Por Héctor GIULIANO
(2.11.2013).
El 10.10 pasado la
administración Kirchner dio a conocer un acuerdo celebrado con cinco acreedores
en relación a juicios perdidos por la Argentina ante el CIADI, Tribunal Arbitral del
Banco Mundial (BM).
Esta noticia se
difundió pocos días después de iniciada la licencia por enfermedad de la
presidenta Cristina Fernández – cuyo inicio fue el 5.10 y la operación el día 8
– y, a la vez, durante el tramo final de la campaña electoral por la renovación
parlamentaria del 27.10, si bien se entiende que los acuerdos habrían sido
establecidos durante el viaje del ministro Lorenzino a Washington del 18.9.
La clave de estos
arreglos parece estar en la nueva fórmula de pago de fallos externos con deuda
pública y en la aceleración de los tiempos de la Hoja de Ruta Boudou para
volver al Mercado Internacional de Capitales.
EL ARREGLO CON LOS FB
DEL CIADI.
Las sentencias en contra
de nuestro país por reclamos de empresas extranjeras, que se arrastraban desde
la salida de la
Convertibilidad , se produjeron en los últimos años y su
cumplimiento venía siendo dilatado por el gobierno sin mayores perspectivas de
éxito, salvo como forma de ganar tiempo en el diferimiento de los pagos.
Lo mismo que en el
caso de los bonistas que no entraron en el Megacanje Kirchner-Lavagna de
2005-2010 (los holdouts) la estrategia legal seguida en cuanto aceptar la
competencia de tribunales extranjeros y no cuestionar la legitimidad de las
acreencias reclamadas hacía que inexorablemente esos juicios iban a ser
perdidos y nuestro país tendría, temprano o tarde, que afrontar los arreglos de
pago pertinentes.
Esto era así y lo va
a seguir siendo porque el gobierno Kirchner mantiene su decisión de no
investigar las irregularidades de origen y refinanciamiento de las obligaciones
de la Deuda Pública ,
porque – después de 10 años de gestión – mantiene al país en el marco de los
Tratados Bilaterales de Inversión (TBI) firmados en la década del ´90 que
suponen garantías y privilegios a favor de las Empresas Extranjeras y porque
sigue aceptando en sus convenios de nueva deuda externa la prórroga de
jurisdicción a tribunales externos y los mecanismos de arbitraje
correspondientes.
Dentro de este
contexto, el acuerdo con los acreedores de 5 juicios perdidos ante el CIADI
constituiría un “caso testigo” dada la existencia de entre 30 y 40 reclamos de
este tipo todavía pendientes ante tribunales internacionales.
Después de largos
años de trámites judiciales y de pleitos perdidos el gobierno ha dado ahora
pasos concretos en este asunto específico del cumplimiento de las sentencias.
Según la Resolución del
Ministerio de Economía 598/2013 se aprueba un Modelo de Convenio – denominado
“Acuerdo Transaccional” – para ser firmado con cada uno de los acreedores por
los laudos arbitrales del CIADI.
El acuerdo rige para
cinco titulares que no en todos los casos son los reclamantes originales sino
compañías financieras que compraron los derechos de las sentencias, esto es, al
modo de los denostados “fondos buitre” (FB) en cuanto a bonos públicos:
1. Blue Ridge Investment LLC, por la
denuncia de CMS Gas Transmission Company.
2. CC-WB Holding LLC, por el reclamo de
Continental Casuality Company.
3. Vivendi Universal SA y Compañía de
Aguas del Aconquija SA.
4. Azurix Corporation. Y
5. NG-UN Holdings LLC, por el reclamo de
Grid PLC (en el ámbito de la comisión arbitral para el Derecho Mercantil
Internacional de Naciones Unidas).
Según informaciones
periodísticas, los derechos de CC-WB (2) y NG-UN (5) habrían sido traspasados
recientemente a Gramercy Funds Management, una firma que estaría vinculada al
vicepresidente Boudou vía Arcadia, de Marcelo Etchebarne, en hechos
relacionados con la reapertura del canje en 2010.
a) El gobierno argentino no paga los laudos
arbitrales en efectivo sino con bonos de la Deuda Pública.
b) Los importes por Capital se abonan con
títulos Bonar X, vencimiento en 2017 y tasa de interés del 7 % en dólares.
c) Los importes de Intereses se abonan con
títulos Boden 15, vencimiento 2015 y tasa también del 7 % anual.
