tiene una respuesta ante
las injusticias, asegura Arzobispo
Por María Ximena Rondón
Aci, 05 Jun. 16
El Arzobispo de Los Ángeles en Estados Unidos, Mons.
José Gómez explicó el papel que tiene la Iglesia Católica a partir de la
Doctrina Social frente a las injusticias e indignidades que sufre el ser humano
en la actualidad.
En su más reciente columna semanal, titulada “El mundo
tal y cómo debería ser”, Mons. Gómez indicó que la Doctrina Social “refleja la
sabiduría que la Iglesia universal ha ganado durante más de 2,000 años de estar
al servicio de la gente en muchas naciones diferentes, en muchas realidades
culturales, en muchos sistemas de gobierno y en muchos sistemas económicos”.
Actualmente la Iglesia en Estados Unidos se enfrenta a
una “sociedad altamente secularizada y étnicamente diversificada, modelada por
las fuerzas económicas de la globalización, por una mentalidad tecnocrática y
por un estilo de vida consumista”.
Sobre todo existe una “globalización de la
indiferencia”- citando al Papa Francisco- frente a “injusticias e indignidades”
como el aborto, la eutanasia, la discriminación racial, la restricción de la
libertad religiosa, la pobreza, la contaminación del medio ambiente, la pena de
muerte, las condiciones inhumanas en las cárceles, la inmigración, entre otras.
Mons. Gómez señaló que los católicos deben responder a
esta situación a partir de las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia
porque propone una reforma social desde una “perspectiva católica y espiritual,
no política”.
Esta implica construir el “Reino de Dios” para
“corregir las injusticias y para buscar un mundo que refleje los deseos de Dios
para sus hijos”. El Arzobispo de Los Ángeles añadió que la reforma social, la
verdadera justicia y la paz duradera sólo pueden conseguirse a través de la
“conversión del corazón y la renovación de la mente”.
“Nuestros principios nos llevan a trabajar por la
justicia y por el bien común, a proteger a los vulnerables y levantar a los
débiles, a promover la libertad y la dignidad humana y a preferir remedios que
sean personales, locales y en pequeña escala; principio que la Iglesia llama
‘subsidiariedad’”, concluyó.