Fascismo
y socialismo fueron condenados por Achille Ratti, sin mostrar rupturas con su
antecesor. Por el contrario, su encíclica "Quadragesimo Anno" exalta
de la "Rerum Novarun" sus puntos capitales, su finalidad y sus
beneficios.
La Prensa, 02.02.2020
Por Bernardino Montejano
En su artículo "Señor
Trump recuerde a Johnson", publicado en La Prensa del 26 de enero, Armando
Ribas escribe lo siguiente: "el fascismo incluido en la encíclica
Quadragesimo Anno del Papa Pío XI. Ese documento fue una probada contradicción
ideológica con la encíclica Rerum Novarum en la cual el Papa León XIII había
reconocido la falacia del socialismo en su intento de igualar a los
hombres".
Esto es falso, pero en la
Argentina de Alberto Fernández y de la "vieja que es peor que el
tuerto", pareciera que lo falso, lo erróneo y lo verdadero, tuvieran el
mismo derecho a la existencia.
Y no es así; como decía Pío
XII, "lo que no responde a la verdad y a la norma moral no tiene
objetivamente derecho alguno ni a la existencia, ni a la propaganda, ni a la
acción" (Discurso Comunidad Internacional y tolerancia, en Documentos
políticos, B.A.C, p. 1013). La verdad une, el error disgrega. Por eso, trataremos
de aclarar este entuerto.
En primer lugar, la Iglesia no tiene ideología, sino
doctrina (remitimos a nuestra tesis doctoral publicada por Abeledo Perrot,
con el título: "Ideología, racionalismo y realidad").
En
segundo lugar, el fascismo no fue incluido en ninguna encíclica, sino criticado
con severidad, incluso en un documento dedicado a sus errores políticos, a sus
intentos torcidos de separar a la Iglesia de la juventud, al monopolio de la
enseñanza, a la violación por parte del régimen de los derechos de las almas y
de la Iglesia (Non abbiamo bisogno, en Documentos. cit. págs. 578 y ss).
En tercer lugar, existe una
continuidad en el pensamiento de León XIII y Pío XI, cuya encíclica
Quadragesimo Anno se abre con un recuerdo de la Rerum Novarum, de la ocasión
del documento, de sus puntos capitales, de su finalidad y de los beneficios que
trajo (en Documentos. cit., págs. 693 y ss.).
En cuarto lugar y para
terminar, en la encíclica de Pío XI citada se lee: "Socialismo religioso,
socialismo cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser a la
vez buen católico y verdadero socialista" (parágrafo 120 en Documentos.,
cit, p.752).
La
única igualación entre los hombres está en el llamado, porque Dios nos convoca
a todos a ser perfectos como nuestro Padre Celestial, no como canta esa canción
errónea, herética, llamada "Pescador de hombres" que excluye de la
convocatoria a los sabios y a los ricos: "no has buscado ni a sabios ni a
ricos" y que tantos cantan sin pensar lo que dicen en nuestras iglesias
animados por pastores con "olor a oveja", contentos de cantar, como
reales zurdos resentidos más allá de las apariencias, que reniegan de la gesta
conquistadora "en mi barca no hay oro ni espadas", como si la espada
no hubiera en tantos casos abierto el camino de la cruz, que buscan "hacer
lío" en vista de ser obispos.
Esa convocatoria se
encuentra en la Quadragesimo Anno, cuando el Pastor, el siervo de los siervos
de Dios, invita a volver a los desertores católicos que habían abrazado el
socialismo: "Persuádanse de que en ninguna otra parte podrán hallar una
más completa felicidad, aun en la tierra, como junto a Aquél que por nosotros
se hizo pobre siendo rico, para que en su pobreza fuésemos ricos nosotros: que
fue pobre y trabajador desde su juventud; que llama a sí a todos los agobiados
por sufrimientos y trabajos para reconfortarlos plenamente con el amor de su
corazón; que, finalmente, sin ninguna acepción de personas, exigirá más a quien
más se haya dado y dará a cada uno según sus méritos" (parágrafo 126, en
Documentos., cit., p. 755).
Claridad en la palabra de
los Papas de ese tiempo que añoramos los fieles en la ambigüedad, la imprecisión
y los equívocos del magisterio de hoy.