Conforme los términos
de la Resolución
598 la propuesta de acuerdo que dio base a este arreglo fue iniciativa de las empresas
titulares de los derechos sobre los laudos del CIADI y se habrían efectuado
entre el 9 y el 13 de Agosto pasado.
Según el Comunicado
de Prensa del Ministerio de Economía (MECON) - que informa muy escuetamente
sobre los números de la operación - la suma a pagar por los cinco laudos en
firme del CIADI es de 677 Millones de Dólares (MD) de Monto total (Capital más
Intereses).
Sobre este importe
los acreedores habrían acordado efectuarle una quita a la Argentina del 25 % - 171
MD – de modo que el neto a pagar resultante sería de unos 500 MD (506).
Además, los
acreedores comprarán nueva deuda por bonos BAADE – emitidos para el último
blanqueo de capitales – por el 10 % del importe total de los laudos: 68 MD.
Es decir que – según
la información oficial - el gobierno emitirá nuevas obligaciones por un total
de 568 MD cuyo cumplimiento le caería a la futura administración que asuma a
fines de 2015.
El MECON no ha
editado hasta el momento informaciones desagregadas que permitan analizar las
cifras, los cálculos y, por ende, los resultados concretos de las operaciones
realizadas.
Paralelamente - por
Decisión Administrativa 830/2013 del Jefe de Gabinete Abal Medina - se
autorizaron las modificaciones presupuestarias correspondientes sobre el
Ejercicio 2013 formalizando así el nuevo mecanismo de pago de sentencias
judiciales – que son deudas no registradas
- con títulos de la
Deuda Pública.
Esta “innovación” es
importante porque abre la puerta a una nueva modalidad de incremento del
endeudamiento público – aplicable a todo juicio contra el Estado (CIADI,
Holdouts, Proveedores, Jubilados, etc.) – lo que puede terminar elevando el
stock de la deuda argentina a niveles impredecibles.
CONTEXTO DEL ACUERDO.
En el último trabajo
del autor sobre el problema de la
Deuda ya se enumeraba
una serie de señales en materia de nuevo endeudamiento público que indicaría
claramente que los acontecimientos se precipitan en esta materia.
Hechos relevantes se
están produciendo en estos días y las noticias reflejan los cambios en este
sentido:
a) El acuerdo con los acreedores del CIADI,
que abre la puerta a toda una lista de futuros arreglos de pago de sentencias
con bonos del Estado.
b) El uso del BAADE – Bono Argentino de
Ahorro para el Desarrollo Económico – habilitado originariamente para el último
blanqueo de capitales como nuevo título de deuda de colocación generalizada
(para lo cual se autorizó la ampliación del monto en otros 1.000 MD).
c) El destrabe de nuevos préstamos del
Banco Mundial – del que depende el CIADI – a través de la aprobación del
programa de Estrategia de Asistencia al País (EAP) para el trienio 2014-2016,
que implica créditos por 3.000 MD, de los que 1.000 MD se espera sean otorgados
en lo que resta del 2013.
d) El paralelo acuerdo ya firmado con el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por otros 3.000 MD, contando con un
desembolso de 1.200 MD para lo que falta del 2013.
e) La aceleración de las negociaciones con
los denostados “fondos buitre” beneficiados por los fallos de Nueva York – con
el fondo NML Elliot, de Paul Singer, a la cabeza – para tratar de llegar a un
arreglo también con los mismos en base a la nueva fórmula de pago con bonos (ya
sea por arreglo directo, por tercerización de otros bonos – como el caso
Gramercy – y/o por consenso con los bonistas que ya entraron en el Megacanje).
f) Las conversaciones sostenidas con el
Fondo Monetario (FMI) para instrumentar el nuevo IPC Nacional en reemplazo del
Índice de Precios actual del INDEC y también la posibilidad de retorno a las
revisiones anuales del Artículo IV del Estatuto del Fondo, con lo que se
normalizarían las relaciones con nuestro país y con el Grupo de los 20.
g) El avance paralelo hacia un arreglo de la Deuda Externa con
los países del Club de París – vinculado formalmente a la cuestión de la Auditoría del FMI – que
destrabaría, a su vez, una serie de Inversiones Extranjeras hacia la Argentina.
h) La tolerancia frente a la impresionante
Deuda Externa Privada acumulada en la Argentina debido a la falta de divisas del Banco
Central (BCRA).
i) La asistencia de otros Bancos
Centrales (como el Banco de Francia, por 3.000 MD) y de Organismos Financieros
Internacionales (como el BIS de Basilea)
al BCRA para tratar de sostener su grave posición de reservas netas.
