Aica, 3 Jun 2016
Una niña wichí, discapacitada, fue atacada por un
grupo de hombres en tierras ancestrales de las comunidades Lhaka Honhat. Tiene
un embarazo de seis meses y el feto es anencefálico. Las autoridades
hospitalarias decidieron practicarle un aborto.
Ante esta decisión, el Instituto de la Familia y la
Vida “Juan Pablo II” de la Universidad Católica de Salta, cuya directora es
Rosa Zanca, hizo público hoy un comunicado en el que fija su posición moral.
El comunicado está precedido por un texto del doctor
René Favaloro: “En cada acto médico debe estar presente el respeto por el
paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia
estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad”.
El comunicado
El Instituto de la Familia y la Vida de la Universidad
Católica de Salta ante el conocimiento del caso de la niña de la comunidad
Wichi que se encuentra cursando un embarazo de un niño anencefálico, expresa su
cercanía y dolor ante este lamentable diagnóstico y al mismo tiempo hace
pública su opinión al respecto.
Un niño con anencefalia, debido a su innegable
condición humana, merece ser tratado con respeto y dignidad, como cualquier
otro hombre. “El hecho de su grave patología no le quita dignidad ni lo
convierte en despreciable; por el contrario, lo transforma en un ser humano
sumamente frágil y digno de protección”.
Por su severa patología y su corta expectativa de
vida, es una criatura frágil e indefensa a la que hay que cuidar, y no por ello
aplicar tratamiento, hasta que devenga su inevitable muerte. Ante la
insignificancia de cualquier procedimiento médico, se impone la necesidad de
proporcionarle calor y cuidados básicos, sin incurrir en tratamientos
desproporcionados. Por lo demás, el pronóstico fatal de una criatura
anencefálica jamás justifica el aborto.
Al mismo tiempo, resulta fundamental informar,
acompañar y brindar sostén médico y psicológico a toda la familia, para poder
superar la muerte del niño.
En efecto, particularmente la mamá, necesita
contención y apoyo del personal de salud, proporcionando atención psicológica
profesional desde el primer momento, pues se trata de una madre con un hijo
gravemente enfermo.
Tener una actitud empática mejorará la sensación de
soledad y dolor, contribuyendo a la aceptación del pronóstico lamentable del
niño, preparando a todos para salir adelante tras la angustia y el dolor.
En este sentido, cabría aplicar y completar el viejo
aforismo médico: “Si puedes curar, cura; si no puedes curar, alivia; si no
puedes aliviar, consuela”, y si no puedes siquiera consolar, acompaña.
Salta, 3 de junio de 2016. Rosa Zacca, directora.+