Jorge Ocantos
La Prensa, 24.02.2020
Hace unos días el Papa
Francisco tuvo una importante intervención ante la directora del Fondo
Monetario Internacional, abogando por la situación de los países endeudados
para que no se les exija pagar sus deudas con sacrificios insoportables.
La intervención del Papa me
hizo recordar lo que enseñaba al respecto hace casi 50 años Carlos A. Sacheri.
En su pequeña obra (en
tamaño pero no en grandeza) “El orden natural”, que bien puede ser presentada
como un compendio de Doctrina Social de la Iglesia, en el capítulo referido a
“La economía internacional”, nos decía que:
“… las inversiones y
créditos juegan un papel importantísimo pero instrumental … resulta gravísimo
que tal relación se invierta y que la producción de un país esté directamente
subordinada a la voluntad de lucro de grupos inversores. Esto ha alcanzado en
la actualidad una cobertura institucional, puesto que instituciones como el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional imponen a los países en
desarrollo una política suicida, … . Esto pone de manifiesto que el actual caos
económico internacional tiene raíces espirituales y morales, y no económicas ni
técnicas. Una justa solidaridad por parte de los grandes países, en apoyo de
los más débiles, es indispensable, …”.
Ojalá que sus palabras tan
claras y proféticas sirvan para recordar la vigencia de lo perenne que tiene su
magisterio.
Y, esperemos que pronto se
pueda seguir con su proceso de beatificación que (al menos hasta donde es de mi
conocimiento), de momento, se encuentra detenido merced a un dictamen basado en
una conjetura antes que en la elocuencia de los hechos.