estrógenos como cancerígenos.
{11} Cecilia Dhejne et al, “Long-Term Follow-Up of
Transsexual Persons Undergoing Sex Reassignment Surgery: Cohort Study in
Sweden”, en PLoS ONE, 2011, 6(2). Trabajo del departamento de Neurociencia
Clínica, división de Psiquiatría, Instituto Karolinska, Estocolmo.