Económicos detrás del Aborto
La Nación, editorial, 10 de julio de 2018.-
La historia de la legislación en materia de aborto
pone en evidencia el activo y determinante rol de varias e importantes
organizaciones internacionales en pro de su legalización. Por eso, no llama la
atención que las consignas que la apoyan sean similares, aquí o en cualquier
parte del mundo, y, en general, con origen en países desarrollados.
Un estudio de Mary Ziegler, profesora de la
Universidad de Florida, Estados Unidos, destaca cómo el trascendente fallo “Roe
vs. Wade”, que despenalizó el aborto en ese país en 1973, sentó precedente y
sirvió para cambiar el eje de argumentación, aun cuando se confirmó luego que
la violación esgrimida por la actora para plantear el caso era mendaz. Destaca
esta investigación que, con posterioridad a la Conferencia de Población y
Desarrollo de Bucarest, de 1974, en la que fracasó el argumento del control
demográfico, se produjo un cambio de discurso a favor del aborto
reivindicándolo a partir de entonces como un derecho.
Esa fue la línea que adoptaron desde entonces las
organizaciones que abogaban por la liberalización del aborto, entre ellas la
«Asociación para la Esterilización Voluntaria», originalmente llamada
Asociación de Mejoramiento Humano para Esterilización Voluntaria, que debió
modificar su nombre por la oposición que enfrentaban sus promotores entre la
población de color en los Estados Unidos. También se cuentan entre ellas la
organización «National Organization for Women» (NOW), «Naral Pro-Choice» y la
conocida «International Planned Parenthood Federation» (IPPF).
Varios organismos multilaterales de crédito han
sostenido, en mayor o menor grado, políticas de control de la natalidad para
países de menor desarrollo, pero elevado crecimiento demográfico. Diversas
fundaciones transnacionales además de «IPPF», como la «Open Society» de George
Soros, la «Fundación Ford», la «Fundación Rockefeller», la «Fundación Gates»,
junto con organismos como la «ONU», el «Fondo de Población» de las Naciones
Unidas y la «Organización Mundial de la Salud», entre otras, además de muchos
gobiernos, contribuyeron a financiar estas políticas.
La distancia que separa el control de la natalidad de
la legalización del aborto es corta. Está sobradamente demostrado que las
campañas anticonceptivas terminan indefectiblemente siendo proabortivas.
Fundada en 1921 inicialmente como «Liga Americana de Control de la Natalidad»
(American Birth Control League) por la activista Margaret Sanger, «IPPF» es hoy
la principal organización que pugna por la legalización del aborto en todo el
mundo. Ziegler señaló a esta institución como una de las que lideraron el
cambio de retórica que mencionábamos, pretendiendo instalar el aborto como
derecho.
Según surge de sus últimos balances a 2017, publicados
en su página oficial (www.ippfwhr.org),
«IPPF» se financia con 84 millones de dólares provenientes de gobiernos de
distintos países, sobre todo de Estados Unidos, el Reino Unido, Suecia,
Noruega, Dinamarca, Holanda y Australia, y 19 millones provenientes de
fundaciones como las mencionadas.
La presencia de esta red en organizaciones argentinas
se constata a través de los millonarios fondos aportados por «IPPF» en los
últimos años. Algunas de las destinatarias son la «Fundación para la Salud del
Adolescente, para la Salud Integral con Perspectiva de Género y Derechos»
Asociación Civil (FUSA), «Católicas por el Derecho a Decidir» Argentina,
«Centro de Estudios de Estado y Sociedad», Asociación Civil «Amnistía
Internacional» Argentina y «Centro de Estudios Legales y Sociales» (CELS),
entre otras. Muchos referentes de estas organizaciones expusieron en las
reuniones informativas que tuvieron lugar durante mayo último en el Congreso de
la Nación.
Con sedes estratégicamente ubicadas en inmediaciones
de universidades americanas, «Planned Parenthood» se define como una
organización preocupada por la salud que brinda asesoramiento a jóvenes. En
2015, debió responder ante denuncias por ventas de órganos y tejidos fetales de
niños abortados en avanzado estado de gestación para investigación. «Planned
Parenthood» lo negó. Hace un par de semanas, 56 miembros del Congreso americano
también pidieron que se la investigara en relación con encubrimientos de
violaciones y abuso sexual. Últimamente algunos estados norteamericanos le
retiraron la cobertura por seguros de salud, el gobierno de Estados Unidos le
anuló los millonarios subsidios y hoy «IPPF» alerta sobre la falta de
financiamiento de sus programas globales proaborto.
Es de esperar que, entre otras enmiendas, nuestros
senadores reparen la omisión en que incurrieron los 129 diputados que le dieron
sanción a un proyecto que no incluye la prohibición del uso de embriones,
tejidos y órganos de niños abortados, evitando el extremo posible y repudiable
de lucrar con los fetos.
Durante mucho tiempo, se sindicó al «Consejo Nacional
Asesor en Políticas Monetarias y Financieras» (National Advisory Council on
International Monetary and Financial Policies) como uno de los organismos que
apoyan programas que promueven el aborto, algo que ha comenzado a quedar atrás
con la actual administración americana, que no da lugar a ningún tipo de
promoción posible sobre el tema aborto y que está retomando una senda que
prohíbe a las ONG que reciben fondos federales promover o realizar abortos en
otros países.
Si bien la mayoría de los organismos internacionales
de crédito han omitido incorporar explícitamente entre sus condicionamientos la
legalización del aborto, en algunos de sus documentos la han insinuado o
apoyado. Así, por ejemplo, un documento del «Banco Mundial» de 2010, “Los límites
de la ley. La salud reproductiva en la Argentina”, en el que se recomienda la
legalización del aborto. Natalia Gherardi, una de sus editoras, expuso en las
reuniones informativas en nuestro Congreso en su calidad de directora del
proyecto «ELA», Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, financiado por las
Naciones Unidas. Hoy, debemos también reconocer que más recientemente el «Banco
Mundial» contribuye con programas de prevención de embarazos adolescentes sin
abortos, que han demostrado ser exitosos.
En diciembre de 2017, el «Banco Mundial» otorgó un
préstamo al Ministerio de Salud de la Nación orientado al acceso universal a la
salud. No hace referencia al aborto ni a los derechos reproductivos; sin
embargo, la «Fundación Bill y Melinda Gates» estará a cargo de proveer y
financiar asistencia técnica como parte del proyecto. Esta fundación del
creador de Microsoft fomenta los mandatos contraceptivos en países
subdesarrollados, y es una de las financistas de «Planned Parenthood».
Cuando el debate sobre una cuestión tan delicada e
importante como la que involucra la vida de inocentes se plantea en nuestra
sociedad, nos preguntamos si no debemos encender las alarmas ante quienes
pretenden imponernos ideologías que nos son ajenas y que condicionan nuestro
futuro mucho más que cualquier préstamo internacional.
Muchos se rebelan ante cualquier obligación que
comprometa millonarios pagos a futuro, pero pueden al mismo tiempo permanecer
impertérritos ante la dolorosa realidad de miles de vidas de argentinos que se
verán cercenadas antes de nacer.