j) La creciente Deuda en moneda
extranjera o deuda en pesos indexada por tipo de cambio (dólar linked) que
están contrayendo las Provincias (incluyendo particularmente la CABA ) con autorización y
garantía de la Nación.
k) El paralelo aumento de la Deuda Pública
Indirecta – Empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios –
que se está registrando (con YPF a la cabeza) y del que el gobierno no da
información consolidada alguna.
l) El aumento de las Tasas de Interés del
Mercado derivado del incremento del piso de las tasas que fija el BCRA con su
deuda cuasi-fiscal a corto plazo por Lebac/Nobac (hoy del orden del 18 %
anual).
m) La suba de los movimientos de Bolsa y la
mejora de cotización de los títulos públicos. Y
n) La baja de la sobretasa por Riesgo
País, a unos 900 PB (Puntos Básicos, según el Índice EMBI+ de JP Morgan).
Se trata de una serie
de indicios inequívocos en el sentido que el gobierno Kirchner – pese al
grandilocuente discurso oficial del “des-endeudamiento” - avanza hoy, en
cambio, aceleradamente en el cumplimiento de la Hoja de Ruta del entonces Ministro de Economía y
hoy Vicepresidente Boudou, que preveía tres pasos esenciales para “normalizar” la Deuda Pública Argentina:
1. La liquidación de los juicios de los Holdouts y los reclamos en el CIADI, 2.
El arreglo de la Deuda
Externa con los países del Club de París, y – cumplidos los
dos pasos anteriores – 3. Volver al Mercado Internacional de Capitales para
colocar Deuda (que era, en realidad, el objetivo primario y no conseguido del
Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005).
CIADI Y CRISIS DE
DEUDA.
Porque una crisis
permanente por iliquidez frente a una deuda impagable es una crisis de
estructura financiera del Estado.
Los gobiernos de
turno y la clase política en general son cómplices del Sistema de la Deuda , que es un sistema de
Deuda Perpetua, en el que los pasivos por Principal no se amortizan nunca sino
que se refinancian continuamente y a la vez se toma más deuda, todo lo cual
incrementa la suma de intereses a pagar.
Este mecanismo lleva
inexorablemente a que la Deuda
siempre sigue aumentando y los
requerimientos de financiamiento final externo devienen “necesarios” porque el
sistema está armado por el establishment financiero para eso: para volver a
endeudarse.
1. Períodos de toma de Deuda sin capacidad
de repago alentados por expectativas artificiales de obtención de préstamos
“manejables”.
2. Punto de saturación o inflexión, a partir del cual se
empieza a desnudar la tradicional insolvencia fiscal frente a las obligaciones
contraídas durante la etapa 1.
3. Estrangulamiento del perfil de
vencimientos que obliga a la entrada en régimen de emergencia financiera fiscal
(retraso cambiario, aumento de las tasas de interés, aumento de la Presión Tributaria ,
intento de contención del Gasto Público, freno al aumento de los salarios
reales, uso de fondos fiscales de reserva, etc.) y pasaje a una
re-estructuración de pasivos generalizada.
4. Vuelta al Mercado Internacional de
Capitales sobre la base de las nuevas refinanciaciones especiales con el
argumento de mejora relativa en las condiciones de endeudamiento, fácil
disponibilidad de créditos externos y esencialmente “confianza”. Con lo que el
ciclo vuelve a empezar.
Dentro de este
esquema – al que hemos hecho referencia en otras oportunidades pero no es aquí
del caso volver a desarrollar – cabe una aclaración importante: las Crisis de
Deuda usualmente se manifiestan en la etapa 3 del Ciclo pero son confundidas
con un fin de ciclo, lo que es erróneo porque las Crisis son parte del Ciclo;
más aún, son la clave del Ciclo de Deuda.
Cuando se llega a la
transición entre las etapas 3 y 4 siempre se ensayan nuevas alternativas
financieras de continuación – la capacidad de inventar variantes especulativas
es hoy casi infinita – con lo que se producen diferencias de forma o
presentación en los mecanismos de refinanciamiento pero la esencia de los
procedimientos de fondo sigue siendo la misma: el reciclado de deuda, la toma
de deudas nuevas y el mantenimiento de la incapacidad de repago que garantiza a
los prestamistas financieros la perpetuidad del Sistema.
