Debería llamar la atención la declaración por parte de la UNESCO, del yoga como Patrimonio de la Humanidad, puesto que no se cita ningún fundamento que no provenga de sus cultores y promotores.
Simultáneamente, en Estados Unidos se anuncia que los remedios homeopáticos llevarán una etiqueta, aclarando que no se reconocen sus efectos, por carecer de fundamento científico. Es cierto que la medicina homeopática hace hincapié en el enfermo, en su personalidad y antecedentes, por lo cual el mismo remedio no puede utilizarse para la misma enfermedad en personas diferentes, lo que dificulta la investigación en un universo estadístico amplio. Sin embargo, existen suficientes constancias verificables de los resultados obtenidos; a esto debe agregarse que quienes atienden a los pacientes son médicos, graduados en las mismas facultades donde estudian quienes optan por la medicina alopática.
No podemos evitar preguntar: ¿sobre el prana, el apana, y el samadhi, existen evidencias científicas de su existencia y modo de funcionamiento?
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El yoga ya es patrimonio de la humanidad
Clarin.comSociedad01/12/16
El yoga, una de las más antiguas prácticas saludables
de la India, fue declarado hoy Patrimonio de la Humanidad por la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), una
decisión unánime que recibió de inmediato el respaldo del Ministerio de Cultura
de la India.
"El yoga es una práctica que mejora la calidad de
las energías vitales mediante la respiración profunda y acrecienta su circulación
en las áreas glandulares", dijo Indra Devi, fallecida en 2002, quien fue
la más importante impulsora de la disciplina en Occidente.
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En el yoga, el "prana"
-la energía que se obtiene con la inhalación del oxígeno- es primordial y
durante la práctica llamada pranayama,
el yogui dirige el flujo del prana hacia abajo, hacia el plexo pélvico, donde
se mezcla con el apana, el aire que se encuentra en el intestino inferior.
Cuando el flujo del prana y del apana se juntan, el
canal central de la columna vertebral, en la parte superior de la cabeza, se
alcanza el samadhi, la iluminación,
lo que es la meta de toda práctica yóguica.