y la "insensatez adolescente" del Último Primer Día de Clases
Aica, 11 Mar 2016
El arzobispo de la Plata y miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias Sociales y Políticas, monseñor Héctor Aguer, hizo pública una declaración en la que se refiere a las ruidosas manifestaciones de alumnos de quinto año del ciclo secudario, que durante esta semana proliferaron en diversas ciudades del país, con el propósito de festejar “el último primer día de clase”, un “festejo” al que el prelado califica de “una nueva insensatez adolescente”. La declaración dice:
“Durante la semana que concluye, varias madrugadas, los vecinos de la ciudad han sido despertados a deshora por esa nueva insensatez adolescente que es el festejo del “último primer día”. Lo que me apena es que los protagonistas de esa costosa y ridícula algazara hayan sido alumnos de colegios católicos; la mayoría de ellos, seguramente, habrán cursado en tales instituciones desde el jardín de infantes. ¿Qué hemos logrado?
“No se me oculta que estas modas descolocan a las autoridades escolares y cuentan con la complicidad de las familias. Sé de un caso en que los padres consiguieron ‘negociar’ con sus hijos que por lo menos pasaran la velada en un lugar seguro.
“Afortunadamente yo me eduqué en colegios estatales, que eran excelentes por aquella época; éramos pobres, no existían prácticamente los más accesibles colegios parroquiales, y mis padres jamás hubieran podido pagar la cuota de uno regido por una congregación religiosa.
“Me pregunto cuánto habrán gastado nuestros chicos y chicas sólo en comprar las bombas de estruendo. Justamente en el Año de la Misericordia, en el cual la Iglesia nos exhorta a ocuparnos de tantos hermanos que viven en la miseria. Otro tipo de festejo pudo hacerse, ciertamente, por ejemplo pasar la noche en oración para impetrar a Dios por la suerte incierta de la Argentina u organizarse para asistir y consolar enfermos en los hospitales más abandonados, e invertir en obras de caridad el dinero malgastado. Esos hubieran sido signos verdaderamente cristianos y fuente de una alegría evangélica para todos. Pienso que son gastos que, bien propuestos y preparados pueden seducir el corazón generoso de los jóvenes.
“A quienes cumplimos alguna función educativa, y en primer lugar –si fuera posible- a las familias, hechos como el que comento deben llamarnos a una seria reflexión: cómo formar cristianos auténticos en una sociedad de paganos bautizados.
“Me avergüenzo de lo sucedido, y en la medida en que me cabe una responsabilidad, pido disculpas. La Plata, 10 de marzo de 2016.+