Por Provida Latam · Washington, Estados Unidos ·
08/06/2016
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU con sede en
Ginebra debatirá este mes de junio el Informe del Grupo de Trabajo sobre
discriminación de la mujer fechado en abril de 2016.
Aunque el documento apela a eliminar la mutilación
femenina, tratar adecuadamente la menopausia y el envejecimiento femenino,
combatir la feminización de la pobreza y asegura un correcto tratamiento en el
parto y post-parto, también propone la legalización de la prostitución.
Pero sobretodo, se centra en el aborto: legalizar el
aborto, permitir el acceso sin control a la anticoncepción (también de
emergencia) y a la educación y formación en derechos sexuales y reproductivos.
Lo contrario –señala el documento- es propio de una
cultura “patriarcal”, viola la dignidad de la mujer, pone en riesgo su salud y
su vida y es calificado de “tortura”.
“Negar el acceso a la terminación del embarazo afecta
a la salud y a la vida de las mujeres (…) La prohibición civil, penal o
administrativa de la terminación del embarazo (…) es una forma injustificada de
control estatal. (…) Genera estigmas, discrimina, atenta contra la dignidad de
la mujer y viola los derechos humanos de las mujeres. (…) Viola la Convención
contra la Tortura. (…) Criminalizar la terminación del embarazo es una de las
más dañinas formas de instrumentalizar y politizar el cuerpo y la vida de la
mujer (…) Permitan a las adolescentes terminar con sus embarazos no deseados”.
Por si no ha quedado claro, proponen eliminar todo
tipo de “restricciones” al aborto: penas para los que las practican,
prohibición al acceso a la información, la objeción de conciencia sin
alternativas, requerimientos de terceras personas (marido, padres, juez, etc),
períodos de reflexión obligatorios y ausencia de cobertura en el seguro
público.
O sea, pretenden aborto sin control y gratuíto (es
decir, pagado por todos)
Proponen educación sexual y reproductiva. Obligatoria,
esta sí. Basada en ciencia –dicen- y alejada de tabúes y estereotipos
religioso…
Eso sí, reconocen que ningún anticonceptivo es 100%
seguro, por lo que es necesario legalizar el aborto “para que las mujeres
tengan control sobre su propio cuerpo”
Además, lamentan que el 40% de los países mantengan
legislaciones proteccionistas con la vida y consideran que “la contestación
política a los derechos de salud sexual y reproductiva son un reto global”.
Insisten en las falsas estadísticas de abortos
clandestinos: 22 millones de abortos
clandestinos que producen “según las estimaciones” (sin citar fuente) 47.000
muertes anuales.
Y ya puestos, dedican varias propuestas a evitar la
“humillación” que sufren lesbianas, transexuales y “las expresiones de género
no convencionales” (sic).
¿De verdad que el grupo de trabajo no ha sido capaz de
más?, ¿por qué no han consultado a las mujeres reales cuáles son los problemas
de salud que les preocupan?
Por cierto, muy llamativo que prácticamente no se cite
el término “aborto”, sino su eufemismo: “la terminación del embarazo”.