Dentro de este
encuadramiento devienen más entendibles las innovaciones financieras
presentadas a lo largo de los últimos 35 años de Deuda Pública Argentina: Deuda
Externa “barata” por el auge de los petro-dólares en la época del Proceso
Militar, re-estructuraciones democráticas con los Planes Austral y Primavera
ligados a los Acuerdos de Nueva York de 1985-1987 bajo la administración
Alfonsín, Convertibilidad y Plan Brady 1992-1993 bajo la administración
Menem-Cavallo, Blindaje-Megacanje 2001-Default (como “accidente” forzado del
Ciclo) bajo De la
Rúa-Cavallo , Endeudamiento por Pesificación bajo la
administración Duhalde (2002) y Megacanje Kirchner-Lavagna 2005-2010 bajo la
actual administración K.
Todas estas
experiencias de re-estructuraciones fueron presentadas en su momento como
negociaciones “exitosas” pero terminaron invariablemente en fracasos y nuevas
Crisis de Deuda, es decir, en procesos de “barajar y dar de nuevo” replanteando
los términos de endeudamiento; pero sin salir nunca de la trampa básica del endeudamiento,
que es la toma de deuda sin capacidad de repago.
Hoy la nueva fórmula
de “pago de juicios con bonos” aparece como una variante innovadora después de
agotar las posibilidades de la
Deuda intra-Estado (fundamentalmente: uso de reservas
internacionales para pago de Deuda Externa y vaciamiento de fondos públicos
utilizados para el pago de Deuda Interna).
Esta fórmula sería
presentada como una alternativa de solución al problema de los juicios contra
el Estado y como un primer paso para destrabar el regreso de la Argentina a los Mercados
de Capitales.
Con ello se trata
además de soslayar el reconocimiento del fracaso del Megacanje Kirchner-Lavagna
de 2005-2010 (que llevó al uso masivo de la Deuda intra-Estado) y se busca enmascarar la
nueva situación de Crisis de Deuda que caracteriza el paso de la etapa 3 a la 4
del Ciclo: el intento de nuevas formas de refinanciación para garantizar la
continuidad del Sistema de Deuda Perpetua.
EN CONCLUSIÓN:
El fin del mito del
Modelo – contradicho con el agotamiento de los superávits gemelos (fiscal y
externo) – ha ido paralelo a la falsía del Des-endeudamiento.
El extraordinario
crecimiento de la Deuda
intra-Estado ha operado funcionalmente como “préstamo-puente” interno hasta
agotar los recursos fiscales acumulados a costa de la descapitalización del
BCRA (por salida de capitales y por uso de reservas en gran escala para pagar
Deuda Externa), a costa del desfinanciamiento de los Organismos Nacionales (con
el Fondo de la ANSES
a la cabeza) y también a costa de comprometer los recursos crediticios del
Banco Nación y desviar fondos presupuestarios de sus destinos específicos.
Pero – como lo
veníamos señalando repetidamente – la política de Deuda intra-Estado tenía un
tope y ese límite parece haber llegado.
Ahora nos encontramos
ante la paradoja que el traspaso masivo de Deuda Externa con Terceros –
Acreedores Privados y OMC – a Deuda interna con el propio Sector Público ha
dejado un pasivo tan enorme como impagable como carga para el Fisco mientras
todas las supuestas “buenas noticias” convergen en decir que al país se le
abren nuevamente las puertas para volver a tomar más deuda con terceros, en
especial deuda en mercados externos.
Así, mientras la Deuda intra-Estado corre el
riesgo cierto de ser pasada gradualmente a pérdida en algún momento, o licuada
por inflación, el gobierno – habiendo “desagotado” parcialmente sus
obligaciones con terceros – puede encaminarse otra vez a la “regularización”
deseada de su Deuda Pública con la adopción de nuevas formas de endeudamiento.
Faltaría sólo
determinar si este proceso de cambio – definido con el equívoco rótulo de
“transición” – será administrado por el propio gobierno Kirchner (bajo la
formulación de una “nueva etapa” del Modelo distinta del “Des-endeudamiento”) o
si será piloteado por otro que lo suceda.
En uno y otro caso -
cualquiera sea la forma de presentación de las “innovaciones”, cualquiera sea
el malabarismo verbal que se utilice para encubrir la realidad de los cambios,
cualquiera sea el grado de apoyo de la partidocracia con representación
parlamentaria y de la opinión pública conducida por los grandes medios del
establishment – la administración que pilotee esta transición hacia el nuevo
endeudamiento puede terminar pagando un alto costo político. Sólo el costo
político, porque el costo financiero y económico lo seguirá pagando el pueblo
argentino a través de la
Política de Estado de la Deuda Pública.